"La revolución del pueblo no se detendrá, sigan con su revolución pacífica", soltó Mursi en el banquillo de los acusados.
Los Hermanos Musulmanes, la cofradía de donde procede el presidente derrocado, siguen manifestándose cada semana, aunque la movilización ha decaído ante la férrea represión que ha causado más de 1.400 muertos desde el derrocamiento de Mursi por el ejército en julio.
Posteriormente la corte fijó para el 24 de febrero la próxima audiencia de este juicio, uno de los cuatro a los que se enfrenta el presidente derrocado.
La audiencia del sábado era la segunda de este juicio abierto en enero. Mursi está siendo juzgado junto con otros 130 acusados, entre ellos activistas palestinos y libaneses, por su papel en la evasión de la cárcel y ataques a comisarías durante la revuelta de 2011.
Mursi, primer presidente elegido democráticamente en Egipto, fue derrocado por el ejército en julio de 2013, tras manifestaciones multitudinarias que pedían su dimisión.
Desde entonces, sus partidarios y los Hermanos Musulmanes han sido acusados de haber cometido actos violentos durante la revuelta popular que obligó a Hosni Mubarak a abandonar el poder en 2011.
Casi 850 personas murieron en los 18 días de revuelta contra Mubarak, muchas de ellas frente a las comisarías atacadas por los manifestantes que consideraban a la policía como el símbolo del régimen autocrático de Mubarak.
Una docena de policías fueron llevados ante la justicia, pero la mayoría han sido absueltos. El propio Mubarak fue condenado a cadena perpetua por su implicación en la muerte de manifestantes, pero recurrió a la Corte de casación, que ordenó un nuevo juicio.
Este sábado, seis oficiales policiales inculpados por la muerte de 83 manifestantes fueron absueltos, entre ellos el antiguo jefe de la policía de Alejandría.
En febrero, otro tribunal anuló en apelación una condena a cinco años de cárcel contra un policía acusado de haber matado a 18 manifestantes frente a una comisaría el 28 de enero de 2011.
En los tres años que siguieron al derrocamiento de Mubarak, las cosas fueron cambiando. Cada vez se acusa más a los Hermanos Musulmanes de las muertes durante la revuelta, mientras que la imagen de la policía ha ido mejorando entre la opinión pública.
Mursi también está procesado en otros tres casos, entre ellos incitación al asesinato de manifestantes bajo su presidencia y espionaje.