Además, supondría el pistoletazo de salida para las complejas negociaciones entre los gobiernos británico y escocés para la separación de dos economías y sistemas políticos profundamente interrelacionados después de tres siglos de historia compartida.
El Partido Nacional Escocés (SNP) ha fijado ya la fecha del 24 de marzo de 2016 -309° aniversario de las Actas de Unión entre Inglaterra y Escocia- para completar el proceso y declarar una secesión que reduciría la superficie del Reino Unido en un tercio.
Escocia sería el primer estado independiente creado en Europa desde la sangrienta desintegración de Yugoslavia y los expertos dicen que la separación sería más comparable a la partición, en 1993, de Checoslovaquia en dos países, la República Checa y Eslovaquia.
Gran parte de lo que sucedería entre un "Sí" y 2016 es incierto, como lo es la cuestión de si Escocia podría seguir siendo un miembro de la Unión Europea como una entidad independiente o tendría que ponerse a la cola para solicitar su reingreso.
La fecha de las elecciones generales de Gran Bretaña -actualmente previstas en mayo de 2015- podría posponerse porque los diputados británicos que Escocia elige estarían menos de un año en el parlamento.
El consenso entre los analistas es que las elecciones no se aplazarían pero que no se permitiría a los diputados escoceses recién elegidos votar sobre cualquier legislación relativa a Inglaterra y Gales.
Estos son los aspectos más importantes a negociar:
- Petróleo y gas: el tesoro de Escocia -los yacimientos marinos del Mar del Norte- probablemente quedarían divididos geográficamente.
El 85% de las reservas conocidas de la zona están en lo que sería el territorio escocés y el sector podría constituir el 15 por ciento de la economía de la nueva Escocia.
- ¿Compartir la deuda, la moneda? Una cuestión económica clave será cómo repartir la deuda de Gran Bretaña £1,4 billones (EUR1,8 billones, 2,3 billones de dólares). El gobierno escocés ha dicho que se podría dividir proporcionalmente según la población.
Escocia seguiría usando la libra en los próximos meses, pero lo que sucedería después de la plena independencia está en duda ya que el gobierno británico ha descartado compartir la moneda.
La opción más probable sería que Escocia utilizara la libra sin un acuerdo formal con Gran Bretaña -como Panamá o Ecuador con el dólar estadounidense o Kosovo con el euro.
- Una Constitución: El gobierno escocés también ha dicho que quiere una convención que reúna a las empresas, la sociedad civil y los sindicatos para tener una Constitución escrita, algo de lo que carece el Reino Unido.
También pretende que la Constitución prohíba las armas nucleares en Escocia y la salida, en 2020, de los submarinos nucleares británicos Trident, actualmente en la base naval de Faslane, cerca de Glasgow.
- Fronteras: El campo proindependencia pretende que la frontera siga siendo invisible, pero su idea de relajar la política de inmigración podría llevar al Reino Unido a implantar controles.
El SNP también dice que no se necesitarían los pasaportes para los visitantes del resto del Reino Unido a Escocia y viceversa -al igual que con Irlanda.
- La reina: El Partido Nacional Escocés (SNP) ha dicho que quiere que la nueva Escocia sea una monarquía constitucional con la reina Isabel II como su soberana -como Australia o Canadá- y que se uniría a la Commonwealth.
Los reina está siendo neutral en el debate y no sufriría ningún cambio en lo que respecta a su amada residencia de verano de Balmoral, en el noreste de Escocia, porque es una finca privada propiedad de la familia real