El gobierno instaurado por los militares había advertido que consideraría una tasa de participación superior a la del referéndum constitucional de 2012 --cuando el derrocado presidente islamista Mohamed Mursi estaba en el poder (32,9%)--, como una "victoria" que justificaría en las urnas la destitución y el arresto del único mandatario elegido democráticamente en Egipto.
Esta participación y la abrumadura votación en favor del "sí" probaron que el derrocamiento de Mursi fue una "revolución popular", dijo un alto responsable durante una conferencia de prensa al anunciar formalmente los resultados.
El nuevo y popular hombre fuerte de Egipto, el general Abdel Fatah al Sisi, había vinculado su futuro a la participación en ese referéndum, organizado el martes y el miércoles, anunciando tres días antes de los comicios que él se presentaría a la elección presidencial de 2014 "si el pueblo lo reclamaba".
Luego de dicho anuncio, esta consulta popular había tomado la forma de un plebiscito, durante la sangrienta represión contra los partidarios de Mursi, y sobre todo, los Hermanos Musulmanes.
Esta cofradía, a la que pertenecía Mursi y que había ganado cómodamente todas las elecciones después de la revuelta de 2011, había llamado a boicotear estos comicios, y por lo tanto no se hizo ninguna campaña a favor del "no".
Este referéndum "prueba que el 30 de junio era una revuelta popular", se alegró Salah Aldin Abdel Maqsud, el jefe del servicio de información gubernamental, pocos minutos antes del anuncio de los resultados oficiales.
El 30 de junio, millones de egipcios manifestaron para pedir la partida de Mursi, acusándolo de querer islamizar a ultranza a la sociedad egipcia y arruinar al país.
El general Sisi se había referido a esta manifestación al anunciar, tres días después, el 3 de julio, la destitución y el arresto de Mursi. Luego, el gobierno interino instaurado por los militares comenzó una sangrienta represión de los partidarios islamistas del jefe del Estado derrocado.
Sisi, que ocupa los cargos de jefe del ejército, viceprimer ministro y ministro de Defensa del gobierno interino, había prometido, tres días antes del referéndum, que se presentaría a las elecciones presidenciales de 2014 "si el pueblo lo reclamaba", llamando a votar masivamente.
El referéndum, organizado el martes y el miércoles, había tomado la forma de un plebiscito, pues la nueva Constitución era muy similar a la de 2012, y muchos de los votantes interrogados durante la votación confesaron que no la habían leido.
Numerosos electores en las filas de espera en El Cairo no ocultaron que votaban "sí por Sisi" y "no a los Hermanos Musulmanes".
El referéndum es la primera etapa de la "transición democrática" prometida por Sisi a partir del 3 de julio, que continuará con elecciones legislativas y una presidencial durante 2014.
"Todas las rutas llevan a Sisi a la presidencia de la República", escribió en su portada el diario oficial Al Akhbar.
Sin embargo, nada permite anunciar una reconciliación rápida en el país.
Los Hermanos Musulmanes, un movimiento al cual perteneció Mursi, catalogado de "organización terrorista" por el poder político, quieren continuar sus manifestaciones aunque ya no logran movilizar a las multitudes. Casi todos sus líderes fueron detenidos y sus bases fueron diezmadas por las fuerzas del orden.
El secretario de Estado estadounidense, John Kerry, instó este sábado a Egipto a poner en práctica los derechos que garantiza la nueva Constitución.
"A medida que avanza la transición de Egipto, Estados Unidos urge al gobierno interino egipcio a instrumentar completamente aquellos derechos y libertades garantizados en la nueva constitución para el beneficio del pueblo egipcio, y a dar pasos hacia la reconciliación", dijo Kerry en una declaración.