"Para evitar víctimas civiles, necesitamos equipamiento muy sofisticado" y en especial "más aviones de combate, de alta precisión" para atacar objetivos terrestres sobre suelo libio, explicó el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, en la cita de jefes de la diplomacia de los países miembros.
Aunque se mostró "confiado" en que los aliados arrimarán el hombro, Rasmussen admitió no contar por ahora "con ninguna promesa" de contribución adicional a la operación "Protector Unificado" de la OTAN contra las fuerzas de Gadafi.
París y Londres, que asumen el grueso de los bombardeos contra objetivos terrestres en Libia, apoyados por sólo cuatro países -- Bélgica, Dinamarca, Noruega y Canadá --, presionaron públicamente a la Alianza Atlántica para que incremente sus esfuerzos militares y evite un estancamiento del conflicto.
Pero España, que desde un principio limita su participación en la misión de la OTAN a la aplicación del embargo de armas y de la zona de exclusión aérea en Libia, rechazó de entrada una mayor implicación.
"Esto es lo que España aporta y el compromiso que España mantiene, con unas capacidades determinadas y con una intervención determinada", declaró en Berlín la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez.
Otros tres países, Italia, Holanda y Suecia, también pusieron a disposición de la OTAN varios aviones, pero sin autorizarlos por ahora a atacar objetivos terrestres.
Casi un mes después de que una coalición internacional decidiera intervenir en Libia para proteger a los civiles de las fuerzas de Gadafi y evitar la derrota de los rebeldes, la salida al conflicto sigue siendo incierta.
Por el momento, Rasmussen prometió que la OTAN mantendrá "la presión tanto tiempo como sea necesario" para proteger a los civiles.
Menos de la mitad de los 28 países miembros de la OTAN participan de alguna forma militarmente en la operación en Libia.
Estados Unidos decidió a principios de mes pasar a un segundo plano y entregar el mando de las operaciones que dirigía a la OTAN para evitar abrir un nuevo frente bélico en el extranjero, después de Irak y Afganistán.
Su secretaria de Estado, Hillary Clinton, aseguró empero en Berlín que su país "apoyará con firmeza" la operación "Protector Unificado" hasta conseguir la renuncia de Gadafi.
Por primera vez, los miembros de la OTAN, que se reunieron con los otros participantes de la campaña en Libia, reclamaron conjuntamente a Gadafi que abandone el poder, al aprobar la declaración adoptada la víspera por el llamado Grupo de Contacto sobre Libia, que reúne a los países occidentales y árabes implicados en la campaña contra el régimen.
"Apoyamos los resultados de la reunión del Grupo de Contacto en Doha y secundamos su llamamiento a Gadafi a que deje el poder", indicaron los ministros de Relaciones Exteriores en una declaración conjunta.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió por su parte una solución "política" y un "alto el fuego inmediato", durante una reunión internacional en la sede de la Liga Arabe en El Cairo.
Pero, por ahora, la comunidad internacional está falta de una hoja de ruta que pueda poner fin al conflicto.
El Grupo de Contacto para Libia decidió el miércoles crear un mecanismo de ayuda financiera para las fuerzas rebeldes, pero no logró un consenso sobre si es necesario además entregarles armas para apoyar su lucha.
La campaña de los aliados creó el jueves una nueva división en el seno de la comunidad internacional, cuando Rusia aseguró que la resolución de la ONU que autorizó el 17 de marzo la intervención militar en Libia no permite los bombardeos, algo que fue rechazado por Francia.
La cita de jefes de la diplomacia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se prolongará hasta el viernes, coincidió con un violento intercambio de disparos entre las fuerzas de Gadafi y los rebeldes el Ajdabiya (este) al tiempo que en Trípoli se escuchó una fuerte explosión cerca de la residencia del coronel.
Aunque se mostró "confiado" en que los aliados arrimarán el hombro, Rasmussen admitió no contar por ahora "con ninguna promesa" de contribución adicional a la operación "Protector Unificado" de la OTAN contra las fuerzas de Gadafi.
París y Londres, que asumen el grueso de los bombardeos contra objetivos terrestres en Libia, apoyados por sólo cuatro países -- Bélgica, Dinamarca, Noruega y Canadá --, presionaron públicamente a la Alianza Atlántica para que incremente sus esfuerzos militares y evite un estancamiento del conflicto.
Pero España, que desde un principio limita su participación en la misión de la OTAN a la aplicación del embargo de armas y de la zona de exclusión aérea en Libia, rechazó de entrada una mayor implicación.
"Esto es lo que España aporta y el compromiso que España mantiene, con unas capacidades determinadas y con una intervención determinada", declaró en Berlín la ministra española de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez.
Otros tres países, Italia, Holanda y Suecia, también pusieron a disposición de la OTAN varios aviones, pero sin autorizarlos por ahora a atacar objetivos terrestres.
Casi un mes después de que una coalición internacional decidiera intervenir en Libia para proteger a los civiles de las fuerzas de Gadafi y evitar la derrota de los rebeldes, la salida al conflicto sigue siendo incierta.
Por el momento, Rasmussen prometió que la OTAN mantendrá "la presión tanto tiempo como sea necesario" para proteger a los civiles.
Menos de la mitad de los 28 países miembros de la OTAN participan de alguna forma militarmente en la operación en Libia.
Estados Unidos decidió a principios de mes pasar a un segundo plano y entregar el mando de las operaciones que dirigía a la OTAN para evitar abrir un nuevo frente bélico en el extranjero, después de Irak y Afganistán.
Su secretaria de Estado, Hillary Clinton, aseguró empero en Berlín que su país "apoyará con firmeza" la operación "Protector Unificado" hasta conseguir la renuncia de Gadafi.
Por primera vez, los miembros de la OTAN, que se reunieron con los otros participantes de la campaña en Libia, reclamaron conjuntamente a Gadafi que abandone el poder, al aprobar la declaración adoptada la víspera por el llamado Grupo de Contacto sobre Libia, que reúne a los países occidentales y árabes implicados en la campaña contra el régimen.
"Apoyamos los resultados de la reunión del Grupo de Contacto en Doha y secundamos su llamamiento a Gadafi a que deje el poder", indicaron los ministros de Relaciones Exteriores en una declaración conjunta.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, pidió por su parte una solución "política" y un "alto el fuego inmediato", durante una reunión internacional en la sede de la Liga Arabe en El Cairo.
Pero, por ahora, la comunidad internacional está falta de una hoja de ruta que pueda poner fin al conflicto.
El Grupo de Contacto para Libia decidió el miércoles crear un mecanismo de ayuda financiera para las fuerzas rebeldes, pero no logró un consenso sobre si es necesario además entregarles armas para apoyar su lucha.
La campaña de los aliados creó el jueves una nueva división en el seno de la comunidad internacional, cuando Rusia aseguró que la resolución de la ONU que autorizó el 17 de marzo la intervención militar en Libia no permite los bombardeos, algo que fue rechazado por Francia.
La cita de jefes de la diplomacia de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que se prolongará hasta el viernes, coincidió con un violento intercambio de disparos entre las fuerzas de Gadafi y los rebeldes el Ajdabiya (este) al tiempo que en Trípoli se escuchó una fuerte explosión cerca de la residencia del coronel.