Un rebelde en Deir Assur, este de Siria.
Pero ante el hermetismo de la Casa Blanca sobre el tipo de armas que podría suministrar y la ausencia de explicaciones públicas de su estrategia, los analistas temen que este apoyo no sea suficiente para inclinar la guerra en favor de la oposición siria.
Las pruebas que muestran que Asad cruzó la "línea roja" al usar armas químicas e involucrar más al Hezbolá e Irán en el conflicto, forzaron finalmente la mano de Obama, pese a su reticencia a implicar a Estados Unidos más profundamente.
Al tiempo que Obama planea conversaciones con sus aliados en la cumbre del G8 la semana próxima en Irlanda del Norte, funcionarios estadounidenses dijeron que no pueden divulgar que tipo de apoyo darán directamente al Supremo Consejo Militar rebelde.
Una cosa es clara: no habrá tropas estadounidenses en tierra.
"La administración dice que va a hacer más. Ahora, ¿qué quieren hacer? No han sido claros", dijo Hussein Ibish, analista del centro de estudios American Task Force on Palestine.
"Pero entregarán más armas y alentarán a sus aliados, especialmente los del Golfo, a dar armas a los grupos rebeldes menos extremistas", dijo a la AFP.
La administración intentará "enviar armas directamente y asegurarse de que con el tiempo no caigan en las manos equivocadas".
Las opciones de Washington de asistencia militar varían entre municiones y fusiles a equipos antiaéreos más avanzados, e incluso una intervención más drástica como la imposición de una zona de exclusión aérea o ataques aéreos contra posiciones del régimen.
El asesor asistente de seguridad nacional, Ben Rhodes, descartó el viernes la imposición de una zona de exclusión aérea, diciendo que podría ser "más difícil y peligrosa, además de más costosa para Siria" que la impuesta por la OTAN en Libia.
En consecuencia, en lo inmediato, el apoyo más probable será en rifles de asalto AK-47 y munición, dijo David Hartwell, analista de la consultora IHS Jane's consulting.
"A partir de eso, probablemente misiles porta granadas y al límite, algunos aparatos antitanques, eventualmente no tripulados", aventuró.
Israel está particularmente preocupado sobre la posibilidad de que armas portables antiaéreas y antitanques caigan en manos de militantes ligados a Al Qaida o las milicias chiitas del Hezbolá libanés, señalaron otros analistas.
Según el Wall Street Journal, Obama ya ha ordenado a la CIA coordinar secreta y estrechamente con sus aliados del Golfo que ya envían armas a los rebeldes.
Los envíos incluirían armas pequeñas y munición, así como armas antitanque, pero no antiaéreas, según el New York Times, que cita fuentes oficiales estadounidenses no identificadas.
Pero algunos analistas temen que tales armas no sean suficientes contra las fuerzas de Asad, que para lograr la victoria en Qusair, por ejemplo, recibieron la ayuda de miles de militantes de Hezbolá, bien entrenados y armados.
Otros argumentan que incluso sería poco probable que la utilización de armamento pesado cambiase la correlación de fuerzas ya que Asad se ha fortalecido con sus recientes victorias.
"Se necesita un esfuerzo mucho más concertado para que los rebeldes sirios recuperen la iniciativa", afirmó Shadi Hamid, director de investigaciones del Brookings Doha Center, argumentando en favor de ataques aéreos selectivos y una zona de exclusión aérea.
"Como mínimo absoluto, se precisa un programa sólido de entrenamiento y equipamiento de la oposición, junto a un apoyo significativo en las áreas de planeamiento estratégico, inteligencia y logística", concordó Michael Doran, principal investigador en el Saban Center for Middle East Policy.
Mientras tanto, Washington mantiene aviones de combate F-16 y sistemas antimisiles Patriot en Jordania, luego de maniobras conjuntas realizadas este mes.
La administración Obama planea también mantener una unidad de cerca de 2.400 Marines en buques anfibios frente a la costa.
Las pruebas que muestran que Asad cruzó la "línea roja" al usar armas químicas e involucrar más al Hezbolá e Irán en el conflicto, forzaron finalmente la mano de Obama, pese a su reticencia a implicar a Estados Unidos más profundamente.
Al tiempo que Obama planea conversaciones con sus aliados en la cumbre del G8 la semana próxima en Irlanda del Norte, funcionarios estadounidenses dijeron que no pueden divulgar que tipo de apoyo darán directamente al Supremo Consejo Militar rebelde.
Una cosa es clara: no habrá tropas estadounidenses en tierra.
"La administración dice que va a hacer más. Ahora, ¿qué quieren hacer? No han sido claros", dijo Hussein Ibish, analista del centro de estudios American Task Force on Palestine.
"Pero entregarán más armas y alentarán a sus aliados, especialmente los del Golfo, a dar armas a los grupos rebeldes menos extremistas", dijo a la AFP.
La administración intentará "enviar armas directamente y asegurarse de que con el tiempo no caigan en las manos equivocadas".
Las opciones de Washington de asistencia militar varían entre municiones y fusiles a equipos antiaéreos más avanzados, e incluso una intervención más drástica como la imposición de una zona de exclusión aérea o ataques aéreos contra posiciones del régimen.
El asesor asistente de seguridad nacional, Ben Rhodes, descartó el viernes la imposición de una zona de exclusión aérea, diciendo que podría ser "más difícil y peligrosa, además de más costosa para Siria" que la impuesta por la OTAN en Libia.
En consecuencia, en lo inmediato, el apoyo más probable será en rifles de asalto AK-47 y munición, dijo David Hartwell, analista de la consultora IHS Jane's consulting.
"A partir de eso, probablemente misiles porta granadas y al límite, algunos aparatos antitanques, eventualmente no tripulados", aventuró.
Israel está particularmente preocupado sobre la posibilidad de que armas portables antiaéreas y antitanques caigan en manos de militantes ligados a Al Qaida o las milicias chiitas del Hezbolá libanés, señalaron otros analistas.
Según el Wall Street Journal, Obama ya ha ordenado a la CIA coordinar secreta y estrechamente con sus aliados del Golfo que ya envían armas a los rebeldes.
Los envíos incluirían armas pequeñas y munición, así como armas antitanque, pero no antiaéreas, según el New York Times, que cita fuentes oficiales estadounidenses no identificadas.
Pero algunos analistas temen que tales armas no sean suficientes contra las fuerzas de Asad, que para lograr la victoria en Qusair, por ejemplo, recibieron la ayuda de miles de militantes de Hezbolá, bien entrenados y armados.
Otros argumentan que incluso sería poco probable que la utilización de armamento pesado cambiase la correlación de fuerzas ya que Asad se ha fortalecido con sus recientes victorias.
"Se necesita un esfuerzo mucho más concertado para que los rebeldes sirios recuperen la iniciativa", afirmó Shadi Hamid, director de investigaciones del Brookings Doha Center, argumentando en favor de ataques aéreos selectivos y una zona de exclusión aérea.
"Como mínimo absoluto, se precisa un programa sólido de entrenamiento y equipamiento de la oposición, junto a un apoyo significativo en las áreas de planeamiento estratégico, inteligencia y logística", concordó Michael Doran, principal investigador en el Saban Center for Middle East Policy.
Mientras tanto, Washington mantiene aviones de combate F-16 y sistemas antimisiles Patriot en Jordania, luego de maniobras conjuntas realizadas este mes.
La administración Obama planea también mantener una unidad de cerca de 2.400 Marines en buques anfibios frente a la costa.