Pakistán, segundo país musulmán más poblado del mundo con 200 millones de habitantes, había condenado oficialmente este ataque en Francia.
Pero en los últimos días el tono ha cambiado. Hubo una manifestación en Peshawar (noroeste) en homenaje a los hermanos Chérif y Said Kouachi, autores del ataque contra Charlie Hebdo.
Varios periódicos en urdú, la lengua nacional, denunciaron también los "insultos" al profeta Mahoma, un crimen pasible de pena de muerte en Pakistán, en virtud de una controvertida ley sobre la blasfemia.
La publicación el miércoles del nuevo número de Charlie Hebdo, confeccionado por los supervivientes del ataque y publicado con una tirada excepcional de cinco millones de ejemplares, muestra en su portada una caricatura del profeta Mahoma, con una lágrima en un ojo y una pancarta que reza: "Yo soy Charlie".
Un día después, el parlamento paquistaní condenó en una resolución la "caricatura blasfema" publicada por un "diario francés" y otros periódicos "de grandes capitales occidentales".
"La asamblea piensa sinceramente que la libertad de expresión no significa atacar o herir los sentimientos públicos y las creencias religiosas", dice el texto de la resolución adoptada.