El presidente señaló que los ciudadanos deben realizar las acciones de protesta respetando la legislación vigente sin protagonizar las "llamadas revoluciones de colores que sólo trajeron miseria y problemas con los derechos humanos en el espacio postsoviético".
"¿Acaso los manifestantes quieren que el Estado pierda su soberanía? ¿Quieren vivir en otro país y bajo otra bandera? En tal caso hay que llamar a las cosas por sus nombres", enfatizó Medvédev.
El líder ruso informó de que había discutido el asunto varias veces con su homólogo moldavo, Vladimir Voronin. "Creo que también las instituciones europeas dieron una evaluación inequívoca a los sucesos en cuestión", concluyó Medvédev.
Descontenta con el resultado de las elecciones parlamentarias del 5 de abril en que obtuvo la victoria el Partido Comunista, liderado por el presidente en ejercicio Vladímir Voronin, la oposición moldava organizó las acciones de protesta en la capital de Moldavia que derivaron en los desórdenes callejeros masivos.
Los manifestantes - algunos enarbolaban banderas de Rumania y exigían la reunificación de dos países limítrofes coreando "¡Somos rumanos!"- irrumpieron en el edificio del Parlamento moldavo y se pusieron a destruir muebles y equipos, romper ventanas y prender fuego en el interior. Otra multitud se apoderó de la sede de la Administración Presidencial e izó una bandera rumana sobre la entrada del edificio.
En los disturbios fueron heridas más de 270 personas. La policía no empleó armas por orden del presidente Voronin.
La Fiscalía de Moldavia calificó los disturbios en Chisinau como intentona golpista.
El Tribunal Constitucional moldavo falló a favor del recuento de votos, iniciativa adelantada por el presidente en ejercicio Vladímir Voronin. La autoridad electoral prometió dar a conocer hoy el resultado del recuento.
"¿Acaso los manifestantes quieren que el Estado pierda su soberanía? ¿Quieren vivir en otro país y bajo otra bandera? En tal caso hay que llamar a las cosas por sus nombres", enfatizó Medvédev.
El líder ruso informó de que había discutido el asunto varias veces con su homólogo moldavo, Vladimir Voronin. "Creo que también las instituciones europeas dieron una evaluación inequívoca a los sucesos en cuestión", concluyó Medvédev.
Descontenta con el resultado de las elecciones parlamentarias del 5 de abril en que obtuvo la victoria el Partido Comunista, liderado por el presidente en ejercicio Vladímir Voronin, la oposición moldava organizó las acciones de protesta en la capital de Moldavia que derivaron en los desórdenes callejeros masivos.
Los manifestantes - algunos enarbolaban banderas de Rumania y exigían la reunificación de dos países limítrofes coreando "¡Somos rumanos!"- irrumpieron en el edificio del Parlamento moldavo y se pusieron a destruir muebles y equipos, romper ventanas y prender fuego en el interior. Otra multitud se apoderó de la sede de la Administración Presidencial e izó una bandera rumana sobre la entrada del edificio.
En los disturbios fueron heridas más de 270 personas. La policía no empleó armas por orden del presidente Voronin.
La Fiscalía de Moldavia calificó los disturbios en Chisinau como intentona golpista.
El Tribunal Constitucional moldavo falló a favor del recuento de votos, iniciativa adelantada por el presidente en ejercicio Vladímir Voronin. La autoridad electoral prometió dar a conocer hoy el resultado del recuento.