La nueva ley fue votada el lunes de tarde por los 630 diputados italianos, con una mayoría de 334 por el sí, 61 por el no y 4 abstenciones. La oposición había decidido no participar en esta votación.
"Compromiso mantenido, promesa respetada. Italia necesita de aquellos que no dicen siempre no. Adelante con humildad y coraje", reaccionó inmediatamente en Twitter Matteo Renzi, jefe del gobierno italiano, ardiente defensor de esta ley.
El nuevo modo de escrutinio garantiza una mayoría de 55% de los escaños (340 sobre 630) de la cámara de diputados al partido ganador, lo que representa una verdadera revolución cultural en un país acostumbrado a las coaliciones heteróclitas e inestables.
Este texto fue vivamente criticado por una parte de la oposición y en el seno del propio Partido Demócrata (PD, izquierda en el poder) de Matteo Renzi, que denunciaban una deriva antidemocrática.
Pippo Civati, uno de los líderes de la minoría antiRenzi en el PD, juzgó este lunes ante el Parlamento que esta ley conduce al gobierno unipersonal, uno de los grandes temores de los detractores del enérgico jefe de gobierno italiano. Al igual que otros disidentes del PD, indicó haber votado no este lunes. Tampoco participó la semana pasada en los dos votos de confianza precedentes que trataban sobre algunos aspectos de esta ley.
"La nueva ley electoral conlleva un elemento de gran claridad: será evidente durante cinco años saber quién ganó, quién gobierna", y esta "estabilidad política es una condición previa a la innovación económica", había subrayado el viernes de mañana Renzi ante los operadores bursátiles en Milán.
La nueva ley electoral, que entrará en vigor en 2016, prevé asegurar la mayoría de escaños, 340 sobre 630, al partido, y no más a la coalición de partidos, que obtenga al menos el 40% de los votos en la primera ronda de las elecciones legislativas.
Si ningún partido supera este umbral, está prevista una segunda ronda dos semanas más tarde entre las dos formaciones que hayan acumulado más votos, para determinar cuál se beneficia del premio de mayoría.
El proyecto fija en 3% el umbral para obtener escaños, asegurando así a los principales partidos pequeños la certeza de estar representados y al mismo tiempo evitar que pongan en peligro la estabilidad de la mayoría gubernamental.