Hillary Rodham Clinton, la secretaria de Estado de Estados Unidos
Tras meses de discusiones diplomáticas, Estados Unidos logró convencer a última hora a China y Rusia -además de Francia y Gran Bretaña - para que apoyen su proyecto para imponer un cuarto paquete de sanciones contra Irán, que ahora es analizado en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Gran Bretaña, los cinco miembros permanentes del Consejo, deberán convencer a al menos otros cuatro integrantes del organismo para obtener la aprobación del proyecto de resolución que busca presionar a Irán para que frene sus actividades de enriquecimiento de uranio.
El compromiso que alcanzaron estos países ocurrió un día después de que Irán, Turquía y Brasil llegaran a un acuerdo por el que Teherán se comprometió a intercambiar parte de su uranio pobremente enriquecido en suelo turco.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, afirmó este sábado que su país aceptaba las cláusulas del acuerdo alcanzado con Turquía y Brasil y que informaría de ello a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
"Consideramos que este acuerdo es una oportunidad para todos", subrayó el dirigente iraní.
Pero también advirtió Irán que podría cancelar este acuerdo si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba finalmente un nuevo paquete de sanciones.
"La buena noticia es que Estados Unidos y los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU finalmente lograron ponerse de acuerdo sobre una resolución", opinó Richard Haas, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por su sigla en inglés), centro de reflexión de Washington.
"La mala es que como hemos visto en la historia reciente, las sanciones limitadas como las previstas ahora, no han logrado detener a las autoridades iraníes de sus ambiciones", dijo en una nota publicada en el sitio web de CFR.
No obstante, Haas no cree que el proyecto estadounidense sea en vano. Por algo "Irán ha pasado la mayor parte de la semana intentando contrarrestar las sanciones propuestas", sostuvo. "Irán no quiere que el proyecto de resolución de EEUU sea aprobado", destacó.
En igual sintonía se había pronunciado el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates: "si la resolución no logra surtir ningún efecto sobre Irán, no veo por qué los iraníes han hecho tantos esfuerzos para impedir su aprobación."
De todas maneras los expertos coinciden en que hay pocas posibilidades de que Teherán se dé realmente por aludido. "Yo pienso que nadie puede asegurar que estas sanciones vayan a lograr su propósito", afirma Karim Sadjadpour, experto de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, otro 'think tank' de Washington, DC.
Para él, "no es porque Teherán no vaya a sentir los efectos", sino porque "la república islámica viene demostrando desde hace tiempo que prefiere someter a su población a los padecimientos de sanciones económicas que comprometer sus objetivos políticos e ideológicos."
Estados Unidos, Rusia, Francia, China y Gran Bretaña, los cinco miembros permanentes del Consejo, deberán convencer a al menos otros cuatro integrantes del organismo para obtener la aprobación del proyecto de resolución que busca presionar a Irán para que frene sus actividades de enriquecimiento de uranio.
El compromiso que alcanzaron estos países ocurrió un día después de que Irán, Turquía y Brasil llegaran a un acuerdo por el que Teherán se comprometió a intercambiar parte de su uranio pobremente enriquecido en suelo turco.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, afirmó este sábado que su país aceptaba las cláusulas del acuerdo alcanzado con Turquía y Brasil y que informaría de ello a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).
"Consideramos que este acuerdo es una oportunidad para todos", subrayó el dirigente iraní.
Pero también advirtió Irán que podría cancelar este acuerdo si el Consejo de Seguridad de la ONU aprueba finalmente un nuevo paquete de sanciones.
"La buena noticia es que Estados Unidos y los otros cuatro miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU finalmente lograron ponerse de acuerdo sobre una resolución", opinó Richard Haas, presidente del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR, por su sigla en inglés), centro de reflexión de Washington.
"La mala es que como hemos visto en la historia reciente, las sanciones limitadas como las previstas ahora, no han logrado detener a las autoridades iraníes de sus ambiciones", dijo en una nota publicada en el sitio web de CFR.
No obstante, Haas no cree que el proyecto estadounidense sea en vano. Por algo "Irán ha pasado la mayor parte de la semana intentando contrarrestar las sanciones propuestas", sostuvo. "Irán no quiere que el proyecto de resolución de EEUU sea aprobado", destacó.
En igual sintonía se había pronunciado el secretario de Defensa estadounidense, Robert Gates: "si la resolución no logra surtir ningún efecto sobre Irán, no veo por qué los iraníes han hecho tantos esfuerzos para impedir su aprobación."
De todas maneras los expertos coinciden en que hay pocas posibilidades de que Teherán se dé realmente por aludido. "Yo pienso que nadie puede asegurar que estas sanciones vayan a lograr su propósito", afirma Karim Sadjadpour, experto de la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, otro 'think tank' de Washington, DC.
Para él, "no es porque Teherán no vaya a sentir los efectos", sino porque "la república islámica viene demostrando desde hace tiempo que prefiere someter a su población a los padecimientos de sanciones económicas que comprometer sus objetivos políticos e ideológicos."