Nilo TV indicaba que el mariscal Sisi obtenía 4.215.699 votos (93,3%) frente a los 133.548 sufragios (2,95%) de su único rival, el líder de izquierdas Hamden Sabahi. El porcentaje de votos nulos era del 3,69% en estos 2.000 colegios electorales escrutados, un 15% de los 13.899 habilitados en el país.
Los resultados oficiales se darán a conocer el 5 de junio. Entre tanto, estos primeros resultados oficiosos confirmaban las opiniones de los expertos, que daban ganador a Sisi, favorecido por su papel en la detención y destitución de su predecesor, el islamista Mohamed Mursi, en julio de 2013 y en la posterior represión contra sus partidarios, en especial los Hermanos Musulmanes.
La participación era una incógnita. La comisión electoral decidió el martes ampliar a un tercer día los comicios, al haber votado únicamente hasta entonces un 37% de electores, lejos del 51,85% de 2012 en las que se eligió a Mursi, primer jefe de Estado elegido democráticamente en el país.
Sisi había insistido durante la campaña en que deseaba un apoyo masivo en las urnas. El antiguo jefe del ejército dijo que no esperaba menos de "45 millones" de votos de los 53 millones de votantes del país árabe más poblado del mundo.
"Se está resquebrajando la imagen de Sisi que el régimen ha intentado promover. Han sobrevalorado el apoyo que tiene" entre la población, consideró Shadi Hamid, un investigador del Saban Center.
Desde el golpe de Estado, los medios de comunicación se han rendido a los pies del mariscal retirado cuyas fotos empapelan las calles de Egipto.
Desde el lunes, los presentadores y comentaristas se esforzaban por convencer a los egipcios de que fueran a votar, alternando súplicas y amenazas, mientras corría el rumor de que habría denuncias o multas para los abstencionistas.
"Nadie fuera de Egipto o en Occidente ha pensado en ningún momento que eran unas elecciones libres y justas", explica Hamid, pero esta ampliación de la votación "hace que el régimen parezca incompetente, cosa que dará argumentos a los Hermanos Musulmanes para decir que lo habían denunciado desde el principio".
La hermandad de Mursi, objetivo principal de la represión del nuevo gobierno interino que ha dejado más de 1.400 muertos y arrestado a 15.000 personas, pidió que se boicotearan las elecciones y dijo que no reconocería los resultados.
Esta sangrienta represión le ha costado a Sisi numerosas críticas de los países occidentales y la ONU pero también ha conseguido una importante popularidad entre los egipcios que viven en la inestabilidad desde la caída del régimen de Hosni Mubarak en 2011 con la Primavera Árabe.
- Sin dudas sobre el resultado -
Para el politólogo Gamal Abdel Gawad, Sisi no "necesitaba ponerse objetivos tan altos en la participación, ya que cuando no hay duda sobre el resultado de unos comicios, no es fácil incitar a la gente a desplazarse para votar". El miércoles por la mañana, varios colegios electorales visitados por la AFP estaban completamente vacíos.
"Se han dado cuenta de que la participación era baja así que han añadido un día para aumentarla (...) todas las elecciones en este país están amañadas", dijo a la AFP Mohamed Ali Hagar, un joven asistente de dirección de cine que dice haber boicoteado los comicios.
El otro candidato, el líder de izquierda Hamdeen Sabbahi, que había amenazado con retirar su candidatura, al final la ha mantenido, pero afirmó que se ha alargado la votación "para manipular los resultados y los niveles de participación".
El hombre, de 60 años, no ha conseguido convencer a la población, dispuesta a ceder libertades a cambio de que otro militar, como todos los presidentes anteriores excepto Mursi, lidere el país y se recupere la economía y la estabilidad.
El gobierno interino liderado por Sisi desde hace 11 meses concedió el martes un día libre a los funcionarios para que fueran a votar. Pero, insatisfecho con los resultados de participación, decidió prolongar las votaciones hasta el miércoles.