"Fue un camino largo el que nos ha traído aquí. Fueron días intensos de negociaciones (...) pero ha merecido la pena", resumió la mandataria en una rueda de prensa celebrada en la sede de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), en Berlín.
Ante el temor de que los cerca de 460.000 militantes del SPD puedan echar por tierra en las próximas semanas el acuerdo alcanzado tras más de cuatro meses con un Ejecutivo en funciones, la dirigente ha cedido a sus socios menores las principales carteras del futuro Gobierno.
"Hemos hecho concesiones en todo el proceso, también en la distribución de los Ministerios, pero aun así (en la CDU) tenemos ministerios importantes", apuntó la canciller.
En el reparto acordado, los socialdemócratas se hacen cargo del todopoderoso Ministerio de Finanzas, que en las últimas dos legislaturas fue dirigido con mano de hierro por Wolfgang Schäuble, correligionario de Merkel y artífice de la política de la austeridad alemana.
Además, el SPD, con tan solo el 20,5 por ciento de los votos en las elecciones del pasado 24 de septiembre, su peor resultado histórico, asume departamentos de peso como Exteriores, Justicia, Familia y Trabajo y Asuntos Sociales.
Mientras, la Unión Cristianodemócrata (CDU) que lidera Merkel y que en los comicios generales fue con gran diferencia la fuerza más votada, se conforma con los Ministerios de Defensa, Economía y Energía, Sanidad, Educación y Agricultura y se despide además del Ministerio del Interior.
Este departamento, encargado de la seguridad en el país y de la gestión de los refugiados, recae en manos de su partido hermano bávaro, la tradicional Unión Cristianosocial (CSU), una de las voces más fuertes a favor de limitar la entrada de solicitantes de asilo en el país.
El tira y afloja también ha terminado, según pudo saber dpa, con la renuncia de Martin Schulz como líder de la socialdemocracia alemana, que dejará el cargo cuando todavía no ha cumplido ni un año al frente y asume la cartera de Exteriores en el futuro Gobierno.
Reforzado sale, sin embargo, su correligionario Olaf Scholz, alcalde de Hamburgo, que además de ponerse al frente de la cartera de Finanzas, se convierte en vicecanciller.
Schulz había llegado muy debilitado a las negociaciones y deja la cúspide de la formación tras haber perdido autoridad y credibilidad entre las bases, a las que en campaña electoral prometió que jamás formaría parte de un Ejecutivo liderado por Merkel.
Tras más de cuatro meses sin Gobierno y más de tres semanas de negociaciones, la Unión Cristianodemócrata comandada por la mandataria, su partido hermano bávaro, la CSU y el SPD lograron hoy poner fin a la incertidumbre.
El pacto alcanzado, en el que se incluyen las líneas maestras que regirán al futuro Ejecutivo, todavía necesita ser aprobado en un congreso por cerca de 460.000 militantes del SPD.
"En este acuerdo de gran coalición se reconoce la firma socialdemócrata", se congratuló Schulz, quien entiende que el documento también supondrá la recuperación de un papel activo y el liderazgo de Alemania en la Unión Europea. "Queremos colaborar estrechamente con París en áreas como la política climática, el comercio o la migración", añadió.
Las tres formaciones se habían dado de plazo hasta el domingo 4 de febrero para pactar la reedición de una alianza para garantizar un Gobierno estable para los próximos cuatro años.
No obstante, las diferencias entre las partes en torno a los seguros de salud, a los contratos temporales encadenados y a cuestiones de política internacional les llevaron a prolongar las negociaciones tres días más de lo previsto.
La canciller Angela Merkel gobierna ininterrumpidamente en Alemania desde 2005. Su partido conservador ganó las elecciones generales del pasado 24 de septiembre, aunque sin la mayoría necesaria para gobernar.
En la potencia europea se trabajaba desde entonces para intentar cerrar un nuevo gabinete. En la noche electoral y tras sufrir su peor resultado histórico desde 1949, el SPD anunció a bombo y platillo que pasaría a las filas de la oposición.
Descartados los socialdemócratas, Merkel intentó forjar sin éxito una inédita alianza con el Partido Liberal (FDP) y Los Verdes. Tras este primer intento fallido, el SPD accedió finalmente al llamamiento del presidente federal alemán, Frank-Walter Steinmeier, para evitar la repetición de elecciones.
Ante el temor de que los cerca de 460.000 militantes del SPD puedan echar por tierra en las próximas semanas el acuerdo alcanzado tras más de cuatro meses con un Ejecutivo en funciones, la dirigente ha cedido a sus socios menores las principales carteras del futuro Gobierno.
"Hemos hecho concesiones en todo el proceso, también en la distribución de los Ministerios, pero aun así (en la CDU) tenemos ministerios importantes", apuntó la canciller.
En el reparto acordado, los socialdemócratas se hacen cargo del todopoderoso Ministerio de Finanzas, que en las últimas dos legislaturas fue dirigido con mano de hierro por Wolfgang Schäuble, correligionario de Merkel y artífice de la política de la austeridad alemana.
Además, el SPD, con tan solo el 20,5 por ciento de los votos en las elecciones del pasado 24 de septiembre, su peor resultado histórico, asume departamentos de peso como Exteriores, Justicia, Familia y Trabajo y Asuntos Sociales.
Mientras, la Unión Cristianodemócrata (CDU) que lidera Merkel y que en los comicios generales fue con gran diferencia la fuerza más votada, se conforma con los Ministerios de Defensa, Economía y Energía, Sanidad, Educación y Agricultura y se despide además del Ministerio del Interior.
Este departamento, encargado de la seguridad en el país y de la gestión de los refugiados, recae en manos de su partido hermano bávaro, la tradicional Unión Cristianosocial (CSU), una de las voces más fuertes a favor de limitar la entrada de solicitantes de asilo en el país.
El tira y afloja también ha terminado, según pudo saber dpa, con la renuncia de Martin Schulz como líder de la socialdemocracia alemana, que dejará el cargo cuando todavía no ha cumplido ni un año al frente y asume la cartera de Exteriores en el futuro Gobierno.
Reforzado sale, sin embargo, su correligionario Olaf Scholz, alcalde de Hamburgo, que además de ponerse al frente de la cartera de Finanzas, se convierte en vicecanciller.
Schulz había llegado muy debilitado a las negociaciones y deja la cúspide de la formación tras haber perdido autoridad y credibilidad entre las bases, a las que en campaña electoral prometió que jamás formaría parte de un Ejecutivo liderado por Merkel.
Tras más de cuatro meses sin Gobierno y más de tres semanas de negociaciones, la Unión Cristianodemócrata comandada por la mandataria, su partido hermano bávaro, la CSU y el SPD lograron hoy poner fin a la incertidumbre.
El pacto alcanzado, en el que se incluyen las líneas maestras que regirán al futuro Ejecutivo, todavía necesita ser aprobado en un congreso por cerca de 460.000 militantes del SPD.
"En este acuerdo de gran coalición se reconoce la firma socialdemócrata", se congratuló Schulz, quien entiende que el documento también supondrá la recuperación de un papel activo y el liderazgo de Alemania en la Unión Europea. "Queremos colaborar estrechamente con París en áreas como la política climática, el comercio o la migración", añadió.
Las tres formaciones se habían dado de plazo hasta el domingo 4 de febrero para pactar la reedición de una alianza para garantizar un Gobierno estable para los próximos cuatro años.
No obstante, las diferencias entre las partes en torno a los seguros de salud, a los contratos temporales encadenados y a cuestiones de política internacional les llevaron a prolongar las negociaciones tres días más de lo previsto.
La canciller Angela Merkel gobierna ininterrumpidamente en Alemania desde 2005. Su partido conservador ganó las elecciones generales del pasado 24 de septiembre, aunque sin la mayoría necesaria para gobernar.
En la potencia europea se trabajaba desde entonces para intentar cerrar un nuevo gabinete. En la noche electoral y tras sufrir su peor resultado histórico desde 1949, el SPD anunció a bombo y platillo que pasaría a las filas de la oposición.
Descartados los socialdemócratas, Merkel intentó forjar sin éxito una inédita alianza con el Partido Liberal (FDP) y Los Verdes. Tras este primer intento fallido, el SPD accedió finalmente al llamamiento del presidente federal alemán, Frank-Walter Steinmeier, para evitar la repetición de elecciones.