En los diez barrios controlados por los rebeldes en el centro de Homs, hay unos 3.000 habitantes asediados por el ejército regular desde hace más de 600 días, que sobreviven a duras penas comiendo hierbas y aceitunas.
Por el momento "420 civiles fueron evacuados del casco antiguo de Homs" en aplicación del acuerdo negociado por la ONU, dijo el gobernador de Homs, Talal Barazi.
"La operación continúa", agregó el gobernador citado por la televisión.
Durante el operativo hubo disparos, de los que se acusaron mutuamente el régimen y la oposición.
El alto el fuego, acordado gracias a la ONU, está previsto hasta la noche de este domingo, para introducir ayuda en los barrios sitiados, y evacuar a civiles.
Ya el viernes, 83 mujeres, niños y ancianos fueron evacuados de la ciudad vieja.
El sábado, la tregua fue violada por unos disparos, que perturbaron el envío de ayuda humanitaria al interior de los barrios sitiados.
Los tiros tuvieron por blanco un convoy de la Media Luna Roja, que causaron cinco muertos y 20 heridos, según la ONG opositora Observatorio Sirio de Derechos Humanos. Al igual que este domingo, el régimen y los rebeldes se acusaron mutuamente de los disparos.
La máxima responsable de operaciones humanitarias de la ONU, Valerie Amos, manifestó en un comunicado su "decepción" por la violación de la tregua ocurrida el sábado, y afirmó que Naciones Unidas seguirá esforzándose al máximo "para llevar la ayuda a quienes la necesitan".
La tregua que expira este domingo tiene lugar justo antes de una nueva ronda de negociaciones entre el gobierno y la oposición, a partir del lunes en Ginebra. Las conversaciones están auspiciadas por la ONU.
La delegación del gobierno sirio, conducida por el ministro de Relaciones Exteriores, Walid Muallem, llegó el domingo a Ginebra, según anunció la televisión estatal.
Los miembros de la delegación opositora también llegaron a la ciudad suiza, afirmó a la AFP una fuente próxima a esta delegación.
La primera ronda de negociaciones concluyó hace diez días sin ningún acuerdo concreto para poner fin a la guerra en Siria, que en casi tres años se ha cobrado más de 136.000 vidas, según el opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
El régimen y la oposición parecen no obstante lejos de poder alcanzar un compromiso.
El gobierno insiste en la lucha contra el "terrorismo", el término que suele emplear para referirse a la oposición. Ésta, en cambio, pide una transición política sin el presidente Bashar al Asad, lo que para el régimen es inaceptable.
En el terreno, cerca de 300 personas (civiles y combatientes del régimen y la oposición) murieron el sábado, según el OSDH.
Entre ellos, siempre según la ONG opositora, figuran 20 hombres ejecutados por las fuerzas del régimen en Hama (centro), y una mujer y dos hombres muertos de hambre en el campo de refugiados palestinos de Yarmuk, cerca de la capital, asediado desde junio de 2013.