Museo de Dalí, en Saint Petersbourg, Florida.
Son 96 óleos y unos 2.000 objetos vinculados a Dalí (Figueras, España, 1904-1989), que conviven en una edificación de hormigón con una espiral como un caleidoscopio concebida por el arquitecto Yann Weymouth, quien ayudó con I.M. Pei a crear la famosa pirámide de vidrio del Museo de Louvre en París.
Una de las hazañas de esta obra arquitectónica de 36 millones de dólares es que fue hecha para soportar los poderosos huracanes que pasan por esta zona cerca de la bahía de Tampa (centro-oeste de Florida).
"Desde que abrimos la nueva sede en enero de 2011 hasta mediados de septiembre, el museo ha recibido más de 213.000 visitantes, es algo bastante positivo para nosotros", dijo a la AFP Kathy White, subdirectora del Museo Dalí en Saint Petersburg, pueblo al borde de un mar cálido como el Mediterráneo.
Este museo, que era más pequeño y humilde cuando fue creado en 1982 -a pocos metros de su nueva sede-, convocaba casi 200.000 visitantes anuales. Ahora el número parece duplicarse ante una oferta donde el espectador puede pasearse por obras cumbres de Dalí en una estructura con escalera helicoidal en su centro y las dobles hélices de las moléculas del DNA en espacios iluminados.
Entre los símbolos dalinianos destaca un jardín con piedras, un laberinto de plantas y otros recuerdos de Figueras y Portlligat, dos lugares del municipio de Cadaqués, en la provincia catalana de Gerona, que marcaron la vida y obra de Dalí, uno de los máximos representantes del surrealismo.
"Sabemos que la gente viene mucho a esta zona por las playas y los parques temáticos pero esta es una opción más para los turistas, con actividades que organizamos para niños y para la comunidad", dijo White.
El museo, que está a menos de dos horas de Orlando, capital de los grandes parques de atracciones del grupo Disney, Universal y Sea World, realiza concursos para que los estudiantes hagan videos cortos surrealistas que luego se exponen en una de las salas, entre otras actividades.
Como complemento, el recorrido empieza y termina en un hall con una tienda de 'souvenirs' inspirados en figuras de la obra de Dalí y donde se ubica Café Gala, con un menú de tapas, ensaladas y bocadillos con sello ibérico.
Pero quizás la mayor sorpresa para los turistas es toparse con una exposición tan completa, que cuenta con los primeros autoretratos, dibujos de naturaleza muerta, esculturas y enormes lienzos de Dalí en este balneario conocido sobre todo por sus playas de arenas blancas.
Las obras son parte de la colección de los más íntimos amigos de Dalí y Gala, Eleanor y A. Reynolds Morse, una pareja de Cleveland, Ohio (norte), que conoció la propuesta del pintor en una exposición en esa ciudad en 1943, poco antes de su boda.
Para el día de su matrimonio los Morse se regalaron "Araña de la tarde. ¡Esperanza!", una pintura realizada en 1940 por Dalí, a quien terminaron conociendo el mismo año de su casamiento en un cóctel en Nueva York, donde nació una relación de 40 años.
Los Morse juntaron lo que se considera la mayor colección de obras de Dalí fuera de España y también contribuyeron a promocionar al artista entre círculos de la bohemia norteamericana.
Cuenta la leyenda de Florida, que Dalí alentó a los Morse para que abrieran el museo en Nueva York, pero los amigos lo querían en Ohio y así lo hicieron en 1971, con una inauguración presidida por el propio artista español.
Pero el número de visitantes fue tan grande que los Morse se dieron cuenta de que tenían que mudarlo e iniciaron una búsqueda en todo el país, ofreciendo donar toda la colección a un museo que preservara la integridad histórica de la obra.
Fue así como un abogado de Saint Petersburg se enteró de esta oferta a través de un artículo en The Wall Street Journal y movilizó a los líderes de esta pequeña ciudad costera, que quedaron encantados con la idea de acoger de forma permenente esta exposición como atracción turística.
En la zona de Bayboro Harbor, de cara al Golfo de México, los Morse encontraron similitudes con Cadaqués, frente al Mar Mediterráneo, y por eso quedó allí una parte importante del legado del artista de ojos y bigotes únicos.
Una de las hazañas de esta obra arquitectónica de 36 millones de dólares es que fue hecha para soportar los poderosos huracanes que pasan por esta zona cerca de la bahía de Tampa (centro-oeste de Florida).
"Desde que abrimos la nueva sede en enero de 2011 hasta mediados de septiembre, el museo ha recibido más de 213.000 visitantes, es algo bastante positivo para nosotros", dijo a la AFP Kathy White, subdirectora del Museo Dalí en Saint Petersburg, pueblo al borde de un mar cálido como el Mediterráneo.
Este museo, que era más pequeño y humilde cuando fue creado en 1982 -a pocos metros de su nueva sede-, convocaba casi 200.000 visitantes anuales. Ahora el número parece duplicarse ante una oferta donde el espectador puede pasearse por obras cumbres de Dalí en una estructura con escalera helicoidal en su centro y las dobles hélices de las moléculas del DNA en espacios iluminados.
Entre los símbolos dalinianos destaca un jardín con piedras, un laberinto de plantas y otros recuerdos de Figueras y Portlligat, dos lugares del municipio de Cadaqués, en la provincia catalana de Gerona, que marcaron la vida y obra de Dalí, uno de los máximos representantes del surrealismo.
"Sabemos que la gente viene mucho a esta zona por las playas y los parques temáticos pero esta es una opción más para los turistas, con actividades que organizamos para niños y para la comunidad", dijo White.
El museo, que está a menos de dos horas de Orlando, capital de los grandes parques de atracciones del grupo Disney, Universal y Sea World, realiza concursos para que los estudiantes hagan videos cortos surrealistas que luego se exponen en una de las salas, entre otras actividades.
Como complemento, el recorrido empieza y termina en un hall con una tienda de 'souvenirs' inspirados en figuras de la obra de Dalí y donde se ubica Café Gala, con un menú de tapas, ensaladas y bocadillos con sello ibérico.
Pero quizás la mayor sorpresa para los turistas es toparse con una exposición tan completa, que cuenta con los primeros autoretratos, dibujos de naturaleza muerta, esculturas y enormes lienzos de Dalí en este balneario conocido sobre todo por sus playas de arenas blancas.
Las obras son parte de la colección de los más íntimos amigos de Dalí y Gala, Eleanor y A. Reynolds Morse, una pareja de Cleveland, Ohio (norte), que conoció la propuesta del pintor en una exposición en esa ciudad en 1943, poco antes de su boda.
Para el día de su matrimonio los Morse se regalaron "Araña de la tarde. ¡Esperanza!", una pintura realizada en 1940 por Dalí, a quien terminaron conociendo el mismo año de su casamiento en un cóctel en Nueva York, donde nació una relación de 40 años.
Los Morse juntaron lo que se considera la mayor colección de obras de Dalí fuera de España y también contribuyeron a promocionar al artista entre círculos de la bohemia norteamericana.
Cuenta la leyenda de Florida, que Dalí alentó a los Morse para que abrieran el museo en Nueva York, pero los amigos lo querían en Ohio y así lo hicieron en 1971, con una inauguración presidida por el propio artista español.
Pero el número de visitantes fue tan grande que los Morse se dieron cuenta de que tenían que mudarlo e iniciaron una búsqueda en todo el país, ofreciendo donar toda la colección a un museo que preservara la integridad histórica de la obra.
Fue así como un abogado de Saint Petersburg se enteró de esta oferta a través de un artículo en The Wall Street Journal y movilizó a los líderes de esta pequeña ciudad costera, que quedaron encantados con la idea de acoger de forma permenente esta exposición como atracción turística.
En la zona de Bayboro Harbor, de cara al Golfo de México, los Morse encontraron similitudes con Cadaqués, frente al Mar Mediterráneo, y por eso quedó allí una parte importante del legado del artista de ojos y bigotes únicos.