Soldados estadounidenses, en Afganistán.
"Siete soldados de la ISAF murieron hoy al estallar una bomba en el sur de Afganistán", dijo la ISAF, sin especificar, de conformidad con su política, ni lugar de la explosión ni la nacionalidad de los soldados muertos.
El Pentágono informó más tarde que murieron siete soldados estadounidenses.
En Washington, el portavoz del Pentágono, coronel Dave Lapan, dijo que los siete soldados resultaron muertos en el ataque, que constó de dos explosiones seguidas en el distrito de Shorabak, en la provincia de Kandahar.
Este es el incidente más letal para la OTAN desde el 27 de abril, cuando ocho soldados -incluidos varios oficiales- y un civil, todos estadounidenses, encargados de la formación de la aviación afgana, fueron abatidos por razones desconocidas, en una base de Kabul, por un militar afgano.
Horas antes, en el día, otro militar de la OTAN había perecido al estrellarse un helicóptero, en el sureste del país, en circunstancias aún no reveladas. La OTAN no ha especificado el tipo de nave, la nacionalidad del militar muerto, si la víctima era un piloto o un pasajero del helicóptero, o si el accidente dejó heridos.
Según una fuente de la ISAF que pidió el anonimato, los siete soldados que murieron este jueves fueron víctimas de dos dos bombas sucesivas en el distrito de Shorabak, en la provincia sureña de Kandahar, el bastión histórico de los talibanes.
Las fuerzas de la OTAN han intensificado en los dos últimos años las operaciones en esta provincia de Afganistán, considerada como crucial para estabilizar el país.
Las minas o bombas caseras, activadas al paso de las tropas o vehículos, y activadas a distancia, son las armas favoritas de los insurgentes y el terror de los militares enviados a Afganistán.
Según el sitio web independiente icasualties, casi el 60% de las pérdidas registradas desde comienzos del año por las fuerzas internacionales fueron provocadas por artefactos artesanales, que provocaron también numerosas víctimas civiles.
Los ocho muertos del jueves elevan a por lo menos 199 el número de soldados extranjeros muertos en operaciones, en Afganistán, desde principios de 2011, según un balance elaborado por la AFP en base al sitio icasualties.org.
Más de 2.400 militares extranjeros han muerto en los casi diez años que ya dura el conflicto en Afganistán, según el sitio web.
Unos 130.000 soldados de la ISAF, dos tercios de ellos estadounidenses, invadieron Afganistán, frente a la insurgencia encabezada por los talibanes desde que fueron expulsados del poder por la coalición internacional a fines de 2001.
Las bajas de las tropas internacionales están en aumento desde 2003, al tiempo que los insurgentes han ganado terreno en los últimos años.
El año 2010, durante el cual 711 soldados de la OTAN murieron, fue el más mortífero para las fuerzas internacionales desde que se inició el conflicto.
La OTAN debe empezar en los próximos meses un proceso de "transición", cuyo objetivo es ceder gradualmente, hasta fines de 2014, la responsabilidad de la seguridad a las fuerzas afganas en todo el territorio afgano.
El Pentágono informó más tarde que murieron siete soldados estadounidenses.
En Washington, el portavoz del Pentágono, coronel Dave Lapan, dijo que los siete soldados resultaron muertos en el ataque, que constó de dos explosiones seguidas en el distrito de Shorabak, en la provincia de Kandahar.
Este es el incidente más letal para la OTAN desde el 27 de abril, cuando ocho soldados -incluidos varios oficiales- y un civil, todos estadounidenses, encargados de la formación de la aviación afgana, fueron abatidos por razones desconocidas, en una base de Kabul, por un militar afgano.
Horas antes, en el día, otro militar de la OTAN había perecido al estrellarse un helicóptero, en el sureste del país, en circunstancias aún no reveladas. La OTAN no ha especificado el tipo de nave, la nacionalidad del militar muerto, si la víctima era un piloto o un pasajero del helicóptero, o si el accidente dejó heridos.
Según una fuente de la ISAF que pidió el anonimato, los siete soldados que murieron este jueves fueron víctimas de dos dos bombas sucesivas en el distrito de Shorabak, en la provincia sureña de Kandahar, el bastión histórico de los talibanes.
Las fuerzas de la OTAN han intensificado en los dos últimos años las operaciones en esta provincia de Afganistán, considerada como crucial para estabilizar el país.
Las minas o bombas caseras, activadas al paso de las tropas o vehículos, y activadas a distancia, son las armas favoritas de los insurgentes y el terror de los militares enviados a Afganistán.
Según el sitio web independiente icasualties, casi el 60% de las pérdidas registradas desde comienzos del año por las fuerzas internacionales fueron provocadas por artefactos artesanales, que provocaron también numerosas víctimas civiles.
Los ocho muertos del jueves elevan a por lo menos 199 el número de soldados extranjeros muertos en operaciones, en Afganistán, desde principios de 2011, según un balance elaborado por la AFP en base al sitio icasualties.org.
Más de 2.400 militares extranjeros han muerto en los casi diez años que ya dura el conflicto en Afganistán, según el sitio web.
Unos 130.000 soldados de la ISAF, dos tercios de ellos estadounidenses, invadieron Afganistán, frente a la insurgencia encabezada por los talibanes desde que fueron expulsados del poder por la coalición internacional a fines de 2001.
Las bajas de las tropas internacionales están en aumento desde 2003, al tiempo que los insurgentes han ganado terreno en los últimos años.
El año 2010, durante el cual 711 soldados de la OTAN murieron, fue el más mortífero para las fuerzas internacionales desde que se inició el conflicto.
La OTAN debe empezar en los próximos meses un proceso de "transición", cuyo objetivo es ceder gradualmente, hasta fines de 2014, la responsabilidad de la seguridad a las fuerzas afganas en todo el territorio afgano.