Sócrates se defendió a sí mismo en el siglo IV a.C. ante 500 atenienses, ciudadanos, jueces y jurados. Este viernes, en la fundación Onassis de Atenas, un panel de diez jueces europeos y estadounidenses escucharán los argumentos de abogados internacionales a favor o en contra de su culpabilidad.
Los jueces y el público -800 espectadores y los internautas que seguirán la audiencia en directo (http://www.sgt.gr)- decidirán si Sócrates fue culpable de desafiar a los dioses de la polis, introducir nuevas creencias y corromper a la juventud.
Traidor para unos, maestro para otros, Sócrates ponía en tela de juicio la "doxa", la opinión comúnmente aceptada, a base de preguntas, con las que llevaba a sus discípulos a formular pensamientos que estaban latentes en ellos. El método se conoce como mayéutica.
Sus enseñanzas, que nunca escribió y fueron preservadas por su discípulo Platón, indagaban un vasto abanico de temas, entre ellos la política y la moral, lo que le granjeó muchos enemigos.
"Claro que hay un vínculo entre el proceso de Sócrates y la actualidad, pero no sólo la actualidad griega. El tema es diacrónico e intercultural", explica Anthony Papadimitriu, presidente de la fundación Onassis, organizadora del evento.
A través de Sócrates, "se aborda la cuestión de los límites de la libertad de palabra y pensamiento. ¿Hasta dónde puede ir el ciudadano que está contra el régimen? ¿Cuáles son los derechos del régimen democrático contra los ciudadanos?", explica.
"También se plantea la cuestión de la justicia. La idea de la inocencia de Sócrates fue un pretexto para difamar la democracia ateniense. Se trata pues de restablecer la reputación de la democracia griega", dice Papadimitriu, que defenderá la polis de Atenas.
Patrick Simon, abogado francés, será uno de los defensores de Sócrates.
"¿Debe la democracia tener miedo de las opiniones contrarias y del libre arbitrio? ¿Hay que condenar ideas?", se interroga el abogado, divertido de poder participar en el proceso.
Los organizadores consideran que el proceso ficticio puede ser benéfico para una Grecia en plena crisis.
En los últimos meses la cuestión misma de la democracia ha agitado el debate en el país.
La violencia del Estado contra un pueblo encolerizado por las duras medidas de rigor, como ha ocurrido en las manifestaciones contra los planes de austeridad, o la cuestión de la legitimidad del anterior gobierno de Lucas Papademos, no electo, han suscitado muchos interrogantes.
"Puede que Grecia esté viviendo un período difícil, pero pensamos que deberíamos superar esta fase, como superamos a los romanos, los turcos, los alemanes y la cicuta", destaca Papadimitriu.
"También espero que superemos la sabiduría de los electores", ironiza, días antes de la celebración el 17 de junio de nuevas elecciones legislativas. En los anteriores comicios, los partidos hostiles a la austeridad obtuvieron mayoría y no se pudo formar un gobierno de coalición.
El voto de los griegos, que tiene tintes de referendo a favor o en contra del euro, se espera con mucha atención en el extranjero.
Según los sondeos, el partido más votado será el de izquierda radical Syriza, que pide la anulación de las medidas de austeridad impuestas al país a cambio de la asistencia financiera de la UE y el Fondo Monetario Internacional.
Los jueces y el público -800 espectadores y los internautas que seguirán la audiencia en directo (http://www.sgt.gr)- decidirán si Sócrates fue culpable de desafiar a los dioses de la polis, introducir nuevas creencias y corromper a la juventud.
Traidor para unos, maestro para otros, Sócrates ponía en tela de juicio la "doxa", la opinión comúnmente aceptada, a base de preguntas, con las que llevaba a sus discípulos a formular pensamientos que estaban latentes en ellos. El método se conoce como mayéutica.
Sus enseñanzas, que nunca escribió y fueron preservadas por su discípulo Platón, indagaban un vasto abanico de temas, entre ellos la política y la moral, lo que le granjeó muchos enemigos.
"Claro que hay un vínculo entre el proceso de Sócrates y la actualidad, pero no sólo la actualidad griega. El tema es diacrónico e intercultural", explica Anthony Papadimitriu, presidente de la fundación Onassis, organizadora del evento.
A través de Sócrates, "se aborda la cuestión de los límites de la libertad de palabra y pensamiento. ¿Hasta dónde puede ir el ciudadano que está contra el régimen? ¿Cuáles son los derechos del régimen democrático contra los ciudadanos?", explica.
"También se plantea la cuestión de la justicia. La idea de la inocencia de Sócrates fue un pretexto para difamar la democracia ateniense. Se trata pues de restablecer la reputación de la democracia griega", dice Papadimitriu, que defenderá la polis de Atenas.
Patrick Simon, abogado francés, será uno de los defensores de Sócrates.
"¿Debe la democracia tener miedo de las opiniones contrarias y del libre arbitrio? ¿Hay que condenar ideas?", se interroga el abogado, divertido de poder participar en el proceso.
Los organizadores consideran que el proceso ficticio puede ser benéfico para una Grecia en plena crisis.
En los últimos meses la cuestión misma de la democracia ha agitado el debate en el país.
La violencia del Estado contra un pueblo encolerizado por las duras medidas de rigor, como ha ocurrido en las manifestaciones contra los planes de austeridad, o la cuestión de la legitimidad del anterior gobierno de Lucas Papademos, no electo, han suscitado muchos interrogantes.
"Puede que Grecia esté viviendo un período difícil, pero pensamos que deberíamos superar esta fase, como superamos a los romanos, los turcos, los alemanes y la cicuta", destaca Papadimitriu.
"También espero que superemos la sabiduría de los electores", ironiza, días antes de la celebración el 17 de junio de nuevas elecciones legislativas. En los anteriores comicios, los partidos hostiles a la austeridad obtuvieron mayoría y no se pudo formar un gobierno de coalición.
El voto de los griegos, que tiene tintes de referendo a favor o en contra del euro, se espera con mucha atención en el extranjero.
Según los sondeos, el partido más votado será el de izquierda radical Syriza, que pide la anulación de las medidas de austeridad impuestas al país a cambio de la asistencia financiera de la UE y el Fondo Monetario Internacional.