El presidente tunecino, Moncef Marzuki, pidió en la jornada a Jomaa que forme un gobierno capaz de sacar al país de la profunda crisis política y organizar elecciones en el correr de este año.
"Me entrevisté con el presidente Moncef Marzuki, quien me encargó que formara el gobierno", declaró Jomaa ante las cámaras de la televisión estatal. Éste tiene quince días para la formación del nuevo gobierno.
"Daré todo lo mejor de mí, pero no puedo hacer milagros, haré todo el esfuerzo posible al igual que mi equipo", añadió, aclarando que su gobierno será "independiente y neutro, sin animosidad hacia ninguna corriente o partido".
Designado en diciembre como consecuencia de un compromiso de la clase política tunecina para poner fin a una profunda crisis desencadenada por el asesinato de Mohamed Brahmi, un opositor, lo que fue atribuido a un grupo yihadista, Jomaa, ex ministro de industria, deberá crear un gabinete en medio de un clima de gran desconfianza entre los islamistas, que son mayoría en la Asamblea general, y la oposición, en particular.
"Las dificultades que atraviesa el país son tales que no es posible resolverlas sin lograr una atmósfera de confianza", agregó Jomaa en referencia a este profundo clima de desconfianza.
Para los diarios locales, en su edición de este viernes, Jomaa se enfrentará a una situación particularmente difícil, en la que confluyen los conflictos sociales, una economía deficitaria que debe reactivar, la aparición tras la revolución en 2011 de grupos yihadistas, y la organización de elecciones en una fecha a determinar a lo largo de 2014.
Tras varios meses de "imbroglio" político, la formación de una instancia electoral y la puesta en marcha de un procedimiento para adoptar una nueva constitución reunieron las condiciones para que se concretara la renuncia de Ali Larayedh.
El jueves, el primer ministro islamista Larayedh, quien fuera torturado durante el régimen de Zine El Abidine Ben Ali (1987-2011), renunció, cumpliendo con este acuerdo para intentar sacar al país de la crisis política.
Su renuncia marcó el fin del primer gobierno elegido democráticamente en Túnez, tras la caída de Ben Ali, quien tuvo que abandonar el poder, como consecuencia de una movilización popular. La semana que viene se cumplirán tres años de esta primera "primavera árabe".
"Como me he comprometido hace un tiempo, acabo de presentar la dimisión del gobierno (...) El presidente me encargó que siga supervisando los asuntos del país hasta que se forme un nuevo gobierno presidido por Mehdi Jomaa", había declarado Laraydeh en la víspera.