De izquierda a derecha, Ben Ali, Saleh, Gadafi y Mubarak.
Este hombre de 82 años, que había erigido la estabilidad de su régimen autoritario en un dogma, tuvo que capitular frente a un movimiento iniciado el 25 de enero para denunciar los males de su reino: desempleo, pobreza, corrupción, libertades asfixiadas, violencia policiaca.
Luego de 18 días de manifestaciones, Mubarak entregó el poder al ejército y dejó El Cairo para irse al balneario egipcio de Sharm el-Sheij, en el Mar Rojo, donde fue puesto en residencia vigilada.
Posteriormente, la justicia empezó a investigarlo, así como a sus hijos Alaa y Gamal, por supuestas corrupción y violencia contra los manifestantes durante la rebelión, que causó oficialmente unos 800 muertos y miles de heridos.
Según su abogado, el ex mandatario sufre de cáncer de estómago, pero la información nunca fue confirmada oficialmente.
El régimen de Mubarak estuvo marcado por su obstinada oposición a los llamamientos a una apertura del sistema, invocando el riesgo de una desestabilización catastrófica de su país.
Pocos se atrevían a apostar por la permanencia en el poder de este hombre sin gran carisma que en 1981 sucedió a Anuar el Sadat, asesinado por islamistas.
Sin embargo, Mubarak, ex comandante de la Fuerza Aérea, logró mantener la estabilidad de Egipto, y la de su poder, aferrándose a un sistema acusado de asfixiar la vida política.
También se opuso férreamente al islamismo radical inspirado en Al Qaida, aunque no logró impedir el fortalecimiento de un islam tradicionalista inspirado por el influyente movimiento de los Hermanos Musulmanes.
Con su silueta maciza, su cabellera siempre negra a pesar de la edad y su mirada a menudo oculta por lentes de sol, se convirtió con el pasar de los años en una figura familiar de las reuniones internacionales e impuso a Egipto como un pilar de apoyo a Estados Unidos e Israel dentro del mundo árabe.
Pragmático, mantuvo contra viento y marea el puesto de su país en el campo pronorteamericano y preservó los acuerdos de paz con Israel, que costaron la vida a su predecesor.
Mohamed Hosni Mubarak nació el 4 de mayo de 1928 en una familia de la pequeña burguesía rural del delta del Nilo. Escaló los peldaños de la jerarquía militar hasta llegar a comandante en jefe de la Fuerza Aérea, y fue nombrado vicepresidente en abril de 1975.
Durante su larga carrera escapó a por lo menos seis intentos de asesinato. Jamás levantó el estado de emergencia instaurado cuando subió al poder.
La creciente influencia económica y política de su hijo menor Gamal, cercano a los medios de negocios, alimentaba las sospechas sobre planes de una transmisión "hereditaria" del poder en la elección presidencial de septiembre de 2011.
El liberalismo económico, que se acentuó en los últimos años, permitió desarrollar sectores económicos como las telecomunicaciones y la construcción, pero casi el 40% de los 80 millones de egipcios siguen viviendo con menos de dos dólares diarios, según estadísticas internacionales. La corrupción es otro mal endémico del país.
Mubarak está casado con Suzanne Thabet, con quien tiene dos hijos.
Luego de 18 días de manifestaciones, Mubarak entregó el poder al ejército y dejó El Cairo para irse al balneario egipcio de Sharm el-Sheij, en el Mar Rojo, donde fue puesto en residencia vigilada.
Posteriormente, la justicia empezó a investigarlo, así como a sus hijos Alaa y Gamal, por supuestas corrupción y violencia contra los manifestantes durante la rebelión, que causó oficialmente unos 800 muertos y miles de heridos.
Según su abogado, el ex mandatario sufre de cáncer de estómago, pero la información nunca fue confirmada oficialmente.
El régimen de Mubarak estuvo marcado por su obstinada oposición a los llamamientos a una apertura del sistema, invocando el riesgo de una desestabilización catastrófica de su país.
Pocos se atrevían a apostar por la permanencia en el poder de este hombre sin gran carisma que en 1981 sucedió a Anuar el Sadat, asesinado por islamistas.
Sin embargo, Mubarak, ex comandante de la Fuerza Aérea, logró mantener la estabilidad de Egipto, y la de su poder, aferrándose a un sistema acusado de asfixiar la vida política.
También se opuso férreamente al islamismo radical inspirado en Al Qaida, aunque no logró impedir el fortalecimiento de un islam tradicionalista inspirado por el influyente movimiento de los Hermanos Musulmanes.
Con su silueta maciza, su cabellera siempre negra a pesar de la edad y su mirada a menudo oculta por lentes de sol, se convirtió con el pasar de los años en una figura familiar de las reuniones internacionales e impuso a Egipto como un pilar de apoyo a Estados Unidos e Israel dentro del mundo árabe.
Pragmático, mantuvo contra viento y marea el puesto de su país en el campo pronorteamericano y preservó los acuerdos de paz con Israel, que costaron la vida a su predecesor.
Mohamed Hosni Mubarak nació el 4 de mayo de 1928 en una familia de la pequeña burguesía rural del delta del Nilo. Escaló los peldaños de la jerarquía militar hasta llegar a comandante en jefe de la Fuerza Aérea, y fue nombrado vicepresidente en abril de 1975.
Durante su larga carrera escapó a por lo menos seis intentos de asesinato. Jamás levantó el estado de emergencia instaurado cuando subió al poder.
La creciente influencia económica y política de su hijo menor Gamal, cercano a los medios de negocios, alimentaba las sospechas sobre planes de una transmisión "hereditaria" del poder en la elección presidencial de septiembre de 2011.
El liberalismo económico, que se acentuó en los últimos años, permitió desarrollar sectores económicos como las telecomunicaciones y la construcción, pero casi el 40% de los 80 millones de egipcios siguen viviendo con menos de dos dólares diarios, según estadísticas internacionales. La corrupción es otro mal endémico del país.
Mubarak está casado con Suzanne Thabet, con quien tiene dos hijos.