Silvio Berlusconi
Berlusconi presentó su dimisión al presidente de la República Giorgio Napolitano, después de que el Parlamento aprobó las reformas exigidas por la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para salvar al país de la quiebra económica.
Cientos de manifestantes se congregaron espontáneamente frente al Palacio del Quirinale, sede de la presidencia, para festejar el adiós al primer ministro, quien dijo sentirse "dolido" por los abucheos y silbidos.
"Payaso", "payaso", "A la cárcel", "Juicio, juicio", gritaba la muchedumbre, que según medios de prensa llegó a lanzar monedas al paso de su automóvil y pedía que fuera juzgado por sus numerosos líos judiciales.
Izando banderas con los colores de Italia (verde, blanco y rojo), los manifestantes desfilaron ante las sedes de las instituciones oficiales de la capital, desde el Parlamento hasta la presidencia, para despedir una era marcada por los escándalos y la crisis económica.
Entre las pancartas artesanales brillan aquellas que rezan "¡Bye-bye Silvio!" o que simplemente llevan escrito una palabra: "¡Desaparece!" y "Por fin!".
Un concierto de bocinas estalló por las calles del centro de la capital, con cantos como de estadio y el destape de botellas de champaña en honor del adiós del magnate de las comunicaciones.
"Es como el día de la liberación", confesó emocionado Pierluigi Bersani, líder de la mayor formación de izquierda, el Partido Democrático.
Italia tuvo que acelerar el ritmo esta semana para aprobar el paquete de medidas exigidas por la comunidad internacional, ante el riesgo de que la crisis derribe al país, la tercera economía de la Eurozona, con una deuda de 1,9 billones de euros (120% del PIB).
"Hoy se cierra una larga y dolorosa página de nuestra historia", declaró Dario Franceschini, en la Cámara de Diputados, poco antes de la votación.
"Mañana se inicia una nueva era, se pasa página, comenzamos de cero. Tenemos que reconstruir de sus cenizas la economía, la justicia, la ley electoral", clamó.
Por su parte, Fabrizio Cicchitto, portavoz del partido de Berlusconi, Pueblo de la Libertad (PDL), defendió al primer ministro saliente por el gesto de responsabilidad que cumplió.
La renuncia de Berlusconi, de 75 años, fue aceptada y deberá aliviar el acoso de los mercados y la especulación internacional.
Con ese acto se puso fin a una de las épocas más controvertidas de la historia de Italia, recordada por los escándalos judiciales y sexuales, que minaron la imagen del país y desacreditaron a su clase gobernante.
El Cavaliere deberá ser reemplazado por un tecnócrata, el economista Mario Monti, de 68 años, un experto en asuntos europeos y por diez años comisario europeo, quien cuenta con el apoyo de casi todos los partidos políticos, entre ellos el PD, así como de los industriales.
El partido de Berlusconi despejó el clima de incertidumbre contra el llamado gobierno "técnico" tras una reunión de horas con su posible remplazo, Mario Monti, nombrado senador vitalicio hace pocos días.
El controvertido movimiento populista Liga Norte, aliado clave de Berlusconi, confirmó en cambio que se opone a un gobierno que no sea elegido con el voto popular y anunció su total oposición.
"Podemos desenchufarlo en cualquier momento", aseguró Berlusconi a sus consejeros mostrando la voluntad de querer continuar en la batalla política.
La aprobación de las medidas y la eventual designación de Monti para salvar a Italia del abismo fue bien recibida por los mercados bursátiles, que reaccionaron positivamente el jueves y viernes tras el miércoles negro que amenazó a toda la Eurozona.
También las obligaciones de deuda italiana a diez años, que habían superado esta semana el insostenible nivel de 7%, se situaban por debajo del 6,5%, alejando la posibilidad de un necesario rescate.
La fiesta de los italianos podría ensombrecerse cuando el nuevo gobierno tenga que aplicar un plan impopular, que reforma entre otros el sistema de jubilaciones y privatiza servicios públicos para reducir la colosal deuda pública.
Cientos de manifestantes se congregaron espontáneamente frente al Palacio del Quirinale, sede de la presidencia, para festejar el adiós al primer ministro, quien dijo sentirse "dolido" por los abucheos y silbidos.
"Payaso", "payaso", "A la cárcel", "Juicio, juicio", gritaba la muchedumbre, que según medios de prensa llegó a lanzar monedas al paso de su automóvil y pedía que fuera juzgado por sus numerosos líos judiciales.
Izando banderas con los colores de Italia (verde, blanco y rojo), los manifestantes desfilaron ante las sedes de las instituciones oficiales de la capital, desde el Parlamento hasta la presidencia, para despedir una era marcada por los escándalos y la crisis económica.
Entre las pancartas artesanales brillan aquellas que rezan "¡Bye-bye Silvio!" o que simplemente llevan escrito una palabra: "¡Desaparece!" y "Por fin!".
Un concierto de bocinas estalló por las calles del centro de la capital, con cantos como de estadio y el destape de botellas de champaña en honor del adiós del magnate de las comunicaciones.
"Es como el día de la liberación", confesó emocionado Pierluigi Bersani, líder de la mayor formación de izquierda, el Partido Democrático.
Italia tuvo que acelerar el ritmo esta semana para aprobar el paquete de medidas exigidas por la comunidad internacional, ante el riesgo de que la crisis derribe al país, la tercera economía de la Eurozona, con una deuda de 1,9 billones de euros (120% del PIB).
"Hoy se cierra una larga y dolorosa página de nuestra historia", declaró Dario Franceschini, en la Cámara de Diputados, poco antes de la votación.
"Mañana se inicia una nueva era, se pasa página, comenzamos de cero. Tenemos que reconstruir de sus cenizas la economía, la justicia, la ley electoral", clamó.
Por su parte, Fabrizio Cicchitto, portavoz del partido de Berlusconi, Pueblo de la Libertad (PDL), defendió al primer ministro saliente por el gesto de responsabilidad que cumplió.
La renuncia de Berlusconi, de 75 años, fue aceptada y deberá aliviar el acoso de los mercados y la especulación internacional.
Con ese acto se puso fin a una de las épocas más controvertidas de la historia de Italia, recordada por los escándalos judiciales y sexuales, que minaron la imagen del país y desacreditaron a su clase gobernante.
El Cavaliere deberá ser reemplazado por un tecnócrata, el economista Mario Monti, de 68 años, un experto en asuntos europeos y por diez años comisario europeo, quien cuenta con el apoyo de casi todos los partidos políticos, entre ellos el PD, así como de los industriales.
El partido de Berlusconi despejó el clima de incertidumbre contra el llamado gobierno "técnico" tras una reunión de horas con su posible remplazo, Mario Monti, nombrado senador vitalicio hace pocos días.
El controvertido movimiento populista Liga Norte, aliado clave de Berlusconi, confirmó en cambio que se opone a un gobierno que no sea elegido con el voto popular y anunció su total oposición.
"Podemos desenchufarlo en cualquier momento", aseguró Berlusconi a sus consejeros mostrando la voluntad de querer continuar en la batalla política.
La aprobación de las medidas y la eventual designación de Monti para salvar a Italia del abismo fue bien recibida por los mercados bursátiles, que reaccionaron positivamente el jueves y viernes tras el miércoles negro que amenazó a toda la Eurozona.
También las obligaciones de deuda italiana a diez años, que habían superado esta semana el insostenible nivel de 7%, se situaban por debajo del 6,5%, alejando la posibilidad de un necesario rescate.
La fiesta de los italianos podría ensombrecerse cuando el nuevo gobierno tenga que aplicar un plan impopular, que reforma entre otros el sistema de jubilaciones y privatiza servicios públicos para reducir la colosal deuda pública.