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Política
Marta Minujin pasa ante una maqueta de la torre de libros.
La Torre será emplazada en la Plaza San Martín, en el centro de Buenos Aires, en una iniciativa de Minujin con motivo de la designación de Buenos Aires Capital Mundial del Libro 2011 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
"Con esta obra quise que, a pesar de que la integran libros de distintos idiomas, el lenguaje sea el mismo para todos. Es una obra de participación masiva, para que la entienda todo el mundo", dijo la creadora.
Entre sus obras, instalaciones temporarias o esculturas permanentes, la Torre evoca de inmediato al Partenón de Libros, una reproducción a tamaño natural del templo griego, en 1983, en homenaje a la restauración de la democracia, tras una dictadura que produjo quemas de miles de libros.
"Esta Torre con ejemplares de todo el mundo unifica todas las razas. Consiste en una estructura helicoidal de siete pisos, recubierta con 30.000 libros en distintos idiomas y dialectos que nos recuerda la mitológica Torre de Babel de hace 4.000 años", dijo la artista.
Más de 50 embajadas donaron unos 16.000 libros en idioma original, además de contar la artista con millares de aportes personales espontáneos.
En sus comienzos en París, tras graduarse en Bellas Artes de Buenos Aires, Minujin realizaba estructuras habitables, cubiertas de colchones encontrados entre los desechos de los hospitales.
Entre sus primeros 'happening', la fiesta descontrolada de la transgresora intelectualidad de los años 60, estuvo El gallo, organizado con el artista francés Jean-Jacques Lebel.
Al volver a Argentina fue una de las pioneras del mayor movimiento artístico de vanguardia de la época, el revolucionario Instituto Di Tella, donde montó La Menesunda, un inquietante recorrido por un laberinto de 16 áreas con sorpresas dignas de un tránsito por Alicia en el País de las Maravillas.
En el Di Tella también organizó 'Revuélquese y viva', donde los espectadores debían entrar en una tienda de tela, goma pluma y madera, repleta de colchones multicolores, para echarse en la cama y dar vueltas para cumplir con el propósito de Minujin de unir arte y vida.
Amiga del rey del pop art, Andy Warhol, en 1985 efectuó una obra fotográfica en la que simbólicamente le pagaba al artista estadounidense la deuda externa argentina con un cargamento de maíz, al que definió como "el oro latinoamericano".
"Con esta obra quise que, a pesar de que la integran libros de distintos idiomas, el lenguaje sea el mismo para todos. Es una obra de participación masiva, para que la entienda todo el mundo", dijo la creadora.
Entre sus obras, instalaciones temporarias o esculturas permanentes, la Torre evoca de inmediato al Partenón de Libros, una reproducción a tamaño natural del templo griego, en 1983, en homenaje a la restauración de la democracia, tras una dictadura que produjo quemas de miles de libros.
"Esta Torre con ejemplares de todo el mundo unifica todas las razas. Consiste en una estructura helicoidal de siete pisos, recubierta con 30.000 libros en distintos idiomas y dialectos que nos recuerda la mitológica Torre de Babel de hace 4.000 años", dijo la artista.
Más de 50 embajadas donaron unos 16.000 libros en idioma original, además de contar la artista con millares de aportes personales espontáneos.
En sus comienzos en París, tras graduarse en Bellas Artes de Buenos Aires, Minujin realizaba estructuras habitables, cubiertas de colchones encontrados entre los desechos de los hospitales.
Entre sus primeros 'happening', la fiesta descontrolada de la transgresora intelectualidad de los años 60, estuvo El gallo, organizado con el artista francés Jean-Jacques Lebel.
Al volver a Argentina fue una de las pioneras del mayor movimiento artístico de vanguardia de la época, el revolucionario Instituto Di Tella, donde montó La Menesunda, un inquietante recorrido por un laberinto de 16 áreas con sorpresas dignas de un tránsito por Alicia en el País de las Maravillas.
En el Di Tella también organizó 'Revuélquese y viva', donde los espectadores debían entrar en una tienda de tela, goma pluma y madera, repleta de colchones multicolores, para echarse en la cama y dar vueltas para cumplir con el propósito de Minujin de unir arte y vida.
Amiga del rey del pop art, Andy Warhol, en 1985 efectuó una obra fotográfica en la que simbólicamente le pagaba al artista estadounidense la deuda externa argentina con un cargamento de maíz, al que definió como "el oro latinoamericano".
