El nuevo presidente, de 48 años, que ganó las elecciones el 25 de mayo con el 54,7% de los votos, prestó juramento ante el parlamento y sobre la Constitución y el Evangelio. "Asumo la presidencia para preservar y reforzar la unidad de Ucrania", dijo en su primer discurso.
Dirigiéndose a los habitantes del este del país, escenario de una insurrección separatista prorrusa, Poroshenko prometió descentralizar el poder y garantizar el uso libre del ruso como lengua.
Pero también dijo que no cedería ante Rusia ante su proyecto europeo ni sobre el estatus de la península de Crimea.
"Crimea ha sido y seguirá siendo ucraniana", declaró, desatando aplausos en el parlamento, en presencia de numerosos jefes de Estado extranjeros. "Se lo dije claramente al dirigente ruso" Vladimir Putin, con el que se reunió el viernes en Francia coincidiendo con la conmemoración del Desembarco de Normandía.
En la ceremonia de investidura participaron el vicepresidente estadounidense Joe Biden, el presidente del Consejo Europeo Herman Van Rompuy y numerosos jefes de Estado y de gobierno de Europa del este como el presidente polaco Bronislaw Komorowski y la presidenta lituana Dalia Grybauskaite.
La OTAN y la UE se han felicitado de la investidura de Poroshenko y han recordado que Ucrania tiene el apoyo de ambas instituciones para mantener su integridad territorial y su estabilidad.
"Confío en que el liderazgo de Poroshenko contribuirá a la estabilización del país basándose en el diálogo político que comenzó antes de las elecciones", dijo el secretario general de la Alianza atlántica, Anders Fogh Rasmussen, en un comunicado.
- Negociaciones para un alto el fuego -
En las ceremonias en Normandía, el viernes, Poroshenko acordó con Putin comenzar las negociaciones el domingo en Kiev para conseguir un alto el fuego, mientras que la insurrección separatista sigue extendiéndose en el este del país.
El nuevo presidente ucraniano, un hombre de negocios que ha hecho fortuna con el chocolate, es el sucesor del prorruso Viktor Yanukovich, destituido a finales de febrero tras un baño de sangre en Kiev, donde miles de personas pidieron su renuncia durante tres meses. Desde entonces está exiliado en Rusia.
Poroshenko quiere mantener en el puesto al actual primer ministro interino Arseni Yatseniuk, miembro del partido de la exprimera ministra Yulia Timoshenko, segunda en las elecciones presidenciales con el 12,8% de los votos y que estaba presente en la ceremonia de investidura.
El nuevo presidente tiene ahora la difícil tarea de concretar sus aspiraciones europeas, sacar a Ucrania de una recesión agravada con la crisis actual y, sobre todo, unir a un país al borde de la guerra civil.
Desde la caída de su predecesor, Ucrania ha perdido de facto la península de Crimea, que se unió a Rusia tras un referéndum que la comunidad internacional consideró ilegal, y está combatiendo una insurrección armada dirigida, según Kiev, por Moscú que ha dejado más de 200 muertos en dos meses en el este.
Los rebeldes, que el viernes derribaron un avión de transporte militar ucraniano, controlan una parte de la frontera y de Donetsk, la capital de una región industrial de seis millones de habitantes que representa una quinta parte de la economía del país.
Putin, que no ha reconocido oficialmente la victoria de Poroshenko, dijo que en general la postura del dirigente ucraniano era "justa". "Ucrania debe demostrar buena voluntad y detener la operación de represión", añadió.
Rusia critica contundentemente la operación armada que está llevando a cabo el gobierno de Kiev para recuperar el control de las regiones separatistas prorrusas de Donetsk y Lugansk, en el este del país.