Eduardo Lalo
"La concesión de este premio ayuda a que haya una alegría en Puerto Rico", un país que "vive una crisis descomunal", declaró en una rueda de prensa en Caracas el escritor de 53 años.
El autor de "La isla silente" y "Los pies de San Juan", entre otras obras, consideró que esta situación de "marginalidad dentro de una marginalidad" se debe a la "condición colonial" de Puerto Rico, un Estado Libre Asociado de Estados Unidos que a su vez es una isla en el Mar Caribe.
"Puerto Rico y Cuba fueron las vitrinas de la Guerra Fría para América Latina. Luego de la Guerra Fría nos hemos ido arruinando. Entre 2000 y 2010, descubrimos que en mi país hay menos población (...), casi un millón de puertorriqueños salieron, gente que no tiene perspectiva", declaró.
Lalo destacó el reconocimiento a la literatura de su país que supone el galardón que recibirá el viernes, dotado con 100.000 dólares y uno de los más prestigiosos de la literatura española.
"El premio reconoce a la literatura de mi país, que como la de cualquier otro país latinoamericano ha luchado por al menos dos siglos para producir una palabra propia", aseguró.
Lalo, que literariamente se identifica con el argentino Ricardo Piglia y el fallecido chileno Roberto Bolaño -ambos ganadores del premio Rómulo Gallegos-, es un artista polifacético muy centrado, también en sus trabajos fotográficos y cinematográficos, en "la invisibilidad de la mayor parte de los pueblos, ciudades y campos del mundo".
"Hay un discurso desde el poder que hace que haya centros del mundo de los que todos tenemos una imagen, como Nueva York o París", explica el escritor, crítico con la "comercialización ciega del libro" por parte de las grandes editoriales y defensor de la literatura que se mueve "por el hecho literario mismo, sin concesiones".
En "Simone", donde cuenta la historia de Li Chao, una obrera china que huyó durante la Revolución Cultural de su país y es condenada a un trabajo semiesclavo en Puerto Rico, el autor quiso darle "densidad de imágenes" a San Juan, esa ciudad "que amo y sufro cotidianamente".
"Quería que la ciudad fuera otro protagonista de la novela", aseguró Lalo, para quien la capital de Puerto Rico es una ciudad "en muchos sentidos odiosa", con "comunicaciones muy complicadas" y "donde la gente ha dejado el espacio público".
El autor de "La isla silente" y "Los pies de San Juan", entre otras obras, consideró que esta situación de "marginalidad dentro de una marginalidad" se debe a la "condición colonial" de Puerto Rico, un Estado Libre Asociado de Estados Unidos que a su vez es una isla en el Mar Caribe.
"Puerto Rico y Cuba fueron las vitrinas de la Guerra Fría para América Latina. Luego de la Guerra Fría nos hemos ido arruinando. Entre 2000 y 2010, descubrimos que en mi país hay menos población (...), casi un millón de puertorriqueños salieron, gente que no tiene perspectiva", declaró.
Lalo destacó el reconocimiento a la literatura de su país que supone el galardón que recibirá el viernes, dotado con 100.000 dólares y uno de los más prestigiosos de la literatura española.
"El premio reconoce a la literatura de mi país, que como la de cualquier otro país latinoamericano ha luchado por al menos dos siglos para producir una palabra propia", aseguró.
Lalo, que literariamente se identifica con el argentino Ricardo Piglia y el fallecido chileno Roberto Bolaño -ambos ganadores del premio Rómulo Gallegos-, es un artista polifacético muy centrado, también en sus trabajos fotográficos y cinematográficos, en "la invisibilidad de la mayor parte de los pueblos, ciudades y campos del mundo".
"Hay un discurso desde el poder que hace que haya centros del mundo de los que todos tenemos una imagen, como Nueva York o París", explica el escritor, crítico con la "comercialización ciega del libro" por parte de las grandes editoriales y defensor de la literatura que se mueve "por el hecho literario mismo, sin concesiones".
En "Simone", donde cuenta la historia de Li Chao, una obrera china que huyó durante la Revolución Cultural de su país y es condenada a un trabajo semiesclavo en Puerto Rico, el autor quiso darle "densidad de imágenes" a San Juan, esa ciudad "que amo y sufro cotidianamente".
"Quería que la ciudad fuera otro protagonista de la novela", aseguró Lalo, para quien la capital de Puerto Rico es una ciudad "en muchos sentidos odiosa", con "comunicaciones muy complicadas" y "donde la gente ha dejado el espacio público".