Pero la procesión va por dentro. Y el punto de partida son las cinco horas de reunión de Rajoy y Camps en el parador de Alarcón para calibrar el alcance del informe policial sobre presunta financiación irregular en el PP valenciano. Sobre ese terreno mojado han llovido las grotescas escenas procedentes del levantamiento parcial del secreto del sumario.
Pero aunque Camps sepa que ese no puede ser el precio, Rajoy le ha dicho que él, como presidente nacional, puede provocar el cese del presidente de un PP regional. Lo que no puede es meterse en la casa del PP valenciano y recomendar la separación de alguien por debajo de su presidente.
Otros dirigentes consultados estiman que Rajoy preferiría tomar medidas separar a una cantidad de dirigentes que han sido salpicados por el escándalo, amparándose en una decisión de los jueces. En otros términos, aplicar el método seguido con el ahora extesorero del PP, Luis Bárcenas.
El problema es que mientras la investigación judicial tiene un ritmo de maratón, la presión de una parte importante de los dirigentes que rodean a Rajoy y de la base de militantes va acumulando vapor. Rajoy no podrá usar el pretexto de la imputación judicial para separar a aquellos que muestran salpicaduras. Si Camps se inspira en Berlusconi, Rajoy, sin salir de Italia, prefiere una operación florentina. Esto es: un movimiento de pinza.
La táctica de Rajoy es, como dice un dirigente, "regionalizar" la crisis. "Regionalizar es para Rajoy quitarse del centro de la escena", añade.
Rajoy tiene también que obrar en la calle Génova, porque ha vuelto Jesús Sepúlveda, a quien los datos del sumario señalan a sueldo de la trama corrupta, y a su ex mujer, beneficiaria que ha negado el regalo de un coche procedente de esa trama.
Volvamos a Valencia. La cabeza de Ricardo Costa, pues, ¿está camino de la guillotina? Ayer, cuando se le preguntó a Barberá si su apoyo a Camps también se extendía a Costa, la alcaldesa respondió con una breve cambiada. Pero el primero que conoce la poca credibilidad que tendría cortar la cabeza a Costa es el propio Camps. Porque, ¿quién es el que dio alas a El Bigotes en Valencia? Pues Paco Camps.
ERNESTO EKAIZER
La táctica de Mariano Rajoy es "regionalizar" la crisis
Fuentes que conocen muy bien a los dos personajes estiman que ambos se abocaron a describir sus respectivos puntos de vista. "Los conozco y estoy seguro de que ninguno rebatió lo que decía el otro", señala un dirigente del PP. "Camps sabe que el precio de las cosas que se hayan podido hacer mal en Valencia no puede ser una cabeza por debajo de la suya", añadió la fuente. Pero aunque Camps sepa que ese no puede ser el precio, Rajoy le ha dicho que él, como presidente nacional, puede provocar el cese del presidente de un PP regional. Lo que no puede es meterse en la casa del PP valenciano y recomendar la separación de alguien por debajo de su presidente.
Otros dirigentes consultados estiman que Rajoy preferiría tomar medidas separar a una cantidad de dirigentes que han sido salpicados por el escándalo, amparándose en una decisión de los jueces. En otros términos, aplicar el método seguido con el ahora extesorero del PP, Luis Bárcenas.
El problema es que mientras la investigación judicial tiene un ritmo de maratón, la presión de una parte importante de los dirigentes que rodean a Rajoy y de la base de militantes va acumulando vapor. Rajoy no podrá usar el pretexto de la imputación judicial para separar a aquellos que muestran salpicaduras. Si Camps se inspira en Berlusconi, Rajoy, sin salir de Italia, prefiere una operación florentina. Esto es: un movimiento de pinza.
¿Quién dio alas a El Bigotes en Valencia? Pues Paco Camps
Alberto Núñez Feijóo, presidente de Galicia, lanzó la primera estocada cuando hace pocos días declaró que "cada palo aguante su vela". Ayer, la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, apuntó: "Se tomarán medidas seguro". Por tanto, en el cuartel general de la calle Génova se espera que aquellas insinuaciones que Rajoy deslizara en Alarcón calen como lluvia fina. La táctica de Rajoy es, como dice un dirigente, "regionalizar" la crisis. "Regionalizar es para Rajoy quitarse del centro de la escena", añade.
Rajoy tiene también que obrar en la calle Génova, porque ha vuelto Jesús Sepúlveda, a quien los datos del sumario señalan a sueldo de la trama corrupta, y a su ex mujer, beneficiaria que ha negado el regalo de un coche procedente de esa trama.
Volvamos a Valencia. La cabeza de Ricardo Costa, pues, ¿está camino de la guillotina? Ayer, cuando se le preguntó a Barberá si su apoyo a Camps también se extendía a Costa, la alcaldesa respondió con una breve cambiada. Pero el primero que conoce la poca credibilidad que tendría cortar la cabeza a Costa es el propio Camps. Porque, ¿quién es el que dio alas a El Bigotes en Valencia? Pues Paco Camps.
ERNESTO EKAIZER