Los nombramientos aumentaron la tensión perceptible en Egipto, donde la oposición llamó a manifestar masivamente contra Mursi el 30 de junio próximo, fecha del primer aniversario de su investidura.
Tras el nombramiento de Adel Al Khayat como gobernador de Luxor "no puedo continuar en mi cargo" dijo el ministro de Turismo", Hisham Zazu.
Adel Al Khayat, el nuevo gobernador de Luxor -uno de los principales lugares turísticos de Egipto- es miembro del Partido de la Construcción y el Desarrollo, el brazo político del ex grupo islámico radical Gamaa Islamiya.
Ese grupo llevó a cabo en los años 1990 una campaña de atentados contra intereses turísticos.
En 1997, Gamaa Islamiya reivindicó un ataque contra una zona de la región de Luxor que causó la muerte de 68 personas, entre ellas 58 turistas.
Khayat fue nombrado el 17 de junio pasado en el marco de un cambio de 17 gobernadores de las 27 regiones administrativas de Egipto.
El nombramiento de Khayyat provocó la ira en el sector turístico, muy rentable hasta la rebelión popular de 2011, que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak.
Desde entonces el turismo sufre de la inestabilidad política y la falta de seguridad.
Empleados de compañías turísticas amenazaron con bloquear el acceso a los templos faraónicos y otros sitio antiguos de la región si el gobierno mantiene el nombramiento.
El primer ministro, Hisham Qandil, rechazó la dimisión de Zazu y le pidió que permaneciera en el cargo hasta que se analice la situación, según un portavoz del gobierno.
El ministro de Turismo insistió en el hecho de que no ejercerá sus funciones mientras "el nuevo gobernador permanezca en su puesto", indicó ese portavoz.
Zazu sostiene que ese nombramiento "perjudica el turismo en Egipto y en particular en Luxor", dijo el portavoz.
El lunes pasado, Mursi remplazó a 17 de los 27 gobernadores, nombrando en particular siete miembros de los Hermanos Musulmanes, su partido, y al salafista Khayyat.
Los cambios refuerzan el campo presidencial en los puestos claves de la organización administrativa y de la seguridad del país, a dos semanas de las manifestaciones convocadas por la oposición para exigir la renuncia de Mursi.
La oposición acusa al presidente de querer extender el poder islamista en la administración y de ser incapaz de resolver los problemas económicos del país.
Con el nombramiento de Luxor, Mursi envió una señal de apertura hacia el potente movimiento salafista que en las elecciones legislativas de 2011 obtuvo 25% de los votos.
Los salafistas ejercen una fuerte presión sobre el gobierno para que la sociedad egipcia se islamice más y más rápido.
Sólo seis de los 17 nuevos gobernadores son militares. Antes, las Fuerzas Armadas y los servicios de seguridad ocupaban la casi totalidad de los puestos administrativos más importantes.
Los nuevos nombramientos provocaron manifestaciones en varias ciudades del delta del Nilo, con un balance de 26 heridos.
En Tanta la policía disparó granadas de gas lacrimógeno para poner fin a los enfrentamientos entre partidarios y adversarios del nuevo gobernador, Ahmed al Beely, un integrante de los Hermanos Musulmanes.
También hubo manifestaciones en Menufiya, Ismailiya, Damiette y Behaira.
Tras el nombramiento de Adel Al Khayat como gobernador de Luxor "no puedo continuar en mi cargo" dijo el ministro de Turismo", Hisham Zazu.
Adel Al Khayat, el nuevo gobernador de Luxor -uno de los principales lugares turísticos de Egipto- es miembro del Partido de la Construcción y el Desarrollo, el brazo político del ex grupo islámico radical Gamaa Islamiya.
Ese grupo llevó a cabo en los años 1990 una campaña de atentados contra intereses turísticos.
En 1997, Gamaa Islamiya reivindicó un ataque contra una zona de la región de Luxor que causó la muerte de 68 personas, entre ellas 58 turistas.
Khayat fue nombrado el 17 de junio pasado en el marco de un cambio de 17 gobernadores de las 27 regiones administrativas de Egipto.
El nombramiento de Khayyat provocó la ira en el sector turístico, muy rentable hasta la rebelión popular de 2011, que provocó la caída del presidente Hosni Mubarak.
Desde entonces el turismo sufre de la inestabilidad política y la falta de seguridad.
Empleados de compañías turísticas amenazaron con bloquear el acceso a los templos faraónicos y otros sitio antiguos de la región si el gobierno mantiene el nombramiento.
El primer ministro, Hisham Qandil, rechazó la dimisión de Zazu y le pidió que permaneciera en el cargo hasta que se analice la situación, según un portavoz del gobierno.
El ministro de Turismo insistió en el hecho de que no ejercerá sus funciones mientras "el nuevo gobernador permanezca en su puesto", indicó ese portavoz.
Zazu sostiene que ese nombramiento "perjudica el turismo en Egipto y en particular en Luxor", dijo el portavoz.
El lunes pasado, Mursi remplazó a 17 de los 27 gobernadores, nombrando en particular siete miembros de los Hermanos Musulmanes, su partido, y al salafista Khayyat.
Los cambios refuerzan el campo presidencial en los puestos claves de la organización administrativa y de la seguridad del país, a dos semanas de las manifestaciones convocadas por la oposición para exigir la renuncia de Mursi.
La oposición acusa al presidente de querer extender el poder islamista en la administración y de ser incapaz de resolver los problemas económicos del país.
Con el nombramiento de Luxor, Mursi envió una señal de apertura hacia el potente movimiento salafista que en las elecciones legislativas de 2011 obtuvo 25% de los votos.
Los salafistas ejercen una fuerte presión sobre el gobierno para que la sociedad egipcia se islamice más y más rápido.
Sólo seis de los 17 nuevos gobernadores son militares. Antes, las Fuerzas Armadas y los servicios de seguridad ocupaban la casi totalidad de los puestos administrativos más importantes.
Los nuevos nombramientos provocaron manifestaciones en varias ciudades del delta del Nilo, con un balance de 26 heridos.
En Tanta la policía disparó granadas de gas lacrimógeno para poner fin a los enfrentamientos entre partidarios y adversarios del nuevo gobernador, Ahmed al Beely, un integrante de los Hermanos Musulmanes.
También hubo manifestaciones en Menufiya, Ismailiya, Damiette y Behaira.