Papa predica en Jerusalén la reconciliación de religiones monoteístas


El papa Benedicto XVI clamó el martes por la superación de los rencores del pasado al visitar sitios sagrados judíos, musulmanes y cristianos de Jerusalén, epicentro del conflicto arabo-israelí, y reiteró su compromiso de obrar por la reconciliación de la Iglesia católica con el judaísmo.



Papa predica en Jerusalén la reconciliación de religiones monoteístas
JERUSALEN, 12 mayo 2009 (AFP) - La prensa israelí consideraba el martes demasiado "fría" la condena del Holocausto nazi emitida por el Papa a su llegada el lunes a Israel, tras meses de polémicas por la rehabilitación de un obispo integrista que niega la existencia de las cámaras de gas en las que murieron millones de judíos.
El jefe de la Iglesia católica tuvo que atender este martes otro frente, con los musulmanes, recelosos tras sus declaraciones de 2006 interpretadas como una identificación de la violencia con ese culto.
Desde la mezquita de la Cúpula de la Roca, en la Explanada de las Mezquitas y tercer lugar sagrado del islam, Benedicto XVI reclamó la reconciliación y el diálogo interreligioso.
"Este lugar sagrado ofrece el estímulo a los hombres y mujeres de buena voluntad para comprometerse a superar las incomprensiones y los conflictos del pasado e iniciar el camino del diálogo sincero", afirmó.
"Pido humildemente al Todopoderoso que les traiga la paz y bendiga a las poblaciones amadas de esta región. Hagámoslo con espíritu armonioso y de cooperación", afirmó frente al muftí Mohamad Husein, la máxima autoridad palestina de Jerusalén.
Ante el Papa, que se descalzó para entrar a la mezquita cumpliendo la tradición, el jurisconsulto palestino solicitó "un mayor compromiso del Papa para poner fin a la agresión israelí contra los palestinos".
El religioso denunció la situación que padecen palestinos, tanto cristianos como musulmanes, a los que se le impide llegar a los Lugares Santos para orar en la Explanada de las Mezquitas o ante el Santo Sepulcro de Jesús.
"Un derecho que Israel les niega", afirmó.
Las actividades papales se desarrollaron en medio de un imponente dispositivo de seguridad israelí.
Las calles de la Ciudad Vieja, ocupada por Israel en 1967 y luego anexada al Estado hebreo, estaban desiertas debido a los controles.
En un automóvil blindado, el Papa se trasladó al Muro de las Lamentaciones, el sitio más sagrado del judaísmo, donde cumplió la tradición de colocar un mensaje entre sus piedras.
En el mensaje, escrito en latín, el pontífice habla de su visita a Jerusalén, "La ciudad de la paz" y pide "al Dios de Abraham, de Isaac y Jacob que envíe paz a Tierra Santa, a Medio Oriente".
El Papa permaneció algunos minutos de pie ante el Muro.
Poco después, frente a la Gran Sinagoga de Jerusalén, a pocos kilómetros, y ante los mayores líderes religiosos de Israel, el pontífice se comprometió "irrevocablemente" a obrar por la reconciliación con los judíos.
"La Iglesia católica está irrevocablemente comprometida con el camino decidido por el Concilio Vaticano II por una auténtica y duradera reconciliación entre cristianos y judíos", aseguró.
Frente a los dos grandes rabinos, Yoma Metzer y Shlomo Amar, el Papa confirmó la declaración "Nostra Aetate", decidida al término del Concilio Vaticano II en 1964, en la que se anulaba la acusación de deicidas a los judíos.
En los 45 años transcurridos desde que el Concilio Vaticano II repudiara el concepto de culpa judía colectiva por la muerte de Cristo, las relaciones católico-judías se han visto atormentadas por la actitud de la Iglesia ante el Holocausto nazi.
El Papa visitó luego el Coenaculum o Cenáculo, dentro del complejo de edificios localizados en la cima del Monte Sión, donde conmemoró la Ultima Cena de Cristo y defendió la presencia cristiana en Medio Oriente "como elemento vital" para la sociedad en toda la región.
En la tarde oficiará una misa en los jardines de Getsemaní a los pies del Monte de los Olivos, donde según el Nuevo Testamento Jesús oró asaltado por la angustia y la tristeza la noche anterior a su crucifixión.
La primera jornada del Papa en Israel concluyó la noche del lunes con un "incidente diplomático", según explicó el Vaticano.
El Papa tuvo que abandonar una reunión con autoridades judías, musulmanas y cristianas por las protestas del jeque Tayssir al Tamimi, líder de los tribunales islámicos palestinos.
Al Tamini reclamaba la proclamación de Jerusalén como "capital política, nacional y espiritual de Palestina", en tanto que Israel la considera como su "capital eterna".
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Martes, 12 de Mayo 2009
AFP, Agence France-Presse
           


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