WASHINGTON.- El presidente de Estados Unidos Barack Obama firmó ayer una orden ejecutiva que levanta la prohibición vigente durante el mandato de su predecesor, George W. Bush, al uso de fondos del Gobierno para subvencionar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto en el extranjero. La firma del mandatario se produjo de manera discreta, al contrario de las órdenes ejecutivas que había suscrito en los días anteriores con la presencia de la prensa y las cámaras.
En este caso, la Casa Blanca se limitó a anunciar de la firma a través de un portavoz.
Tema espinoso
La concesión o no de fondos gubernamentales a los grupos pro aborto en el exterior ha sido un asunto contencioso en las últimas administraciones, que los han autorizado durante mandatos demócratas y prohibido durante los republicanos.
Esta prohibición, que se conoce como “la política de la ciudad de México”, porque se anunció en una conferencia de las Naciones Unidas celebrada en esa ciudad en 1984, representó una de las piedras angulares de la política social de Ronald Reagan. Bill Clinton la abolió durante su mandato (1993- 2001) y fue abrazada de nuevo por George W. Bush, en una de sus primeras iniciativas como presidente.
La medida también se conoce entre sus críticos como “la regla de la callada”, porque prohíbe la concesión de fondos a grupos que defiendan o ejerzan presión para liberalizar el aborto. Los críticos consideran que esa prohibición infringe el derecho constitucional a la libertad de expresión.
Asistencia
Washington destina cerca de 400 millones de dólares en asistencia a la planificación familiar en 53 países, según los datos de Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Los críticos de la “política de México” alegan que las restricciones han limitado sobremanera la financiación de grupos humanitarios que ofrecen servicios de planificación familiar y sanitarios y lo que termina causando es que las mujeres tengan que recurrir a abortos ilegales y en condiciones poco seguras. Los defensores de la medida niegan que haya ocasionado un aumento de los abortos ilegales en el exterior.
En una reacción inmediata, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata John Kerry, afirmó: “Al atar las manos de los proveedores de servicios de salud, la ideología perjudicaba nuestra capacidad de aportar servicios de planificación familiar efectivos y limitaba la gama de socios con los que podíamos colaborar en la comunidad internacional”.
CLINTON BUSCA MEJORAR EL TRABAJO DE LA USAID
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, afirmó ayer que es “esencial” que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) sea fortalecida y sus programas adecuadamente financiados para recuperar su liderazgo.
Clinton aseguró a los empleados de USAID, agencia adscrita al Departamento de Estado, que cree “profundamente en el desarrollo” y que este es, junto a la defensa y la diplomacia, un “socio igualitario” de las políticas encaminadas a garantizar la seguridad nacional de EE.UU.
Por ello, “es esencial que el papel de USAID, y el de otros programas de asistencia al exterior, sea fortalecido y adecuadamente financiado, así como coordinado de manera que quede claro que EE.UU. entiende y apoya la ayuda al desarrollo”, dijo en su segunda recepción de bienvenida de sus empleados.
La jefa de la diplomacia estadounidense aseguró que trabajará con USAID para proporcionar a la agencia el tipo de liderazgo y apoyo que necesita para recibir las herramientas que “tan desesperadamente” requiere para poder cumplir y ejecutar las misiones.
“Tenemos que recuperar algo de credibilidad con el fin de restaurar la autoridad y los recursos que se han destinado a otras cosas”, señaló.
En este caso, la Casa Blanca se limitó a anunciar de la firma a través de un portavoz.
Tema espinoso
La concesión o no de fondos gubernamentales a los grupos pro aborto en el exterior ha sido un asunto contencioso en las últimas administraciones, que los han autorizado durante mandatos demócratas y prohibido durante los republicanos.
Esta prohibición, que se conoce como “la política de la ciudad de México”, porque se anunció en una conferencia de las Naciones Unidas celebrada en esa ciudad en 1984, representó una de las piedras angulares de la política social de Ronald Reagan. Bill Clinton la abolió durante su mandato (1993- 2001) y fue abrazada de nuevo por George W. Bush, en una de sus primeras iniciativas como presidente.
La medida también se conoce entre sus críticos como “la regla de la callada”, porque prohíbe la concesión de fondos a grupos que defiendan o ejerzan presión para liberalizar el aborto. Los críticos consideran que esa prohibición infringe el derecho constitucional a la libertad de expresión.
Asistencia
Washington destina cerca de 400 millones de dólares en asistencia a la planificación familiar en 53 países, según los datos de Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Los críticos de la “política de México” alegan que las restricciones han limitado sobremanera la financiación de grupos humanitarios que ofrecen servicios de planificación familiar y sanitarios y lo que termina causando es que las mujeres tengan que recurrir a abortos ilegales y en condiciones poco seguras. Los defensores de la medida niegan que haya ocasionado un aumento de los abortos ilegales en el exterior.
En una reacción inmediata, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el demócrata John Kerry, afirmó: “Al atar las manos de los proveedores de servicios de salud, la ideología perjudicaba nuestra capacidad de aportar servicios de planificación familiar efectivos y limitaba la gama de socios con los que podíamos colaborar en la comunidad internacional”.
CLINTON BUSCA MEJORAR EL TRABAJO DE LA USAID
La secretaria de Estado, Hillary Clinton, afirmó ayer que es “esencial” que la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) sea fortalecida y sus programas adecuadamente financiados para recuperar su liderazgo.
Clinton aseguró a los empleados de USAID, agencia adscrita al Departamento de Estado, que cree “profundamente en el desarrollo” y que este es, junto a la defensa y la diplomacia, un “socio igualitario” de las políticas encaminadas a garantizar la seguridad nacional de EE.UU.
Por ello, “es esencial que el papel de USAID, y el de otros programas de asistencia al exterior, sea fortalecido y adecuadamente financiado, así como coordinado de manera que quede claro que EE.UU. entiende y apoya la ayuda al desarrollo”, dijo en su segunda recepción de bienvenida de sus empleados.
La jefa de la diplomacia estadounidense aseguró que trabajará con USAID para proporcionar a la agencia el tipo de liderazgo y apoyo que necesita para recibir las herramientas que “tan desesperadamente” requiere para poder cumplir y ejecutar las misiones.
“Tenemos que recuperar algo de credibilidad con el fin de restaurar la autoridad y los recursos que se han destinado a otras cosas”, señaló.