El desmantelamiento del campamento fue decidido por la justicia de Imperia (Italia), que acusó a los ocupantes de robo de agua y electricidad, dijo a la AFP un portavoz de la policía.
Unos 30 migrantes y unos 20 militantes italianos, advertidos de la decisión, abandonaron el campamento para refugiarse en las rocas al borde del mar para no ser detenidos cuando llegó la policía hacia las 06H20 (04H30 GMT) de la mañana, indicó a la AFP Giuseppe Maggese, adjunto al jefe de la policía de Imperia (region de Liguria).
Finalmente, se quedaron allí hasta casi el final de la jornada, cuando alcanzaron un acuerdo con la policía italiana.
En virtud de éste, lo que confirmó a la AFP la policía, los migrantes, sobre todo africanos, serán trasladados en autobuses al centro de migrantes que montó la Cruz Roja en Ventimiglia. Los militantes, por su parte, serían llevados a comisaría para declarar.
Este acuerdo se logró tras la intervención del obispo de Ventimiglia-San Remo, Antonio Suetta, a quien la policía permitió acceder al roquerío, precisó la misma fuente.
"Tratamos de convencerlos de que salgan de las rocas. No tienen la intención y quieren aprovechar la situación desde un punto de vista mediático", había declarado más temprano Maggese.
"Corremos el riesgo de que se caigan en las rocas y haya heridos. Estamos estudiando todas las opciones antes de intervenir", había añadido.
Otra fuente policial italiana precisó que unos diez migrantes fueron detenidos por la mañana y llevados a la comisaría de la localidad fronteriza de Ventimiglia. Entre ellos se encontraba un bosnio bajo mandato de arresto internacional, precisó la fuente.
- Reclaman 'libertad de fronteras' -
Al mediodía de esta jornada, un cordón de unos treinta policías se hallaba cerca de las rocas, frente a esas 50 personas, sentadas cerca del agua, había constatado la AFP.
Los migrantes y militantes desplegaron una pancarta en inglés en la que se podía leer: "Queremos la libertad de atravesar la frontera".
Este campamento, situado a un centenar de metros de la frontera francesa y cerca de la ciudad gala de Menton, reagrupaba, según el día, a hasta 250 personas, indicó Maggese, quien estimó que muchos se fueron el martes por la noche al enterarse de la inminente evacuación.
A media mañana, la policía dejó pasar al obispo Suetta, que fue expresamente a hablar con los migrantes para "sacarlos de su situación precaria".
"De momento no quieren moverse de las rocas", había dicho el obispo, después de al menos veinte minutos de conversaciones infructuosas.
Según una voluntaria de Médicos del Mundo, Anne de Botton, más de cien personas se encontraban la víspera en el campamento.
"Es un campamento de descanso antes de cruzar la frontera, un campamento de tránsito donde nunca se ve a la misma gente", explica. El campamento, muy organizado, con duchas y electricidad, recibía la visita de Médicos del Mundo tres veces por semana.
Por lo demás, la frontera franco-italiana situada a la orilla del mar estaba totalmente cerrada este miércoles.
Todos los puntos de paso entre Italia y el departamento francés de Alpes Marítimos son objeto de un control reforzado desde mitad de junio por parte de la policía francesa.