Los mossos d'esquadra (la policía catalana) desalojan a los acampados en Barcelona.
La policía y guardias municipales se presentaron este viernes a las seis de la mañana y comunicaron a quienes vivaqueaban en la plaza que podrían retirarse quienes querían y quedar bajo vigilancia y aislamiento policial el resto, para hacer limpieza.
Un total de 87 personas "han tenido que ser atendidas por el Servicio de emergencias médicas (SEM), de los cuales dos son policías, y diez han sido trasladadas al hospital, por ataques de ansiedad y policontusiones", informó un portavoz de la SEM.
En un principio, algunos "indignados" sostuvieron que la limpieza era una excusa para liberar la plaza, ocupada desde hace dos semanas, con motivo de los posibles festejos de los seguidores del FC Barcelona, que se enfrenta en final el sábado contra el Manchester United por la Liga de Campeones.
"Se limpia la plaza, la policía esta allí para dar apoyo al servicio de limpieza. Se quita todo tipo de objeto contundente que podría ser peligroso, como cacharros, cuchillos", afirmó una portavoz de la policía.
El viernes por la mañana, numerosos policías formaron dos cordones, uno para rodear a los últimos resistentes que quedaban en el centro de la plaza y otro para contener una cantidad de jóvenes que querían sumarse al grupo.
Si bien la actitud y consigna de los manifestantes era de presentar una "resistencia pacífica", los ánimos se caldearon cuando una quincena de camiones municipales de la limpieza quisieron entrar en la plaza.
Un grupo de indignados le cerraron el paso en la Ronda Universidad, una de las arterias que rodea la emblemática y céntrica plaza, ante lo cual intervinieron los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra (policía autonómica), que terminaron dando bastonazos y recurriendo a balas de goma para abrir paso a los camiones.
Fue cuando hubo carreras de policías cargando contra manifestantes, de "indignados" huyendo de los bastones policiales y donde se produjeron los heridos.
En los alrededores de la plaza llegó a haber unas dos mil personas al mediodía, muchas de las cuales pugnando por entrar en ella, mientras gritaban consignas como "¡No pasarán!", "!el pueblo unido jamás será vencido!", "Violencias no", entre otras, constató la AFP.
Como en la Puerta del Sol en Madrid, donde los indignados montaron una aldea alternativa, numerosas plazas de España fueron ocupadas, como la céntrica de Cataluña, ocupada desde hace más de diez días pacíficamente.
Agrupados merced a las redes sociales, el movimiento de jóvenes se extiende hacia otros horizontes en torno a múltiples reivindicaciones, que van desde el fin del desempleo hasta denunciar la corrupción e inutilidad de los políticos.
"Nos hacen ir por el partido, pero volveremos a reunirnos porque el partido que nosotros jugamos es más importante", aseguró Albert Bonet, artista, de 42 años.
"Hay que seguir. Esto es el principio para tomar conciencia que tenemos que trabajar en conjunto. Y para que vean que no somos tan diferentes", declaró Carlos Ramiro, de 25 años.
Esta operación "es muy lamentable", se queja Manuel,profesor de la Universidad politécnica de Cataluña, de 52 años, en su silla de ruedas. Lleva en su mano un cartel que reza: "no podrán desalojarnos de nuestros sueños".
"A mí no me golpearon, pero vi cómo pegaban a gente que quería entrar a la plaza", añadió. "Creo que ahora tiene que haber mucha más indignación", aseveró.
Un total de 87 personas "han tenido que ser atendidas por el Servicio de emergencias médicas (SEM), de los cuales dos son policías, y diez han sido trasladadas al hospital, por ataques de ansiedad y policontusiones", informó un portavoz de la SEM.
En un principio, algunos "indignados" sostuvieron que la limpieza era una excusa para liberar la plaza, ocupada desde hace dos semanas, con motivo de los posibles festejos de los seguidores del FC Barcelona, que se enfrenta en final el sábado contra el Manchester United por la Liga de Campeones.
"Se limpia la plaza, la policía esta allí para dar apoyo al servicio de limpieza. Se quita todo tipo de objeto contundente que podría ser peligroso, como cacharros, cuchillos", afirmó una portavoz de la policía.
El viernes por la mañana, numerosos policías formaron dos cordones, uno para rodear a los últimos resistentes que quedaban en el centro de la plaza y otro para contener una cantidad de jóvenes que querían sumarse al grupo.
Si bien la actitud y consigna de los manifestantes era de presentar una "resistencia pacífica", los ánimos se caldearon cuando una quincena de camiones municipales de la limpieza quisieron entrar en la plaza.
Un grupo de indignados le cerraron el paso en la Ronda Universidad, una de las arterias que rodea la emblemática y céntrica plaza, ante lo cual intervinieron los antidisturbios de los Mossos d'Esquadra (policía autonómica), que terminaron dando bastonazos y recurriendo a balas de goma para abrir paso a los camiones.
Fue cuando hubo carreras de policías cargando contra manifestantes, de "indignados" huyendo de los bastones policiales y donde se produjeron los heridos.
En los alrededores de la plaza llegó a haber unas dos mil personas al mediodía, muchas de las cuales pugnando por entrar en ella, mientras gritaban consignas como "¡No pasarán!", "!el pueblo unido jamás será vencido!", "Violencias no", entre otras, constató la AFP.
Como en la Puerta del Sol en Madrid, donde los indignados montaron una aldea alternativa, numerosas plazas de España fueron ocupadas, como la céntrica de Cataluña, ocupada desde hace más de diez días pacíficamente.
Agrupados merced a las redes sociales, el movimiento de jóvenes se extiende hacia otros horizontes en torno a múltiples reivindicaciones, que van desde el fin del desempleo hasta denunciar la corrupción e inutilidad de los políticos.
"Nos hacen ir por el partido, pero volveremos a reunirnos porque el partido que nosotros jugamos es más importante", aseguró Albert Bonet, artista, de 42 años.
"Hay que seguir. Esto es el principio para tomar conciencia que tenemos que trabajar en conjunto. Y para que vean que no somos tan diferentes", declaró Carlos Ramiro, de 25 años.
Esta operación "es muy lamentable", se queja Manuel,profesor de la Universidad politécnica de Cataluña, de 52 años, en su silla de ruedas. Lleva en su mano un cartel que reza: "no podrán desalojarnos de nuestros sueños".
"A mí no me golpearon, pero vi cómo pegaban a gente que quería entrar a la plaza", añadió. "Creo que ahora tiene que haber mucha más indignación", aseveró.