Estas declaraciones, que provocaron un profundo malestar en un país atormentado por su pasado nazi, causaron inquietud en la dirección de este joven partido.
Sin embargo, tras una conversación telefónica de tres horas, la dirección del AfD decidió imponer "medidas disciplinarias" a Björn Höcke, ya conocido por sus excesos verbales, según fuentes del partido citadas por medios alemanes.
"La dirección federal [del AfD] toma nota de que las declaraciones de Björn Höcke el 17 de enero de 2017 en el marco de su 'discurso de Dresde' han dañado la imagen del partido", destacó la copresidenta del AfD, Frauke Petry, citada por la televisión pública regional MDR.
Frauke Petry juzgó la semana asada que Höcke era "una carga para el partido".
Éste afirmó que el Memorial del Holocausto, un monumento ubicado en el corazón de Berlín, era "un monumento de la vergüenza".
"Hasta ahora, nuestro estado de ánimo es el de un pueblo totalmente vencido [...] Nosotros, alemanes, nuestro pueblo, es el único pueblo del mundo que ha levantado en el corazón de su capital un monumento de la vergüenza", declaró.
"Necesitamos un giro de 180º en nuestra política de memoria", agregó.
Las declaraciones del responsable regional del AfD provocaron la condena general y algunos socialdemócratas lo tildaron de nazi y lo acusaron de atizar el odio, aunque recibió el apoyo de otros responsables de su partido.
Según un sondeo publicado por Bild am Sonntag, el 61% de los alemanes considera que Höcke debería ser excluido del AfD.