Acto de reconocimiento como mártires de los cristianos asesinados en España.
Los españoles Luis Orencio, conocido con el nombre de Antonio Solá Garriga y 18 compañeros del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (La Salle) así como Antonio Mateo Salamero, sacerdote diocesano y José Gorostazu Labayen, laico, padre de familia, fueron asesinados "por odio a la fe" en diversos lugares del territorio de la archidiócesis de Madrid (España) en 1936, según la jerarquía de la Iglesia.
El papa reconoció también la muerte como mártir de Alberto María Marco y Alemán y ocho compañeros más de la Orden de los Carmelitas de la Antigua Observancia.
En otro decreto reconoció como mártires a Agustín María García Tribaldos y 15 compañeros del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, asesinados "por odio a la fe" en diversos lugares del territorio de la archidiócesis de Madrid (España) entre 1936 y 1937.
En un último decreto el pontífice autoriza que sean considerados como mártires Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen María de las Mercedes que murieron en Lleida (España) entre 1936 y 1937.
Los decretos fueron promulgados dos días después de que el cardenal italiano Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, beatificara en España a 23 mártires de la guerra civil española, los llamados "Mártires de Paracuellos".
El papa reconoció también la muerte como mártir de Alberto María Marco y Alemán y ocho compañeros más de la Orden de los Carmelitas de la Antigua Observancia.
En otro decreto reconoció como mártires a Agustín María García Tribaldos y 15 compañeros del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, asesinados "por odio a la fe" en diversos lugares del territorio de la archidiócesis de Madrid (España) entre 1936 y 1937.
En un último decreto el pontífice autoriza que sean considerados como mártires Mariano Alcalá Pérez y 18 compañeros de la Orden de la Bienaventurada Virgen María de las Mercedes que murieron en Lleida (España) entre 1936 y 1937.
Los decretos fueron promulgados dos días después de que el cardenal italiano Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, beatificara en España a 23 mártires de la guerra civil española, los llamados "Mártires de Paracuellos".