Casi la mitad de los más de diez millones de católicos que se calcula que hay en China escapa del control estatal y permanece leal al papa, algo por lo que muchos son perseguidos.
Según indicó hoy "The Wall Street Journal", el pontífice reconocerá a siete obispos de la Iglesia estatal, lo que supone una gran concesión al Gobierno de Pekín. Para ello el papa anulará su excomunión, añadió el diario citando fuentes cercanas al plan. Los obispos habían sido excomulgados por aceptar su nombramiento por parte de la Iglesia estatal en contra de la voluntad del papa.
Tras tomar el poder en 1949, los comunistas chinos rompieron las relaciones diplomáticas con el Vaticano y en 1951 fundaron la Asociación Patriótica Católica. Los sacerdotes y las monjas que no aceptaron esta Iglesia estatal fueron encarcelados, golpeados y algunos asesinados. Quien continuara siendo leal al papa, tuvo que hacerlo en la clandestinidad.
El papa, que no ha podido viajar a China, siempre ha abogado por superar la división de la Iglesia.
Bajo el mandato del actual presidente chino, Xi Jinping, el control aumentó aún más. Las relaciones diplomáticas del Vaticano con Taiwán, territorio al que China considera como una provincia disidente, no están consideradas como un impedimento para el acercamiento, pues los expertos consideran que el papa estaría dispuesto a renunciar al contacto con Taipei para poder entablar relaciones formales con Pekín.
Según el periódico estadounidense, el Vaticano ya trasladó informalmente a Pekín la decisión del papa sobre los obispos, que serán reconocidos en primavera (boreal). Al parecer, esa condición sería parte de un acuerdo por el que Pekín levantaría a cambio el veto que pesa sobre el pontífice para nombrar a los obispos de la Iglesia estatal.
No obstante, aún quedan muchas cuestiones sin resolver. Por ejemplo, no se sabe qué ocurrirá con los más de 30 obispos de la iglesia clandestina que están reconocidos por el Vaticano, pero no por China. En una visita en diciembre de una delegación del Vaticano a China, se rumoreó que presionaron a los obispos clandestinos de Shantou y Mindong para ceder su puesto a dos representantes de la Iglesia estatal. Uno de los miembros de la Asociación Patriótica fue excomulgado y es incluso miembro del Parlamento chino.
Aquello desató duras críticas dentro de la Iglesia católica. El cardenal Joseph Zen, ex obispo de Hong Kong, dijo que apremió a Francisco para que no tomara aquella decisión durante una audiencia a mediados de enero en Roma. Según Zen, el papa se mostró comprensivo.
Sin embargo, el Vaticano negó el martes que existieran diferencias entre el pontífice y los negociadores encargados en dialogar con Pekín. Un portavoz del Vaticano criticó a los representantes de la Iglesia que "fomentan la confusión y la controversia".
Dada la persecución y la represión a la que se ven sometidos los católicos de la iglesia clandestina en China, el cardenal Zen advirtió el lunes en una carta abierta de rendirse ante un "régimen totalitario".
"¿Que si creo que el Vaticano está vendiendo a la Iglesia católica en China?", escribió. "Sí, definitivamente, si van en la dirección en la que están siguiendo en los últimos años y meses".
La Asociación Patriótica no quiso pronunciarse sobre la polémica. La portavoz del Departamento de Exteriores chino, Hua Chunying, solo habló el miércoles de un "diálogo constructivo" con el Vaticano.
El "Global Times", editado por el órgano del Partido Comunista "Diario del Pueblo", indicó que China está trabajando "pacientemente en una solución" con el Vaticano y añadió que el papa está decidido a mejorar las relaciones.
La publicación también advirtió de las "fuerzas internacionales" que podrían tratar de "sabotear el proceso de negociación difundiendo rumores de que las relaciones entre China y el Vaticano son perjudiciales".
Según indicó hoy "The Wall Street Journal", el pontífice reconocerá a siete obispos de la Iglesia estatal, lo que supone una gran concesión al Gobierno de Pekín. Para ello el papa anulará su excomunión, añadió el diario citando fuentes cercanas al plan. Los obispos habían sido excomulgados por aceptar su nombramiento por parte de la Iglesia estatal en contra de la voluntad del papa.
Tras tomar el poder en 1949, los comunistas chinos rompieron las relaciones diplomáticas con el Vaticano y en 1951 fundaron la Asociación Patriótica Católica. Los sacerdotes y las monjas que no aceptaron esta Iglesia estatal fueron encarcelados, golpeados y algunos asesinados. Quien continuara siendo leal al papa, tuvo que hacerlo en la clandestinidad.
El papa, que no ha podido viajar a China, siempre ha abogado por superar la división de la Iglesia.
Bajo el mandato del actual presidente chino, Xi Jinping, el control aumentó aún más. Las relaciones diplomáticas del Vaticano con Taiwán, territorio al que China considera como una provincia disidente, no están consideradas como un impedimento para el acercamiento, pues los expertos consideran que el papa estaría dispuesto a renunciar al contacto con Taipei para poder entablar relaciones formales con Pekín.
Según el periódico estadounidense, el Vaticano ya trasladó informalmente a Pekín la decisión del papa sobre los obispos, que serán reconocidos en primavera (boreal). Al parecer, esa condición sería parte de un acuerdo por el que Pekín levantaría a cambio el veto que pesa sobre el pontífice para nombrar a los obispos de la Iglesia estatal.
No obstante, aún quedan muchas cuestiones sin resolver. Por ejemplo, no se sabe qué ocurrirá con los más de 30 obispos de la iglesia clandestina que están reconocidos por el Vaticano, pero no por China. En una visita en diciembre de una delegación del Vaticano a China, se rumoreó que presionaron a los obispos clandestinos de Shantou y Mindong para ceder su puesto a dos representantes de la Iglesia estatal. Uno de los miembros de la Asociación Patriótica fue excomulgado y es incluso miembro del Parlamento chino.
Aquello desató duras críticas dentro de la Iglesia católica. El cardenal Joseph Zen, ex obispo de Hong Kong, dijo que apremió a Francisco para que no tomara aquella decisión durante una audiencia a mediados de enero en Roma. Según Zen, el papa se mostró comprensivo.
Sin embargo, el Vaticano negó el martes que existieran diferencias entre el pontífice y los negociadores encargados en dialogar con Pekín. Un portavoz del Vaticano criticó a los representantes de la Iglesia que "fomentan la confusión y la controversia".
Dada la persecución y la represión a la que se ven sometidos los católicos de la iglesia clandestina en China, el cardenal Zen advirtió el lunes en una carta abierta de rendirse ante un "régimen totalitario".
"¿Que si creo que el Vaticano está vendiendo a la Iglesia católica en China?", escribió. "Sí, definitivamente, si van en la dirección en la que están siguiendo en los últimos años y meses".
La Asociación Patriótica no quiso pronunciarse sobre la polémica. La portavoz del Departamento de Exteriores chino, Hua Chunying, solo habló el miércoles de un "diálogo constructivo" con el Vaticano.
El "Global Times", editado por el órgano del Partido Comunista "Diario del Pueblo", indicó que China está trabajando "pacientemente en una solución" con el Vaticano y añadió que el papa está decidido a mejorar las relaciones.
La publicación también advirtió de las "fuerzas internacionales" que podrían tratar de "sabotear el proceso de negociación difundiendo rumores de que las relaciones entre China y el Vaticano son perjudiciales".