"Debemos informar que la ministra Molina ha presentado su renuncia para evitar generar polémicas artificiales que puedan distraer al gobierno", confirmó la tarde de este martes el portavoz oficial del gobierno, Álvaro Elizalde.
La polémica se generó tras difundirse una entrevista de la ministra Molina con el vespertino La Segunda, en el que declaró que "en todas las clínicas cuicas (de la élite), familias conservadoras han hecho abortar a sus hijas".
Molina es la primera ministra del gobierno de la socialista Michelle Bachelet que renuncia a su cargo, diez meses después de haber asumido su segundo mandato.
Chile es uno de los pocos países en el mundo donde el aborto está prohibido en todas sus formas.
Bachelet se ha comprometido a enviar antes del 31 de enero un proyecto de ley para restituirlo en caso de violación, riesgo de vida de la madre o inviabilidad del feto.
En la entrevista, Molina aseguró que el proyecto sería despachado al Congreso a mediados del próximo mes.
Las declaraciones de Molina fueron rechazadas por la agrupación de clínicas privadas, y por el Ministerio de Salud, que antes de la renuncia de la ministra había dicho que éstas eran a título personal.
Hasta 1989 y por más de 50 años, el aborto estuvo permitido en Chile en casos de peligro de muerte de la madre o inviabilidad del feto. Pero antes de dejar el poder, el exdictador Augusto Pinochet lo prohibió.
En 24 años de democracia, por la presión de la Iglesia católica y grupos conservadores, ninguna iniciativa legal para restaurarlo en casos terapéuticos ha prosperado.
Hoy, sin embargo, más del 70% de la población lo apoya en casos de violación, inviabilidad fetal o riesgo para la madre, según sondeos recientes.
Oficialmente en Chile se registran unos 30.000 abortos provocados o espontáneos de acuerdo a los egresos hospitalarios. No hay certeza, sin embargo, del número que se realiza en la clandestinidad.