"Estoy muy feliz de que una de mis promesas más importantes vea la luz hoy (lunes) y de llevar a cabo uno de mis sueños más antiguos", dijo el presidente iraní en una ceremonia televisada.
Rohani, considerado como un moderado en la política iraní, indicó que esta declaración no tenía fuerza de ley, pero que "debería ser aplicada por todo el mundo", incluidas las autoridades.
El alcance de este texto será, sin embargo, limitado en Irán donde numerosas instituciones, en particular el poder judicial y los poderosos servicios de los Guardianes de la Revolución, están en manos de partidarios de la línea dura que no rinden cuentas ante el presidente.
Ahora "un encargado de los derechos de los ciudadanos" trabajará en los servicios del Gobierno para elaborar proyectos de reforma y comprobar su avance en informes anuales.
Muchos de esos derechos ya figuran en la Constitución de la República Islámica, pero esta declaración es la primera lista de principios a la que se podrá recurrir para valorar a las actuaciones de las instituciones del Estado, según Rohani.
"Es un paso adelante para garantizar una parte de los derechos y libertades de los que debería gozar la gente", indicó a la AFP Yusef Molayi, un abogado de Teherán.
"El presidente recalca la necesidad de hacer respetar leyes que no siempre se acatan. Por ejemplo, en algunos juicios, el tribunal decide que el abogado no debe estar presente. No es correcto", agregó.
Rohani prometió elaborar una declaración de derechos durante su campaña para las elecciones presidenciales de 2013, y su anuncio del lunes puede considerarse como un intento de seducir a los reformistas con vistas a los próximos comicios, en mayo.
Los conservadores criticaron enseguida esta iniciativa que, según ellos, sólo interesa a una minoría reformista y no a la mayoría de los iraníes.
"Mientras que la gente espera con impaciencia las consecuencias económicas del acuerdo sobre el programa nuclear [de 2015], el Gobierno se acuerda de los derechos humanos. Es una broma", opina Osulgara News, una red social conservadora.
Rohani, considerado como un moderado en la política iraní, indicó que esta declaración no tenía fuerza de ley, pero que "debería ser aplicada por todo el mundo", incluidas las autoridades.
El alcance de este texto será, sin embargo, limitado en Irán donde numerosas instituciones, en particular el poder judicial y los poderosos servicios de los Guardianes de la Revolución, están en manos de partidarios de la línea dura que no rinden cuentas ante el presidente.
Ahora "un encargado de los derechos de los ciudadanos" trabajará en los servicios del Gobierno para elaborar proyectos de reforma y comprobar su avance en informes anuales.
Muchos de esos derechos ya figuran en la Constitución de la República Islámica, pero esta declaración es la primera lista de principios a la que se podrá recurrir para valorar a las actuaciones de las instituciones del Estado, según Rohani.
"Es un paso adelante para garantizar una parte de los derechos y libertades de los que debería gozar la gente", indicó a la AFP Yusef Molayi, un abogado de Teherán.
"El presidente recalca la necesidad de hacer respetar leyes que no siempre se acatan. Por ejemplo, en algunos juicios, el tribunal decide que el abogado no debe estar presente. No es correcto", agregó.
Rohani prometió elaborar una declaración de derechos durante su campaña para las elecciones presidenciales de 2013, y su anuncio del lunes puede considerarse como un intento de seducir a los reformistas con vistas a los próximos comicios, en mayo.
Los conservadores criticaron enseguida esta iniciativa que, según ellos, sólo interesa a una minoría reformista y no a la mayoría de los iraníes.
"Mientras que la gente espera con impaciencia las consecuencias económicas del acuerdo sobre el programa nuclear [de 2015], el Gobierno se acuerda de los derechos humanos. Es una broma", opina Osulgara News, una red social conservadora.