"Vamos a tomar decisiones que definirán el futuro de nuestra Alianza", prometió el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, que calificó la cita de una "de la más importantes en la historia" de la organización.
Los 28 líderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) prevén adoptar el sábado una hoja de ruta para traspasar entre 2011 y 2014 a las fuerzas locales las tareas de seguridad en Afganistán, actualmente en manos de unos 140.000 militares extranjeros.
"Vamos a iniciar una nueva fase, con la transición hacia una responsabilidad afgana (de las operaciones de seguridad), que empezará en 2011", afirmó por su parte el presidente estadounidense, Barack Obama, justo antes de la apertura de la cita.
Así, los primeros efectivos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Afganistán, integrada por todos los países de la OTAN y otros 20, empezarán a dejar el país el año próximo, una década después de lanzar la guerra contra los talibanes.
Washington, que tiene desplegados a unos 100.000 efectivos sobre el terreno, prevé empezar su retirada en julio de 2011.
Al tiempo que un nuevo soldado de la Alianza fallecía el viernes alcanzado por una bomba, elevando a 654 el número de militares muertos este año, Obama prometió que sus fuerzas no abandonarán a los afganos después de 2014, una vez finalice el periodo de "transición".
"Finalmente tenemos la estrategia y los recursos" para combatir eficazmente a los talibanes, "entrenar a más fuerzas de seguridad afganas" y "asistir a la población", escribió Obama en una tribuna publicada en la prensa internacional.
Y si bien "la reducción de tropas empezará el próximo julio", los afganos "no se quedarán solos", afirmó el mandatario, que el sábado tiene previsto reunirse con el presidente afgano, Hamid Karzai, al margen de la cumbre.
Obama confía en que la progresiva retirada militar vaya acompañada de un refuerzo del número de instructores extranjeros de las fuerzas locales, que esperó los aliados anuncien durante la cumbre, en una entrevista al diario español El País.
Canadá ya anunció esta semana que su presencia militar de casi un millar de soldados será suplantada por una misión de instrucción y el primer ministro portugués, José Socrates, se mostró presto a "reforzar" la presencia lusa para "el entrenamiento de las fuerzas afganas".
Afganistán será el plato fuerte de la cumbre, inaugurada este viernes con un debate sobre la creación de un sistema de defensa antimisiles en Europa.
El proyecto pretende conectar los sistemas antimisiles europeos y estadounidenses en el Viejo continente y ampliar su cobertura, actualmente limitada a las tropas militares, al territorio y la población civil europea.
Los aliados consideran que la amenaza de un ataque con misiles es "clara", según el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, pese a que no prevén identificar a ningún país, incluido Irán, como origen de ese peligro.
Turquía, miembro de la OTAN, condicionó su apoyo al sistema antimisiles a que se omitiera mencionar a Irán, cuidadosa con mantener buenas relaciones con su vecino.
Los aliados se reunirán además el sábado con el presidente ruso, Dimitri Medvedev, al que invitarán a unirse a ese proyecto con el fin de garantizarle de que el sistema no va dirigido contra su país.
Pero los rusos evitarán precipitarse a lanzar cualquier acuerdo.
Medvedev "presentará algunas ideas sobre cómo deberíamos cooperar en la defensa antimisil en los próximos años", pero "somos realistas, no pediremos lo imposible", declaró Sergei Prikhodko, su principal asesor diplomático.
Paralelamente, la Alianza Atlántica prevé adoptar un nuevo "concepto estratégico" que reemplazará el anterior de 1999 y fijará sus prioridades para la próxima década, adaptándose a las nuevas amenazas como el terrorismo global o los ciberataques.
El documento garantizará una alianza "más eficaz y más comprometida" con la seguridad global, al invertir en "capacidades clave" como la defensa antimisiles, prometió Rasmussen.
Unos 7.000 policías y varios helicópteros fueron movilizados para garantizar la seguridad de los 28 dirigentes de la OTAN reunidos en el barrio de negocios de Lisboa, a las orillas del río Tajo, patrullado por una fragata.
Los 28 líderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) prevén adoptar el sábado una hoja de ruta para traspasar entre 2011 y 2014 a las fuerzas locales las tareas de seguridad en Afganistán, actualmente en manos de unos 140.000 militares extranjeros.
"Vamos a iniciar una nueva fase, con la transición hacia una responsabilidad afgana (de las operaciones de seguridad), que empezará en 2011", afirmó por su parte el presidente estadounidense, Barack Obama, justo antes de la apertura de la cita.
Así, los primeros efectivos de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en Afganistán, integrada por todos los países de la OTAN y otros 20, empezarán a dejar el país el año próximo, una década después de lanzar la guerra contra los talibanes.
Washington, que tiene desplegados a unos 100.000 efectivos sobre el terreno, prevé empezar su retirada en julio de 2011.
Al tiempo que un nuevo soldado de la Alianza fallecía el viernes alcanzado por una bomba, elevando a 654 el número de militares muertos este año, Obama prometió que sus fuerzas no abandonarán a los afganos después de 2014, una vez finalice el periodo de "transición".
"Finalmente tenemos la estrategia y los recursos" para combatir eficazmente a los talibanes, "entrenar a más fuerzas de seguridad afganas" y "asistir a la población", escribió Obama en una tribuna publicada en la prensa internacional.
Y si bien "la reducción de tropas empezará el próximo julio", los afganos "no se quedarán solos", afirmó el mandatario, que el sábado tiene previsto reunirse con el presidente afgano, Hamid Karzai, al margen de la cumbre.
Obama confía en que la progresiva retirada militar vaya acompañada de un refuerzo del número de instructores extranjeros de las fuerzas locales, que esperó los aliados anuncien durante la cumbre, en una entrevista al diario español El País.
Canadá ya anunció esta semana que su presencia militar de casi un millar de soldados será suplantada por una misión de instrucción y el primer ministro portugués, José Socrates, se mostró presto a "reforzar" la presencia lusa para "el entrenamiento de las fuerzas afganas".
Afganistán será el plato fuerte de la cumbre, inaugurada este viernes con un debate sobre la creación de un sistema de defensa antimisiles en Europa.
El proyecto pretende conectar los sistemas antimisiles europeos y estadounidenses en el Viejo continente y ampliar su cobertura, actualmente limitada a las tropas militares, al territorio y la población civil europea.
Los aliados consideran que la amenaza de un ataque con misiles es "clara", según el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, pese a que no prevén identificar a ningún país, incluido Irán, como origen de ese peligro.
Turquía, miembro de la OTAN, condicionó su apoyo al sistema antimisiles a que se omitiera mencionar a Irán, cuidadosa con mantener buenas relaciones con su vecino.
Los aliados se reunirán además el sábado con el presidente ruso, Dimitri Medvedev, al que invitarán a unirse a ese proyecto con el fin de garantizarle de que el sistema no va dirigido contra su país.
Pero los rusos evitarán precipitarse a lanzar cualquier acuerdo.
Medvedev "presentará algunas ideas sobre cómo deberíamos cooperar en la defensa antimisil en los próximos años", pero "somos realistas, no pediremos lo imposible", declaró Sergei Prikhodko, su principal asesor diplomático.
Paralelamente, la Alianza Atlántica prevé adoptar un nuevo "concepto estratégico" que reemplazará el anterior de 1999 y fijará sus prioridades para la próxima década, adaptándose a las nuevas amenazas como el terrorismo global o los ciberataques.
El documento garantizará una alianza "más eficaz y más comprometida" con la seguridad global, al invertir en "capacidades clave" como la defensa antimisiles, prometió Rasmussen.
Unos 7.000 policías y varios helicópteros fueron movilizados para garantizar la seguridad de los 28 dirigentes de la OTAN reunidos en el barrio de negocios de Lisboa, a las orillas del río Tajo, patrullado por una fragata.