Mujica, un exguerrillero que ha llamado la atención del mundo por su estilo de vida austero, su cuestionamiento al consumismo y por impulsar la legalización de la marihuana, volvió a patear el tablero el jueves cuando confirmó que estaba dispuesto a aceptar el pedido de Washington de recibir, en calidad de refugiados, a presos de la cuestionada cárcel de Guantánamo.
"Es un pedido por una cuestión de derechos humanos", dijo entonces el presidente uruguayo, quien advirtió no obstante: "Yo tampoco hago favores gratis, paso la boleta" (factura, ndlr).
Mientras la prensa especulaba con qué podía recibir Uruguay a cambio de albergar media decena de acusados de terrorismo recluidos en una cárcel que representa un dolor de cabeza para el presidente estadounidense Barack Obama, que busca cumplir con su promesa de cerrarla realizada a inicios de su gestión, este viernes Mujica reveló cuál era la "boleta".
"Dijimos que pediríamos algo", dijo Mujica en su audición radial "Habla el presidente". "No hacemos esto por plata o cuestiones materiales, pero no tenemos empacho en decir que le pedimos por favor al gobierno norteamericano que haga lo posible para que esos dos o tres prisioneros cubanos que hace muchos años que están allí, se les busque la manera de liberarlos, porque eso también es una vergüenza".
Mujica se refiere a cinco agentes cubanos detenidos en 1998 y condenados por espionaje en Florida, y considerados en la isla "héroes antiterroristas", de los cuales tres aún siguen en prisión.
Según el semanario Búsqueda, que dio el jueves la primicia sobre la llegada de los presos, Mujica decidió aceptar la propuesta de Obama "después de una serie de consultas y de enviar emisarios a Estados Unidos y a Guantánamo", además de conversar sobre el tema en enero durante su último viaje a Cuba con el presidente cubano Raúl Castro, quien coincidió en apoyar la idea.
- Negociaciones pendientes -
Mujica indicó además que las negociaciones con el gobierno estadounidense "están hoy lejos de estar cerradas". "Dependen, entre otras cosas, de diversas decisiones fuera de nuestro alcance", señaló.
Así, no está claro aún cuándo vendrían los refugiados ni cuántos serían.
Una alta fuente de la cancillería dijo a la AFP que serían cinco presos que deberían estar al menos dos años en el país.
Según Mujica, quienes vengan "serán hombres libres" y "ese asunto de no salir del país por dos años no sería otra cosa que un gesto voluntario de ellos para lograr salir de esa vergüenza y nunca una imposición nuestra".
Aseguró además que "ya fueron 18 países que han dado sus colaboraciones similares para ayudar a terminar esta vergüenza y ya son 89 los prisioneros que se han ido o están yendo de Guantánamo".
El anuncio de Mujica fue recibido con escepticismo por la oposición y con dudas por juristas locales, que se preguntaron en qué condiciones vendrían los presos.
"Es meterse en un tema en el que que no tenemos nada que ver", sostuvo el senador del partido Colorado José Amorín Batlle, mientras que en el partido Nacional, el diputado y precandidato a la presidencia Luis Lacalle Pou anunció que convocará en forma urgente al canciller Luis Almagro a la Comisión de Asuntos Internacionales para que explique la decisión del gobierno.
Para Mujica, sin embargo, el pequeño país sudamericano vuelve a llamar la atención de los países poderosos.
"Ganamos un poquito de autoridad moral para decirle a los más poderosos: sean un poco menos orgullosos, menos impositivos", aseguró. "Por eso pienso que si estas gestiones culminan, Uruguay debe sentirse servidor, como otros países, en una causa que es cerrar una vergüenza de la humanidad".
Situada en una base naval bajo administración estadounidense, que Washington alquila a Cuba desde 1903, la prisión de Guantánamo es un símbolo de los excesos de la "guerra contra el terrorismo" del exmandatario George W. Bush. Más de 800 hombres y adolescentes pasaron por el centro desde que se creó en enero de 2002.
Los traslados desde la prisión se aceleraron en los últimos meses, pero aún permanecen 154 prisioneros, muchos de los cuales nunca han sido juzgados y permanecen detenidos de manera "indefinida" bajo sospechas de terrorismo jamás probadas.