Esta manifestación, que desde el comienzo reunía una multitud importante, según constataron periodistas de la AFP, es la última hasta ahora de una serie de protestas para que se abandone la energía nuclear en un país aún traumatizado por la catástrofe de la central de Fukushima, en marzo de 2011.
Según uno de los organizadores, Kaori Echigo, los manifestantes llegaron de todo el país.
"No sólo hay gente de Tokio, hay también los que vienen en autobús de Hokkaido (norte), Nagano (centro) y Osaka", declaró a la AFP.
En la cabecera de la manifestación, militantes con uniformes blancos y máscaras de gas, como se visten los obreros que descontaminan la central accidentada, tocaban tambores hechos de tanques metálicos marcados con la señal que indica la presencia de sustancias radiactivas.
Durante todo el desfile, que avanzaba lentamente hacia el parlamento, se podían oír las consignas coreadas: "¡Devuélvannos Fukushima!" "!Paremos la energía nuclear¡""¡Protejamos los niños!".
"Después del desastre de Fukushima, estoy firmemente convencido de que es arrogante creer que podemos controlar la energía nuclear con nuestra tecnología", dijo a la AFP Hiroshi Sakurai, un pintor de 65 años que se manifestaba por primera vez.
"El accidente mostró que no se puede controlar la energía nuclear. Además no se sabe cómo deshacerse de los residuos, no basta tirar la cadena del WC. Y por lo demás, todo lo que se refiere a la energía nuclear es siempre antidemocrático", protestaba Naoki Fujita, un arquitecto de unos cincuenta años.
El movimiento antinuclear se reforzó claramente desde la decisión adoptada en junio pasado por el primer ministro, Yoshihiko Noda, de reactivar dos reactores nucleares de un total de 50 que tiene el país.
Noda justificó la decisión por el riesgo de cortes de energía eléctrica en el país, en el que un tercio de la electricidad consumida provenía hasta entonces del sector nuclear.
Desde hace unos meses, los manifestantes congregan cada semana a decenas de miles de personas bajo las ventanas del despacho del primer ministro. Hace diez días, entre 75.000 y 170.000 antinucleares se dieron cita en un gran parque de la capital en la mayor manifestación organizada tras la catástrofe.
Hace una semana, incluso un ex primer ministro, Yukio Hatoyama, se unió a la manifestación.
Este nuevo mitin llega unos días después de la publicación de un nuevo y demoledor informe oficial que cuestiona seriamente al gobierno y a la empresa Tepco, propietaria de la central accidentada en Fukushima.
"El problema principal proviene del hecho que las compañías de electricidad, entre ellas Tepco, y el gobierno no se enteraron de la realidad del peligro, pues creían en el mito de la seguridad nuclear en nuestro país", destacaron los miembros de la comisión de investigación.
Signo de que la movilización antinuclear no se debilita, el sábado se puso en marcha un nuevo movimiento político, Greens Japan (Verdes Japón), que quiere presentar candidatos a las próximas elecciones legislativas.