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Los refugiados e inmigrantes en la isla de Manus protestando contra el gobierno australiano
En el campamento en la isla de Manus, los hombres usan tachos de basura para juntar agua de lluvia, graficó a dpa un refugiado. En Twitter se encontraban fotos de gente que cava el suelo en búsqueda de agua.
El gobierno australiano había cerrado el martes los suministros de agua y energía eléctrica. La última ración de alimentos que recibieron los habitantes fue el domingo. También se cortó el abastecimiento de medicamentos.
El Acnur instó a Australia a "detener la crisis humanitaria que se desarrolla" en la isla de Manus. Para que "la situación en la zona se suavice de inmendiato", el Acnur le pidió al gobierno australiano que coopere con las autoridades de Papúa Nueva Guinea.
El campo de refugiados cerró luego de que el Tribunal Supremo de Papúa Nueva Guinea lo declarara ilegal. Los cerca de 600 solicitantes de asilo deben ser trasladados a una ciudad cercana, aunque ellos se niegan a abandonar el lugar y pretenden impedir por vía judicial la clausura del campo.
Según Acnur, los refugiados temen ser atacados por la población. El martes, ciudadanos locales irrumpieron en el campo armados con palos y machetes, contó a dpa un refugiado.
Sin embargo, no hay suficiente alojamiento para los refugiados. El Acnur sostuvo que si las 600 personas decidieran acceder a su traslado, "muchos no encontrarían un alojamiento". Por el contrario, el Gobierno australiano aseguró que hay suficientes alojamientos temporales en la principal ciudad de la isla.
"Australia es responsable del bienestar de todos los que fueron traídos a Papúa Nueva Guinea hasta que se encuentren soluciones adecuadas a largo plazo fuera del país", afirmó el organismo.
La ministra de Relaciones Exteriores australiana, Julie Bishop, dijo que los refugiados deben abandonar el campo porque no podía garantizarles la seguridad.
Australia pagó durante cuatro años a su vecino para que se encargara de los migrantes. El país no acepta a ninguna persona que llegue a la costa en barco.
Mientras tanto, Nueva Zelanda anunció hoy su intención de acoger a 150 solicitantes de asilo de Manus debido a la crisis humanitaria, una oferta que ya rechazó Canberra en varias ocasiones.
El gobierno australiano había cerrado el martes los suministros de agua y energía eléctrica. La última ración de alimentos que recibieron los habitantes fue el domingo. También se cortó el abastecimiento de medicamentos.
El Acnur instó a Australia a "detener la crisis humanitaria que se desarrolla" en la isla de Manus. Para que "la situación en la zona se suavice de inmendiato", el Acnur le pidió al gobierno australiano que coopere con las autoridades de Papúa Nueva Guinea.
El campo de refugiados cerró luego de que el Tribunal Supremo de Papúa Nueva Guinea lo declarara ilegal. Los cerca de 600 solicitantes de asilo deben ser trasladados a una ciudad cercana, aunque ellos se niegan a abandonar el lugar y pretenden impedir por vía judicial la clausura del campo.
Según Acnur, los refugiados temen ser atacados por la población. El martes, ciudadanos locales irrumpieron en el campo armados con palos y machetes, contó a dpa un refugiado.
Sin embargo, no hay suficiente alojamiento para los refugiados. El Acnur sostuvo que si las 600 personas decidieran acceder a su traslado, "muchos no encontrarían un alojamiento". Por el contrario, el Gobierno australiano aseguró que hay suficientes alojamientos temporales en la principal ciudad de la isla.
"Australia es responsable del bienestar de todos los que fueron traídos a Papúa Nueva Guinea hasta que se encuentren soluciones adecuadas a largo plazo fuera del país", afirmó el organismo.
La ministra de Relaciones Exteriores australiana, Julie Bishop, dijo que los refugiados deben abandonar el campo porque no podía garantizarles la seguridad.
Australia pagó durante cuatro años a su vecino para que se encargara de los migrantes. El país no acepta a ninguna persona que llegue a la costa en barco.
Mientras tanto, Nueva Zelanda anunció hoy su intención de acoger a 150 solicitantes de asilo de Manus debido a la crisis humanitaria, una oferta que ya rechazó Canberra en varias ocasiones.
