De izquierda a derecha, Obama, Bush, Clinton y Carter.
"Está cómodo en su propia piel. Sabe quién es (...), es un hombre bueno", dijo Obama durante un encuentro poco común del club más exclusivo del mundo: además de Bush, el presidente estadounidense se encontró con sus predecesores Bill Clinton, George H.W. Bush y Jimmy Carter.
Obama, que no ahorró ataques a Bush durante la victoriosa campaña para la presidencia en 2008, prefirió evocar este jueves la "increíble fuerza y resolución" que mostró el expresidente el 14 de setiembre de 2001, cuando arengó a sus compatriotas en medio de los escombros del World Trade Center.
El presidente, que ha acusado a Bush de haber empañado la imagen de Estados Unidos con la guerra de Irak y sus prácticas en la lucha contra el terrorismo, silenció sus críticas este jueves, durante la inauguración del espacio de 226.000 metros cuadrados que incluye una biblioteca, un museo y un centro político.
Obama incluso agradeció a Bush por su asesoramiento durante el traspaso de poder entre las dos administraciones, en enero de 2009.
"Nadie puede estar completamente listo para este oficio. Pero Estados Unidos necesita líderes que estén dispuestos a enfrentar las tormentas (...). Eso es lo que el presidente George W. Bush decidió hacer", aseguró el dirigente demócrata.
Antes de la ceremonia en el imponente complejo instalado en el campus de la universidad metodista de Dallas, Bush, de 66 años, había dicho que estaba "cómodo" con la decisión de invadir Irak en 2003 y que sería la historia la que, a largo plazo, juzgaría su presidencia.
El hombre del 11 de setiembre
"Creo que la libertad es un regalo de Dios y la esperanza de todos los corazones humanos", dijo Bush, retomando un argumento utilizado cuando la falta de pruebas sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak provocó críticas a su política.
"En otro periodo de mi vida, habría sido improbable encontrarme en una biblioteca", ironizó Bush, en referencia a los excesos de su juventud, antes de terminar su discurso al borde de las lágrimas.
La víspera, Bush ya había defendido su política en una entrevista con la cadena de televisión ABC: "Creo que el derrocamiento de Saddam Hussein fue la decisión correcta, no sólo para nuestra propia seguridad, sino también para dar a las personas la oportunidad de vivir en una sociedad libre".
La sombra del 11 de setiembre está presente en las exposiciones del centro Bush: hay expuestos pedazos de la estructura del World Trade Center y videos de archivo del peor ataque terrorista cometido sobre suelo estadounidense.
Como Obama, Clinton y Carter, ambos demócratas, también decidieron pasar por alto las diferencias con Bush y alabaron su plan de lucha contra el VIH en África que salvó miles de vidas.
"Me gusta el presidente Bush", dijo Clinton, y elogió el sentido del humor y las maneras sensatas de su par.
Para completar la foto familiar histórica, estuvieron allí presentes el ex primer ministro británico Tony Blair y su par australiano John Howard, defensores de la "guerra contra el terrorismo", así como el ex jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi, el israelí Ehud Olmert y el español José Maria Aznar.
Obama, que no ahorró ataques a Bush durante la victoriosa campaña para la presidencia en 2008, prefirió evocar este jueves la "increíble fuerza y resolución" que mostró el expresidente el 14 de setiembre de 2001, cuando arengó a sus compatriotas en medio de los escombros del World Trade Center.
El presidente, que ha acusado a Bush de haber empañado la imagen de Estados Unidos con la guerra de Irak y sus prácticas en la lucha contra el terrorismo, silenció sus críticas este jueves, durante la inauguración del espacio de 226.000 metros cuadrados que incluye una biblioteca, un museo y un centro político.
Obama incluso agradeció a Bush por su asesoramiento durante el traspaso de poder entre las dos administraciones, en enero de 2009.
"Nadie puede estar completamente listo para este oficio. Pero Estados Unidos necesita líderes que estén dispuestos a enfrentar las tormentas (...). Eso es lo que el presidente George W. Bush decidió hacer", aseguró el dirigente demócrata.
Antes de la ceremonia en el imponente complejo instalado en el campus de la universidad metodista de Dallas, Bush, de 66 años, había dicho que estaba "cómodo" con la decisión de invadir Irak en 2003 y que sería la historia la que, a largo plazo, juzgaría su presidencia.
El hombre del 11 de setiembre
"Creo que la libertad es un regalo de Dios y la esperanza de todos los corazones humanos", dijo Bush, retomando un argumento utilizado cuando la falta de pruebas sobre la presencia de armas de destrucción masiva en Irak provocó críticas a su política.
"En otro periodo de mi vida, habría sido improbable encontrarme en una biblioteca", ironizó Bush, en referencia a los excesos de su juventud, antes de terminar su discurso al borde de las lágrimas.
La víspera, Bush ya había defendido su política en una entrevista con la cadena de televisión ABC: "Creo que el derrocamiento de Saddam Hussein fue la decisión correcta, no sólo para nuestra propia seguridad, sino también para dar a las personas la oportunidad de vivir en una sociedad libre".
La sombra del 11 de setiembre está presente en las exposiciones del centro Bush: hay expuestos pedazos de la estructura del World Trade Center y videos de archivo del peor ataque terrorista cometido sobre suelo estadounidense.
Como Obama, Clinton y Carter, ambos demócratas, también decidieron pasar por alto las diferencias con Bush y alabaron su plan de lucha contra el VIH en África que salvó miles de vidas.
"Me gusta el presidente Bush", dijo Clinton, y elogió el sentido del humor y las maneras sensatas de su par.
Para completar la foto familiar histórica, estuvieron allí presentes el ex primer ministro británico Tony Blair y su par australiano John Howard, defensores de la "guerra contra el terrorismo", así como el ex jefe de gobierno italiano Silvio Berlusconi, el israelí Ehud Olmert y el español José Maria Aznar.