Recital de cantos sufíes de Sheikh Taha y su quinteto de acompañamiento.
JUAN ÁNGEL VELA DEL CAMPO - Santiago de Compostela - Cada concierto tiene lugar en una iglesia o monasterio diferente de la ciudad compostelana, y tiene una duración aproximada de 75 minutos. Ayer sábado, el estadounidense Kenneth Weiss fue el encargado de cerrar un certamen en el que han actuado 15 agrupaciones o solistas de todos los continentes. El público que ha asistido era de todo tipo y condición, aunque llamaba la atención el altísimo porcentaje de jóvenes, especialmente en las actuaciones nocturnas.
El Festival de Músicas Contemplativas de Santiago de Compostela ha llegado a su quinta edición y es, en cierto modo, una continuación de los Festivales del Milenio de hace una década. Su filosofía consiste en desarrollar el diálogo intercultural a través de la música. Así se han podido escuchar estos días en Santiago de Compostela músicas del mundo de Vietnam, Irán, Azerbaiyán, Egipto, Mongolia, India o Uzbekistán, alternándose con conocidos grupos de música antigua de Reino Unido, Francia, Italia, Finlandia y de Estados Unidos.
También participó el contratenor español Carlos Mena. De Tomás Luis de Victoria y Purcell a música mística persa o vietnamita: toda una experiencia.
Además, el certamen de Músicas Contemplativas es un ejemplo de los nuevos aires que se están inyectando a los festivales del siglo XXI en España con la idea de mantener el concepto de certamen como algo extraordinario y complementario a las programaciones cotidianas. Es el caso de Musika-Música en Bilbao, con una proyección popular que ha alcanzado ya en su última edición las 30.000 entradas vendidas; del Festival de música antigua de Úbeda y Baeza, con su imprescindible conexión universitaria; del Pórtico de Zamora, con su indagación en las raíces religiosas de la música, o el de Via Stellae, con su afán investigador y perfeccionista.
El certamen gallego se basa en las conexiones de música y patrimonio artístico para facilitar el encuentro entre las propuestas sonoras más alejadas. Toda una apuesta por la interculturalidad que paralelamente refuerza los lazos de convivencia democrática a través de la música.
El Festival de Músicas Contemplativas de Santiago de Compostela ha llegado a su quinta edición y es, en cierto modo, una continuación de los Festivales del Milenio de hace una década. Su filosofía consiste en desarrollar el diálogo intercultural a través de la música. Así se han podido escuchar estos días en Santiago de Compostela músicas del mundo de Vietnam, Irán, Azerbaiyán, Egipto, Mongolia, India o Uzbekistán, alternándose con conocidos grupos de música antigua de Reino Unido, Francia, Italia, Finlandia y de Estados Unidos.
También participó el contratenor español Carlos Mena. De Tomás Luis de Victoria y Purcell a música mística persa o vietnamita: toda una experiencia.
Además, el certamen de Músicas Contemplativas es un ejemplo de los nuevos aires que se están inyectando a los festivales del siglo XXI en España con la idea de mantener el concepto de certamen como algo extraordinario y complementario a las programaciones cotidianas. Es el caso de Musika-Música en Bilbao, con una proyección popular que ha alcanzado ya en su última edición las 30.000 entradas vendidas; del Festival de música antigua de Úbeda y Baeza, con su imprescindible conexión universitaria; del Pórtico de Zamora, con su indagación en las raíces religiosas de la música, o el de Via Stellae, con su afán investigador y perfeccionista.
El certamen gallego se basa en las conexiones de música y patrimonio artístico para facilitar el encuentro entre las propuestas sonoras más alejadas. Toda una apuesta por la interculturalidad que paralelamente refuerza los lazos de convivencia democrática a través de la música.