"Punk: del caos a la costura" es el nombre de la muestra que exhibe la fusión del punk -con un estilo musical primitivo, uso de drogas y consignas anti-establishment-, con el mundo de la moda.
La exposición es una verdadera cápsula del tiempo que revela la fuerza creadora y muchas veces autodestructiva de este género musical nacido a mediados de la década de los 70.
Videoclips de Sid Vicious, el bajista de los Sex Pistols muerto por sobredosis en 1979, y otros rockeros de la época se pueden ver en continuado en pantallas gigantes. Desde los altoparlantes suenan trozo de canciones de bandas como los extintos neoyorquinos Ramones.
Incluso hay una replica del baño del famoso club neoyorquino CBGB, templo punk que cerró sus puertas en 2006, con el grafiti "DEAD BOYS RULE" (Los Dead Boys mandan", en referencia a esa banda punk estadounidense) y colillas de cigarrillos en el piso.
Pero el auténtico olor y los rebeldes protagonistas de aquella época están ausentes, porque no encajarían en el museo aunque les dejasen cruzar la puerta.
"Del caos a la cultura" no es sobre el punk revolucionario y sucio, sino sobre el punk bonito, de cómo una corriente contracultural nihilista murió y volvió a la vida en una pasarela.
La muestra argumenta que el amor del punk por la moda improvisada y de bajo costo -como una camiseta rota o una cadena de baño como alhaja- estaba en sintonía con el modo de trabajo de los diseñadores modernos.
"En un extraño giro del destino, la ética del 'hazlo tu mismo' se ha convertido en el futuro del lema 'no hay futuro'", indican los organizadores de la exposición.
"Mientras la ética del punk parecería no encajar con la ética de la alta costura, ambos están definidos por los mismos impulsos de originalidad e individualidad", agregan.
Un maniquí junto a otro aparecen en las galerías del Metropolitano vistiendo modelos de alta costura inspirados en el punk como un vestido de noche de Versace con grandes alfileres de gancho.
Es que a pesar de todo, el negocio y la moda nunca estuvieron lejos del experimento punk.
En efecto, el legendario empresario Malcolm McLaren fue considerado por algunos creador del estilo punk, lanzado desde la tienda SEX que tenía en Londres junto con su pareja Vivienne Westwood, quien hoy en día es una famosa diseñadora.
Tras una media docena de salas, la exhibición termina del mismo modo en que concluyó buena parte del punk: en una tienda comercial.
Allí, un punk moderno puede comprar por 565 dólares una camiseta Givenchy impresa con grafitis similares a los del muro del baño del CBGB, o por unos 100 dólares una de Vivienne Westwood de color blanco con las palabras "Climate revolution" ("Revolución climática").
La exposición es una verdadera cápsula del tiempo que revela la fuerza creadora y muchas veces autodestructiva de este género musical nacido a mediados de la década de los 70.
Videoclips de Sid Vicious, el bajista de los Sex Pistols muerto por sobredosis en 1979, y otros rockeros de la época se pueden ver en continuado en pantallas gigantes. Desde los altoparlantes suenan trozo de canciones de bandas como los extintos neoyorquinos Ramones.
Incluso hay una replica del baño del famoso club neoyorquino CBGB, templo punk que cerró sus puertas en 2006, con el grafiti "DEAD BOYS RULE" (Los Dead Boys mandan", en referencia a esa banda punk estadounidense) y colillas de cigarrillos en el piso.
Pero el auténtico olor y los rebeldes protagonistas de aquella época están ausentes, porque no encajarían en el museo aunque les dejasen cruzar la puerta.
"Del caos a la cultura" no es sobre el punk revolucionario y sucio, sino sobre el punk bonito, de cómo una corriente contracultural nihilista murió y volvió a la vida en una pasarela.
La muestra argumenta que el amor del punk por la moda improvisada y de bajo costo -como una camiseta rota o una cadena de baño como alhaja- estaba en sintonía con el modo de trabajo de los diseñadores modernos.
"En un extraño giro del destino, la ética del 'hazlo tu mismo' se ha convertido en el futuro del lema 'no hay futuro'", indican los organizadores de la exposición.
"Mientras la ética del punk parecería no encajar con la ética de la alta costura, ambos están definidos por los mismos impulsos de originalidad e individualidad", agregan.
Un maniquí junto a otro aparecen en las galerías del Metropolitano vistiendo modelos de alta costura inspirados en el punk como un vestido de noche de Versace con grandes alfileres de gancho.
Es que a pesar de todo, el negocio y la moda nunca estuvieron lejos del experimento punk.
En efecto, el legendario empresario Malcolm McLaren fue considerado por algunos creador del estilo punk, lanzado desde la tienda SEX que tenía en Londres junto con su pareja Vivienne Westwood, quien hoy en día es una famosa diseñadora.
Tras una media docena de salas, la exhibición termina del mismo modo en que concluyó buena parte del punk: en una tienda comercial.
Allí, un punk moderno puede comprar por 565 dólares una camiseta Givenchy impresa con grafitis similares a los del muro del baño del CBGB, o por unos 100 dólares una de Vivienne Westwood de color blanco con las palabras "Climate revolution" ("Revolución climática").