Los combatientes del Estado Islámico en Irak y el Levante (EIIL), un grupo de extremistas sunitas vinculados a Al Qaida, tomaron en los últimos días el control de Faluya y de barrios de Ramadi, dos ciudades situadas respectivamente a 60 y 100 km al oeste de Bagdad.
Ambas localidades se encuentran en la provincia de Al Anbar, de mayoría suní y que fue un bastión de la insurrección tras la invasión liderada por Estados Unidos en 2003, y que además es el epicentro de un movimiento de contestación contra Maliki, al que se acusa de acaparar el poder y de marginar a la comunidad suní.
Maliki pidió "al pueblo de Faluya y a sus tribus que expulsen a los terroristas", para que la región "no quede expuesta al peligro de enfrentamientos armados", indicó la televisión estatal.
Un alto responsable iraquí había indicado el domingo a la AFP que las fuerzas iraquíes preparaban "una gran ofensiva contra Faluya".
Sin embargo, la televisión estatal dijo este lunes que el primer ministro había ordenado a las fuerzas de seguridad "no atacar zonas residenciales".
El lunes, un alto responsable tribal de Faluya aseguró que los combatientes del EIIL abandonaron la ciudad, que ahora estaría bajo control de miembros de las tribus.
"El EIIL ya no está en la ciudad", declaró a la AFP el jeque Ali al Hammad. "Todos se fueron. Los hombres que están dentro son hijos de tribus y están allí para defender la ciudad", explicó.
Pero un testigo en Faluya aseguró que los insurgentes del EIIL seguían en la ciudad, aunque ya no enarbolan sus banderas, en una especie de táctica para evitar ser blanco de ataques.
De todas formas, la ciudad escapa al control de las fuerzas del orden, que podrían intentar retomar el control por la fuerza.
En este momento hay cuatro fuerzas presentes en la provincia de Al Anbar: las fuerzas gubernamentales, sus aliados tribales, el EIIL y las fuerzas antigubernamentales del Consejo Militar de las Tribus.
Los combates golpearon el lunes el norte, el noreste y el sur de Ramadi y el este de Faluya, pero luego regresó la calma a ambas ciudades, según testigos.
Bastiones de la insurrección contra EEUU
La provincia de Al Anbar ha sufrido los peores actos de violencia en años, con más de 200 muertos en tres días, según fuentes oficiales.
Tras la invasión de Estados Unidos y la caída de Sadam Husein, Ramadi y Faluya se convirtieron en bastiones de la insurgencia, y las fuerzas estadounidenses sufrieron en esta provincia sus mayores pérdidas desde la guerra de Vietnam.
Varios expertos estimaron el lunes que el gobierno debería buscar la reconciliación con los sunitas para evitar el caos.
"Los próximos días determinarán la suerte de Irak", dijo Ihsan al Shammari, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Bagdad. "El país está en una encrucijada: una reconciliación bajo forma de un Estado democrático o un estallido en el caos total y la guerra civil".
El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, ofreció su ayuda el domingo a las autoridades iraquíes, aunque se trata de un apoyo limitado.
"Vamos a ayudarlos en su lucha, pero es una lucha que al final van a tener que ganar ellos y estoy seguro de que pueden", dijo Kerry, que se encontraba de visita en Oriente Medio.
No obstante, "no prevemos enviar tropas sobre el terreno", dijo. Los últimos soldados estadounidenses salieron de Irak en diciembre de 2011.
El vecino Irán, de mayoría chiita, también ofreció su apoyo, y dijo estar dispuesto a proporcionar equipos militares y asesoramiento para ayudar a Irak en su lucha contra Al Qaida.
Francia por su parte expresó su preocupación y reiteró su apoyo a las "autoridades iraquíes en su lucha contra el terrorismo", declarando también que "sólo un diálogo político que implique a todas las partes de la sociedad iraquí" podría ayudar a encontrar "una solución duradera".
Los combates estallaron en Ramadi hace una semana, después de que se desmantelara un campamento de manifestantes antigubernamentales calificado por el Ejecutivo como "cuartel general de Al Qaida". La violencia se propagó rápidamente a Faluya.
Los insurgentes aprovecharon que los policías abandonaron sus posiciones en las zonas urbanas, así como los enfrentamientos entre soldados y miembros de tribus que se oponían al desmantelamiento del campamento para tomar el control de Faluya y de zonas de Ramadi.
La violencia en Irak alcanzó en 2013 niveles inéditos desde 2008, con varios miles de muertos. Y en lo que va de año, el balance supera ya al total de enero de 2013.