Sacerdotes mayas
Los sacerdotes, integrantes del Gran Consejo de Autoridades Ancestrales Mayas, lamentan además que los propios indígenas hayan sido marginados de las celebraciones oficiales que se realizarán estos jueves y viernes, con la presencia de autoridades nacionales e invitados extranjeros.
"Claro que criticamos el folclorismo maya por parte del gobierno y nos sentimos restringidos (marginados) de las actividades. Es irónico e ilógico, es como celebrar algo y que no esté invitada la persona principal", dijo a la AFP el secretario del Consejo, el sacerdote Alberto Marroquín.
El gobierno del presidente Otto Pérez ha dispuesto un programa que incluye la realización de ceremonias, conferencias, conciertos de música tradicional, danza folclórica y otras actividades en 13 escenarios del país, incluyendo sitios arqueológicos y ciudades turísticas como Quetzaltenango (oeste) y Antigua (suroeste).
En la plaza principal de Tikal, 550 km al norte de la capital, tendrá lugar el acto principal con la presencia del presidente Pérez, quien estará acompañado por su colega costarricense Laura Chinchilla y decenas de invitados especiales.
Desde el inicio, el enfoque que el gobierno ha dado a las celebraciones ha sido la atracción del turismo, algo que los líderes espirituales de los mayas consideran distorsionante del verdadero sentido de las celebración.
Los "tour" para visitantes extranjeros; la comercialización de productos y servicios con alusiones al cambio de era; la venta masiva de trajes y productos propios de la cultura maya, son algunos de los signos visibles de esa explotación comercial.
"Esto no es propiedad privada, el evento lo están comercializando como una mercancía que están vendiendo y es lamentable porque es un legado de nuestros abuelos para la humanidad", aseveró Marroquín.
Sosteniendo en su mano derecha una vara de madera ceremonial que revela su investidura, este sacerdote de sólo 25 años, considera además ofensivo que se haya fabricado mentiras sobre el fin del mundo en torno a la conclusión de una era de 5.200 años que marca el calendario maya.
"Ni magos ni brujos"
"Nosotros no somos magos ni brujos, el sentido real es que somos científicos de pensamiento propio. Esa asociación apocalíptica no es nuestra forma de pensamiento, es algo injusto que el ser humano éste metiendo miedo al ser humano para acaparar este acontecimiento", apuntó.
Mientras tanto, arrodillada frente al majestuoso templo del Gran Jaguar, la indígena María Salomé Chonay eleva plegarias al creador de la vida para que este viernes 21 haya "un nuevo amanecer sin discriminación ni violencia".
Chonay, quien es sacerdote maya Kakchiquel y miembro del Gran Consejo, también ha llegado a Tikal acompañada por varios miembros de su familia.
"Esperamos que el nuevo ciclo nos traiga la unidad para vivir mejor, en paz, tranquilidad y que se termine la violencia" dice esta líder de 65 años, quien también lamenta la comercialización que se ha hecho de este acontecimiento.
"Venimos a pedir a nuestro creador y formador la unidad, el fin del racismo y discriminación, así como la violencia, por eso me siento con suerte de estar aquí y estoy agradecida con el Ajau (creador)", sostuvo la líder indígena que lucía su tradicional traje multicolor.
La población maya, el 42% de los 14,3 millones de habitantes de Guatemala, despide el último Baktun (ciclo de 400 años) de la gran era (5.200 años) sumida en la pobreza y la discriminación, pero esperanzada en un futuro mejor.
De acuerdo con Marroquín, los integrantes del Consejo, junto a otras organizaciones indígenas, realizarán una serie de ceremonias en distintos centros arqueológicos, así como en casas particulares, cerros, montañas, laderas y volcanes en todo el país, al margen de las aglomeraciones de turistas y las pompas oficiales.
De acuerdo con proyecciones del estatal Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) se calcula un crecimiento de 8% en el flujo de turistas para este año -unos 200.000 más-, inducido por las celebraciones del cambio de era.
"Claro que criticamos el folclorismo maya por parte del gobierno y nos sentimos restringidos (marginados) de las actividades. Es irónico e ilógico, es como celebrar algo y que no esté invitada la persona principal", dijo a la AFP el secretario del Consejo, el sacerdote Alberto Marroquín.
El gobierno del presidente Otto Pérez ha dispuesto un programa que incluye la realización de ceremonias, conferencias, conciertos de música tradicional, danza folclórica y otras actividades en 13 escenarios del país, incluyendo sitios arqueológicos y ciudades turísticas como Quetzaltenango (oeste) y Antigua (suroeste).
En la plaza principal de Tikal, 550 km al norte de la capital, tendrá lugar el acto principal con la presencia del presidente Pérez, quien estará acompañado por su colega costarricense Laura Chinchilla y decenas de invitados especiales.
Desde el inicio, el enfoque que el gobierno ha dado a las celebraciones ha sido la atracción del turismo, algo que los líderes espirituales de los mayas consideran distorsionante del verdadero sentido de las celebración.
Los "tour" para visitantes extranjeros; la comercialización de productos y servicios con alusiones al cambio de era; la venta masiva de trajes y productos propios de la cultura maya, son algunos de los signos visibles de esa explotación comercial.
"Esto no es propiedad privada, el evento lo están comercializando como una mercancía que están vendiendo y es lamentable porque es un legado de nuestros abuelos para la humanidad", aseveró Marroquín.
Sosteniendo en su mano derecha una vara de madera ceremonial que revela su investidura, este sacerdote de sólo 25 años, considera además ofensivo que se haya fabricado mentiras sobre el fin del mundo en torno a la conclusión de una era de 5.200 años que marca el calendario maya.
"Ni magos ni brujos"
"Nosotros no somos magos ni brujos, el sentido real es que somos científicos de pensamiento propio. Esa asociación apocalíptica no es nuestra forma de pensamiento, es algo injusto que el ser humano éste metiendo miedo al ser humano para acaparar este acontecimiento", apuntó.
Mientras tanto, arrodillada frente al majestuoso templo del Gran Jaguar, la indígena María Salomé Chonay eleva plegarias al creador de la vida para que este viernes 21 haya "un nuevo amanecer sin discriminación ni violencia".
Chonay, quien es sacerdote maya Kakchiquel y miembro del Gran Consejo, también ha llegado a Tikal acompañada por varios miembros de su familia.
"Esperamos que el nuevo ciclo nos traiga la unidad para vivir mejor, en paz, tranquilidad y que se termine la violencia" dice esta líder de 65 años, quien también lamenta la comercialización que se ha hecho de este acontecimiento.
"Venimos a pedir a nuestro creador y formador la unidad, el fin del racismo y discriminación, así como la violencia, por eso me siento con suerte de estar aquí y estoy agradecida con el Ajau (creador)", sostuvo la líder indígena que lucía su tradicional traje multicolor.
La población maya, el 42% de los 14,3 millones de habitantes de Guatemala, despide el último Baktun (ciclo de 400 años) de la gran era (5.200 años) sumida en la pobreza y la discriminación, pero esperanzada en un futuro mejor.
De acuerdo con Marroquín, los integrantes del Consejo, junto a otras organizaciones indígenas, realizarán una serie de ceremonias en distintos centros arqueológicos, así como en casas particulares, cerros, montañas, laderas y volcanes en todo el país, al margen de las aglomeraciones de turistas y las pompas oficiales.
De acuerdo con proyecciones del estatal Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat) se calcula un crecimiento de 8% en el flujo de turistas para este año -unos 200.000 más-, inducido por las celebraciones del cambio de era.