Además, impuso sanciones al consulado general en San Petersburgo y al instituto cultural British Council.
El origen del enfrentamiento es el ataque contra el ex espía Serguei Skripal y su hija Yulia en suelo británico. Los dos fueron encontrados inconsciente en un banco el 4 de marzo en la ciudad de Salisbury, en el sur de Inglaterra.
Londres responsabiliza a Rusia del hecho y había expulsado ya a 23 diplomáticos rusos. Las autoridades creen que fueron envenenados con el agente tóxico Novichok, de fabricación soviética. Desde entonces ambos se encuentran en estado crítico en el hospital.
El Gobierno británico incluso acusó al presidente ruso, Vladimir Putin, de haber organizado personalmente el envenenamiento. El ataque fue ordenado "muy probablemente" por el propio Putin, dijo el viernes el ministro de Exteriores Boris Johnson.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores británico aseguró hoy que teniendo en cuenta anteriores comportamientos, esperaban este tipo de reacción por parte de Rusia. El "Consejo Nacional de Seguridad se reunirá la semana próxima para considerar los próximos pasos".
En primer lugar se ayudará sin embargo a los colaboradores expulsados para que regresen a Reino Unido. Londres no tiene dudas de la responsabilidad de Rusia en el ataque. "Pero no tenemos nada en contra del pueblo ruso, y seguimos pensando que por el bien del interés nacional no hay que cortar todas las conversaciones entre los dos países", agregó.
Por su parte, el ministerio ruso escribió en un comunicado que Londres ha provocado a Rusia con sus acusaciones y que por eso era necesaria la respuesta. Los diplomáticos tienen una semana para abandonar el país y Reino Unido fue advertido asimismo de que se tomarán más represalias en caso de que el Gobierno británico aplique más sanciones.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, aseguró mientras tanto que "la propaganda occidental lamentablemente cada vez se vuelve más primitiva y desvergonzada". El caso es presentado en los medios de manera muy simplista, dijo.
La primera ministra británica, Theresa May, anunció que hablará sobre las sanciones en un encuentro de su Partido Conservador esta tarde.
La respuesta rusa, menos de 24 horas antes de las elecciones presidenciales de este domingo en el país, se interpreta como una señal de fortaleza ante los electores, como muestra de que Rusia no se arredra ante Occidente. En los comicios se prevé una amplia victoria de Putin.
El experto en política exterior ruso Alexander Kramarenko calificó las sanciones como "bastante duras" y opinó que las tensiones no se reducirán, al menos durante el actual mandato de May.
Moscú exige que se le entregue una nuestra del agente nervioso utilizado contra Skripal para que sus investigadores hagan un análisis propio. En su opinión no hay suficientes pruebas para poder afirmar que el Gobierno ruso está implicado. Londres apunta contra Rusia por la sustancia encontrada en una maleta de la hija del ex agente, según informes de los medios.
Aunque el Novichok fue desarrollado en la antigua Unión Soviética, el diplomático ruso Alexander Shulgin aseguró que también Occidente pudo tener acceso a la sustancia. Se puede considerar "con gran probabilidad" que el veneno utilizado en Salisbury procedía de un laboratorio occidental, afirmó el representante ruso ante la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). En concreto de Reino Unido o Estados Unidos, añadió.
Según aseguró, los servicios secretos occidentales contrataron en la década de 1990 a químicos rusos con conocimientos sobre las investigaciones en la Unión Soviética y trabajaron con sus informaciones.
Alemania, Francia y Estados Unidos apoyan en una rara muestra de unidad a Reino Unido en su acusación contra Rusia. Australia e Italia también manifestaron su solidaridad y la OTAN aseguró no tener dudas de la responsabilidad de Moscú.
El origen del enfrentamiento es el ataque contra el ex espía Serguei Skripal y su hija Yulia en suelo británico. Los dos fueron encontrados inconsciente en un banco el 4 de marzo en la ciudad de Salisbury, en el sur de Inglaterra.
Londres responsabiliza a Rusia del hecho y había expulsado ya a 23 diplomáticos rusos. Las autoridades creen que fueron envenenados con el agente tóxico Novichok, de fabricación soviética. Desde entonces ambos se encuentran en estado crítico en el hospital.
El Gobierno británico incluso acusó al presidente ruso, Vladimir Putin, de haber organizado personalmente el envenenamiento. El ataque fue ordenado "muy probablemente" por el propio Putin, dijo el viernes el ministro de Exteriores Boris Johnson.
Un portavoz del Ministerio de Exteriores británico aseguró hoy que teniendo en cuenta anteriores comportamientos, esperaban este tipo de reacción por parte de Rusia. El "Consejo Nacional de Seguridad se reunirá la semana próxima para considerar los próximos pasos".
En primer lugar se ayudará sin embargo a los colaboradores expulsados para que regresen a Reino Unido. Londres no tiene dudas de la responsabilidad de Rusia en el ataque. "Pero no tenemos nada en contra del pueblo ruso, y seguimos pensando que por el bien del interés nacional no hay que cortar todas las conversaciones entre los dos países", agregó.
Por su parte, el ministerio ruso escribió en un comunicado que Londres ha provocado a Rusia con sus acusaciones y que por eso era necesaria la respuesta. Los diplomáticos tienen una semana para abandonar el país y Reino Unido fue advertido asimismo de que se tomarán más represalias en caso de que el Gobierno británico aplique más sanciones.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, aseguró mientras tanto que "la propaganda occidental lamentablemente cada vez se vuelve más primitiva y desvergonzada". El caso es presentado en los medios de manera muy simplista, dijo.
La primera ministra británica, Theresa May, anunció que hablará sobre las sanciones en un encuentro de su Partido Conservador esta tarde.
La respuesta rusa, menos de 24 horas antes de las elecciones presidenciales de este domingo en el país, se interpreta como una señal de fortaleza ante los electores, como muestra de que Rusia no se arredra ante Occidente. En los comicios se prevé una amplia victoria de Putin.
El experto en política exterior ruso Alexander Kramarenko calificó las sanciones como "bastante duras" y opinó que las tensiones no se reducirán, al menos durante el actual mandato de May.
Moscú exige que se le entregue una nuestra del agente nervioso utilizado contra Skripal para que sus investigadores hagan un análisis propio. En su opinión no hay suficientes pruebas para poder afirmar que el Gobierno ruso está implicado. Londres apunta contra Rusia por la sustancia encontrada en una maleta de la hija del ex agente, según informes de los medios.
Aunque el Novichok fue desarrollado en la antigua Unión Soviética, el diplomático ruso Alexander Shulgin aseguró que también Occidente pudo tener acceso a la sustancia. Se puede considerar "con gran probabilidad" que el veneno utilizado en Salisbury procedía de un laboratorio occidental, afirmó el representante ruso ante la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ). En concreto de Reino Unido o Estados Unidos, añadió.
Según aseguró, los servicios secretos occidentales contrataron en la década de 1990 a químicos rusos con conocimientos sobre las investigaciones en la Unión Soviética y trabajaron con sus informaciones.
Alemania, Francia y Estados Unidos apoyan en una rara muestra de unidad a Reino Unido en su acusación contra Rusia. Australia e Italia también manifestaron su solidaridad y la OTAN aseguró no tener dudas de la responsabilidad de Moscú.