En las últimas horas, los aviones rusos atacaron posiciones del EI al oeste y al norte de la ciudad de Raqa, "capital" de la organización extremista en Siria, según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSDH). "Las explosiones se oyeron en la ciudad", afirmó el director de esta ONG, Rami Abdel Rahman.
Desde el comienzo el miércoles de sus bombardeos en Siria, Rusia se focalizó sobre todo en el noroeste y el centro del país, donde el EI es poco influyente. En esas zonas se enfrentan principalmente las tropas del régimen sirio y diferentes grupos rebeldes que intentan derrocarlo desde hace cuatro años y medio.
Occidente y los países árabes criticaron la estrategia rusa en Siria. Sospechan que Moscú centra sus ataques en Al Qaida, y no en el EI.
Moscú objeta que sus ataques van dirigidos al EI, al Frente al Nosra (brazo sirio de Al Qaida) y a "otros grupos terroristas". Pero, a diferencia de los países occidentales, el Kremlin califica de "terrorista" a cualquier grupo que lucha contra su aliado Bashar al Asad.
El viernes, el presidente estadounidense, Barack Obama, consideró que poner al mismo nivel el EI y otros grupos es sinónimo de una "catástrofe segura".
Los ataques aéreos de Moscú contra Al Qaida "serán contraproducentes", recalcó, juzgando que Moscú apoyaba a un régimen "rechazado por una mayoría aplastante de la población".
Además, según la oposición siria y el OSDH, estos bombardeos ya ocasionaron decenas de víctimas civiles, incluidos niños. Moscú tachó estas acusaciones de "guerra de información".
Según el OSDH, los ataques rusos alcanzaron el jueves un "hospital de campaña en la localidad de Latamné, en la provincia central de Hama y "varios médicos resultaron heridos".
El conflicto en siria comenzó en marzo de 2011 con ataques al ejército por parte de grupos islamistas y con el tiempo se convirtió en una guerra muy compleja. El régimen de Asad ha perdido la parte desértica del territorio desde el comienzo de la contienda bélica.
Según los servicios secretos británicos, sólo el 5% de los bombardeos rusos van dirigidos contra los combatientes del EI y la mayoría de ellos tuvieron como blanco a Al Qaida y causaron muertos entre los civiles.
Una coalición de unos sesenta países liderada por Estados Unidos, en la que Rusia no participa, lleva a cabo desde septiembre de 2014 ataques aéreos contra el EI en Siria.
El viernes, el presidente francés François Hollande y la canciller alemana Ángela Merkel afirmaron haber insistido ante el dirigente ruso Vladimir Putin en la necesidad de centrarse en Daesh, acrónimo árabe del EI.
Los rusos, con más de 50 aviones y helicópteros en Siria, no tienen la intención de limitarse a ello. Sus ataques durarán "entre tres y cuatro meses" y "se intensificarán", aseguró el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Duma (cámara baja del parlamento ruso), Alexei Pushkov.
Para Estados Unidos y sus aliados europeos, árabes y turco, la intervención militar rusa en Siria es una "nueva escalada" que según ellos corre el riesgo de "atizar el extremismo y la radicalización".
Este grupo se opone a incluir a Asad en una solución política negociada, al contrario que Rusia e Irán, que militan por mantenerlo en el poder.
El gobierno sirio afirmó el viernes estar dispuesto a negociaciones preliminares propuestas por la ONU para preparar una conferencia de paz.
Desde el comienzo de la insurrección en Siria, más de 240.000 personas han muerto y cuatro millones abandonaron el país, ocasionando una grave crisis migratoria.
Desde el comienzo el miércoles de sus bombardeos en Siria, Rusia se focalizó sobre todo en el noroeste y el centro del país, donde el EI es poco influyente. En esas zonas se enfrentan principalmente las tropas del régimen sirio y diferentes grupos rebeldes que intentan derrocarlo desde hace cuatro años y medio.
Occidente y los países árabes criticaron la estrategia rusa en Siria. Sospechan que Moscú centra sus ataques en Al Qaida, y no en el EI.
Moscú objeta que sus ataques van dirigidos al EI, al Frente al Nosra (brazo sirio de Al Qaida) y a "otros grupos terroristas". Pero, a diferencia de los países occidentales, el Kremlin califica de "terrorista" a cualquier grupo que lucha contra su aliado Bashar al Asad.
- 'Médicos heridos' -
El viernes, el presidente estadounidense, Barack Obama, consideró que poner al mismo nivel el EI y otros grupos es sinónimo de una "catástrofe segura".
Los ataques aéreos de Moscú contra Al Qaida "serán contraproducentes", recalcó, juzgando que Moscú apoyaba a un régimen "rechazado por una mayoría aplastante de la población".
Además, según la oposición siria y el OSDH, estos bombardeos ya ocasionaron decenas de víctimas civiles, incluidos niños. Moscú tachó estas acusaciones de "guerra de información".
Según el OSDH, los ataques rusos alcanzaron el jueves un "hospital de campaña en la localidad de Latamné, en la provincia central de Hama y "varios médicos resultaron heridos".
El conflicto en siria comenzó en marzo de 2011 con ataques al ejército por parte de grupos islamistas y con el tiempo se convirtió en una guerra muy compleja. El régimen de Asad ha perdido la parte desértica del territorio desde el comienzo de la contienda bélica.
Según los servicios secretos británicos, sólo el 5% de los bombardeos rusos van dirigidos contra los combatientes del EI y la mayoría de ellos tuvieron como blanco a Al Qaida y causaron muertos entre los civiles.
Una coalición de unos sesenta países liderada por Estados Unidos, en la que Rusia no participa, lleva a cabo desde septiembre de 2014 ataques aéreos contra el EI en Siria.
El viernes, el presidente francés François Hollande y la canciller alemana Ángela Merkel afirmaron haber insistido ante el dirigente ruso Vladimir Putin en la necesidad de centrarse en Daesh, acrónimo árabe del EI.
Los rusos, con más de 50 aviones y helicópteros en Siria, no tienen la intención de limitarse a ello. Sus ataques durarán "entre tres y cuatro meses" y "se intensificarán", aseguró el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Duma (cámara baja del parlamento ruso), Alexei Pushkov.
Para Estados Unidos y sus aliados europeos, árabes y turco, la intervención militar rusa en Siria es una "nueva escalada" que según ellos corre el riesgo de "atizar el extremismo y la radicalización".
Este grupo se opone a incluir a Asad en una solución política negociada, al contrario que Rusia e Irán, que militan por mantenerlo en el poder.
El gobierno sirio afirmó el viernes estar dispuesto a negociaciones preliminares propuestas por la ONU para preparar una conferencia de paz.
Desde el comienzo de la insurrección en Siria, más de 240.000 personas han muerto y cuatro millones abandonaron el país, ocasionando una grave crisis migratoria.