A primera hora de la mañana de ayer, los centenares de usuarios de la Operación Paso del Estrecho se apostaban en interiores y alrededores de las instalaciones de la terminal portuaria, a la espera de partir hacia su país de origen. A medida que transcurrían las horas, la desinformación y el desconcierto de los usuarios crisparon el ambiente, si bien el asunto no llegó a mayores.
"Nos tratan como a perros", se lamentaba Dahomaicha, una mujer argelina residente en Jumilla que se disponía a pasar una semana de vacaciones en su tierra natal. El pasaje, la mayoría argelinos procedentes del interior de España y de Francia, bramaba por la lentitud de las autoridades de su país por resolver el incidente. Acostados en el suelo de las instalaciones, otros acomodados en sus coches particulares, familias enteras combatían como podían las interminables horas de espera. Algunos llevaban así más de 40 horas. Sidahmed Mellahi protestaba porque, en su opinión, el envío de otro buque era la opción más rápida, y no, agregó, esperar a que fuera reparado. "Esto es la jungla", añadió Larabas Hamdi.
El caos se originó a medianoche del viernes, cuando el ferry El Djazair, procedente de Orán, colisionó con el muelle al atracar, a causa de la marejada. Los pasajeros que llegaban fueron sustituidos por los que esa misma noche iban a viajar a Orán. Pero el barco no salió y el capitán obligó a los pasajeros a permanecer a bordo. Horas después, y tras conversaciones con el cónsul argelino y las autoridades españolas, los interesados en abandonar el barco fueron autorizados.
Las dificultades crecieron con la llegada de los pasajeros con billetes para el sábado. Finalmente, al menos cuatro conexiones de ida y vuelta han sido canceladas, por lo que el número de perjudicados supera los 4.000. La organización de la Operación Paso del Estrecho colocó carteles informativos a lo largo de la AP-7 para informar del incidente en un intento de desviar a los inmigrantes a otras rutas, como el puerto de Almería.
"Nos tratan como a perros", se lamentaba Dahomaicha, una mujer argelina residente en Jumilla que se disponía a pasar una semana de vacaciones en su tierra natal. El pasaje, la mayoría argelinos procedentes del interior de España y de Francia, bramaba por la lentitud de las autoridades de su país por resolver el incidente. Acostados en el suelo de las instalaciones, otros acomodados en sus coches particulares, familias enteras combatían como podían las interminables horas de espera. Algunos llevaban así más de 40 horas. Sidahmed Mellahi protestaba porque, en su opinión, el envío de otro buque era la opción más rápida, y no, agregó, esperar a que fuera reparado. "Esto es la jungla", añadió Larabas Hamdi.
El caos se originó a medianoche del viernes, cuando el ferry El Djazair, procedente de Orán, colisionó con el muelle al atracar, a causa de la marejada. Los pasajeros que llegaban fueron sustituidos por los que esa misma noche iban a viajar a Orán. Pero el barco no salió y el capitán obligó a los pasajeros a permanecer a bordo. Horas después, y tras conversaciones con el cónsul argelino y las autoridades españolas, los interesados en abandonar el barco fueron autorizados.
Las dificultades crecieron con la llegada de los pasajeros con billetes para el sábado. Finalmente, al menos cuatro conexiones de ida y vuelta han sido canceladas, por lo que el número de perjudicados supera los 4.000. La organización de la Operación Paso del Estrecho colocó carteles informativos a lo largo de la AP-7 para informar del incidente en un intento de desviar a los inmigrantes a otras rutas, como el puerto de Almería.