"Este aniversario es una importante fecha en la historia de nuestro país (y) en las vidas de millones de personas, tanto en Rusia como lejos de sus fronteras", afirmó Putin en un comunicado.
"El Komsomol no representa sólo la política, sino también la verdadera amistad y el amor, los años de estudiante y el romanticismo de las nuevas sendas y, por sobre todo, (el hecho de) formar parte del destino de la patria", declaró el mandatario.
Exagente del KGB y alto funcionario sin mayor relieve, Putin se transformó en su fulgurante ascensión en un dirigente autoritario de una Rusia que ha remodelado.
Putin se convirtió en el símbolo del regreso de Rusia a la estabilidad tras el caos de los años posteriores a la disolución de la Unión Soviética (URSS) y el fin del comunismo.
Cuando en agosto de 1999 fue nombrado primer ministro por el presidente Boris Yeltsin, desacreditado y arruinado por el alcohol, Rusia era un país empobrecido y debilitado por la crisis financiera de 1998.
Los años Putin son los del retorno al primer plano de las "estructuras de fuerza" (el FSB, o sea los servicios secretos, la policía y el ejército) que él mismo dirigía cuando fue escogido en 1999 por Yeltsin para sucederle.
Desde entonces, Putin ha consolidado su poder a niveles nunca vistos desde la era soviética.