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Política
ESTRASBURGO, 16 septiembre 2009 (AFP) - El ex primer ministro portugués, de 53 años, sale victorioso de una larga campaña electoral que se inició en junio.
Obtuvo 382 votos a favor y 219 en contra, en una votación secreta. Hubo 117 abstenciones.
Barroso logró así el aval de más de la mitad de los 736 eurodiputados que componen el Parlamento, cuando una simple mayoría de "sí" hubiese sido suficiente.
Con este resultado, Barroso evitará una segunda votación si entra en vigor el Tratado de Lisboa. Según este texto, cuyo objetivo es mejorar el funcionamiento de las instituciones de una Unión Europea ampliada a 27 miembros, el presidente necesita la mayoría absoluta.
El portugués, único candidato y propuesto por la derecha moderada, también recibió el apoyo mayoritario de los liberales. Los socialistas (184 diputados) decidieron abstenerse, salvo los portugueses y españoles que respaldaron a Barroso, siguiendo la postura de sus gobiernos. Los socialistas franceses, por su parte, votaron en contra, alegando que "Barroso nos ha mostrado que le faltaba valor en los momentos críticos", según señaló su líder, Catherine Trautmann.
El portugués alcanzó la mayoría absoluta también gracias al apoyo potencialmente embarazoso de los conservadores euroescépticos (británicos, checos y polacos), que han constituido un grupo disidente porque se oponen al Tratado de Lisboa. Barroso, sin embargo, defiende el texto.
"Estoy orgulloso de este resultado", comentó Barroso, visiblemente aliviado tras varios meses de incertidumbre.
Obtuvo 382 votos a favor y 219 en contra, en una votación secreta. Hubo 117 abstenciones.
Barroso logró así el aval de más de la mitad de los 736 eurodiputados que componen el Parlamento, cuando una simple mayoría de "sí" hubiese sido suficiente.
Con este resultado, Barroso evitará una segunda votación si entra en vigor el Tratado de Lisboa. Según este texto, cuyo objetivo es mejorar el funcionamiento de las instituciones de una Unión Europea ampliada a 27 miembros, el presidente necesita la mayoría absoluta.
El portugués, único candidato y propuesto por la derecha moderada, también recibió el apoyo mayoritario de los liberales. Los socialistas (184 diputados) decidieron abstenerse, salvo los portugueses y españoles que respaldaron a Barroso, siguiendo la postura de sus gobiernos. Los socialistas franceses, por su parte, votaron en contra, alegando que "Barroso nos ha mostrado que le faltaba valor en los momentos críticos", según señaló su líder, Catherine Trautmann.
El portugués alcanzó la mayoría absoluta también gracias al apoyo potencialmente embarazoso de los conservadores euroescépticos (británicos, checos y polacos), que han constituido un grupo disidente porque se oponen al Tratado de Lisboa. Barroso, sin embargo, defiende el texto.
"Estoy orgulloso de este resultado", comentó Barroso, visiblemente aliviado tras varios meses de incertidumbre.
"Ya no tenemos vacío político" en Europa, se alegró el presidente del Parlamento Europeo, Jerzy Buzek.
El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cuyo país preside la Unión Europea (UE), juzgó que esta reelección aportará "estabilidad" para concentrarse en los desafíos importantes.
Barroso podrá ahora pensar en la composición de su futuro equipo de comisarios así como en otros puestos clave de la UE, fruto de transacciones con los gobiernos.
Según él, habrá que "esperar el voto por referéndum de los irlandeses" sobre el Tratado de Lisboa el 2 de octubre antes de que se produzca cualquier nombramiento. Pero "esto no impide contactos informales con jefes de Estado y de gobiernos", admitió.
Durante el largo pulso que mantuvo con Barroso, el Parlamento Europeo elegido en junio también marcó puntos al exigirle al presidente que presentara un programa escrito antes de la votación.
Barroso publicó a principios de septiembre grandes orientaciones e hizo promesas para agradar a los partidos más reticentes a su reelección. Un mercadeo que ha llevado a "concesiones", según reconocen incluso los sociales, pero que reforzó su reputación de "camaleón".
La imagen del portugués también ha quedado empañada en el proceso. Los Estados de la UE dejaron durante un tiempo planear la duda sobre su reelección, antes de apoyarle de forma unánime.
La víspera de su reelección, algunos eurodiputados le desafiaron al juzgar su balance poco convincente y al acusarlo de ser demasiado servil con las grandes capitales. Incluso el jefe de su partido conservador, el francés Joseph Daul, precisó que no disponía de ningún "cheque en blanco".
En el campo conservador, algunos diputados confesaban el miércoles en privado que aprobarían a Barroso pero sin entusiasmo.
cm/ylf/at/lmm.
© 1994-2009 Agence France-Presse
El primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, cuyo país preside la Unión Europea (UE), juzgó que esta reelección aportará "estabilidad" para concentrarse en los desafíos importantes.
Barroso podrá ahora pensar en la composición de su futuro equipo de comisarios así como en otros puestos clave de la UE, fruto de transacciones con los gobiernos.
Según él, habrá que "esperar el voto por referéndum de los irlandeses" sobre el Tratado de Lisboa el 2 de octubre antes de que se produzca cualquier nombramiento. Pero "esto no impide contactos informales con jefes de Estado y de gobiernos", admitió.
Durante el largo pulso que mantuvo con Barroso, el Parlamento Europeo elegido en junio también marcó puntos al exigirle al presidente que presentara un programa escrito antes de la votación.
Barroso publicó a principios de septiembre grandes orientaciones e hizo promesas para agradar a los partidos más reticentes a su reelección. Un mercadeo que ha llevado a "concesiones", según reconocen incluso los sociales, pero que reforzó su reputación de "camaleón".
La imagen del portugués también ha quedado empañada en el proceso. Los Estados de la UE dejaron durante un tiempo planear la duda sobre su reelección, antes de apoyarle de forma unánime.
La víspera de su reelección, algunos eurodiputados le desafiaron al juzgar su balance poco convincente y al acusarlo de ser demasiado servil con las grandes capitales. Incluso el jefe de su partido conservador, el francés Joseph Daul, precisó que no disponía de ningún "cheque en blanco".
En el campo conservador, algunos diputados confesaban el miércoles en privado que aprobarían a Barroso pero sin entusiasmo.
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© 1994-2009 Agence France-Presse
