En una intervención televisada de casi 40 minutos, el jefe de Estado aclaró además que los bombardeos del ejército egipcio en la vecina Libia se habían hecho con precaución para evitar la muerte de civiles.
A diferencia de otros discursos, As Sisi se mostró relajado y respondió con calma a algunas de las críticas dirigidas contra su gobierno.
Desde que destituyera a Mursi, el exjefe del ejército convertido en presidente ha sido acusado de instaurar un régimen extremadamente autoritario: las ONGs calculan que 1.400 manifestantes islamistas han muerto a manos de las fuerzas de seguridad, y que más de 20.000 personas se encuentran en prisión, muchas de ellas condenadas a muerte en juicios sumarios.
En sus declaraciones, As Sisi afirmó haber pedido a los periodistas que lo acusan de encarcelar a inocentes que preparen una lista de nombres.
"Les he dicho que no niego que haya jóvenes inocentes" en prisión, afirmó el presidente egipcio. "En los próximos días, el primer grupo de jóvenes detenidos será liberado", añadió.
Respecto a los bombardeos del 16 de febrero en Libia contra posiciones del Estado Islámico (EI), As Sisi afirmó que habían golpeado "13 objetivos" y que "todos habían sido verificados con cuidado" previamente.
"Nadie debe pensar que habríamos atacado a civiles", subrayó. El presidente egipcio no mencionó nuevos bombardeos ni volvió a pedir una intervención internacional contra los yihadistas, propuesta que había sido recibida con reticencia entre las potencias occidentales.
Por otro lado, As Sisi aprovechó su intervención para negar la autenticidad de una grabación difundida por una cadena de televisión islamista, presentada como una conversación entre el jefe de Estado y sus colaboradores, en la que se burlaría de los dirigentes de los países del Golfo.
Tres de esos países (Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Kuwait) son los principales proveedores de fondos del gobierno de As Sisi.