Cientos de manifestantes de la oposición entraron en la tarde del lunes en el ministerio de Finanzas, en Bangkok, comprobó una periodista de la AFP. Se trata de la protesta más importante desde la grave crisis política de 2010.
"Es la última etapa de desobediencia civil", declaró Suthep Thaugsuban, uno de los dirigentes del Partido Demócrata, principal formación de la oposición.
"Si los funcionarios no detienen su trabajo, mañana tomaremos todos los ministerios para demostrar que el sistema Thaksin no tiene legitimidad para dirigir el país", dijo Suthep refiriéndose al ex primer ministro Thaksin Shinawatra, que pese a estar exiliado sigue siendo uno de los protagonistas de la política del reino.
Horas más tarde, al final de la jornada, los manifestantes accedieron al ministerio de Relaciones Exteriores, que aparentemente no estaba vigilado por los servicios de seguridad, rompiendo la entrada. Los participantes en la protesta pidieron a los funcionarios que se fueran y que no volvieran el martes, indicó el portavoz de esa dependencia ministerial.
Varias decenas de miles de opositores al Gobierno de Yingluck Shinawatra, hermana de Thaksin, marcharon este lunes en dirección a una decena de sitios, como comisarías de policías, cuarteles del ejército y canales de televisión.
A gritos de "Fuera Thaksin, el ejército está con nosotros", algunos manifestantes pidieron una intervención militar, en un país que ha conocido 18 golpes o intentos desde el establecimiento de la monarquía constitucional en 1932. Uno de ellos, en 2006, derrocó a Thaksin.
Los partidarios de la oposición se habían concentrado ya el domingo, tras semanas de movilizaciones casi diarias.
El motivo de su descontento es una ley de amnistía considerada como una forma de permitir la vuelta de Thaksin, exiliado en Dubái para evitar una condena a dos años de prisión por malversación financiera. El rechazo del Senado a esta ley no ha servido para calmarlos.
La última crisis política grave tuvo lugar en 2010, cuando 100.000 partidarios de Thaksin, los "camisas rojas", ocuparon el centro de Bangkok durante dos meses para reclamar la partida del gobierno de entonces, dirigido por el jefe del Partido Demócrata, Abhisit Vejajiva.
Finalmente, la movilización fue aplastada con una sangrienta intervención del ejército que dejó 90 muertos y 1.900 heridos. Esta crisis mostró las profundas divisiones entre las masas rurales y urbanas desfavorecidas del norte del país, partidarias de Thaksin, y las élites de Bangkok, que odian al ex primer ministro.
La división sigue muy presente en el país, como mostró la movilización paralela de los partidarios de Thaksin, que sacaron a las calles a 50.000 personas el domingo en favor del actual gobierno.
El movimiento de la oposición es el desafío más importante al que se enfrenta el Gobierno de Yingluck desde su llegada al poder, en 2011.
"Las opciones de Yingluck son muy limitadas (...), le va a resultar muy difícil mantenerse en su puesto", consideró Thitinan Pongsudhirak, de la universidad Chulalongkorn de Bangkok.
No obstante, la primera ministra descartó este lunes su dimisión. Al preguntarle unos periodistas si iba a renunciar o disolver el Parlamento, respondió con un lacónico "no".
Para aumentar la presión, el Partido Demócrata celebrará un debate parlamentario el martes sobre una moción de confianza, que tiene muy pocas posibilidades de ser aprobada ya que el Puea Thai, en el poder, cuenta con mayoría en la cámara baja.