Después de maratónicas sesiones dilatadas por las objeciones al dictamen de los legisladores de la izquierda, la Cámara Alta dio luz verde a la que se considera la reforma más trascendental del presidente Enrique Peña Nieto que, desde que asumió el poder hace un año, ha impulsado transformaciones de gran calado en la segunda economía de América Latina.
Con el voto del oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido Acción Nacional (PAN, conservador), que juntos tienen dos tercios de los escaños de la cámara, el Senado aprobó en lo particular y en lo general reformar diversos artículos de la Constitución.
Más contratos y un sindicato minado
La reforma contempla abrir al capital privado la exploración y extracción de hidrocarburos mediante distintos tipos de contrato que "entre otros" pueden ser de servicios, de utilidad o de producción compartida o de licencia siendo el Estado quien defina en cada caso "el modelo contractual que mejor convenga para maximizar los ingresos de la nación".
El proyecto también resta poder al influyente sindicato de la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), cuyo dirigente, Carlos Romero Deschamps, fue acusado años atrás por la fiscalía de haber desviado fondos a una campaña presidencial.
El dictamen elimina los cinco representantes sindicales del Consejo de Administración de Pemex.
"En una sesión histórica hemos establecido las bases de un nuevo modelo para el sector energético de México", destacó David Penchyna, senador del PRI y presidente de la Comisión de Energía, quien aseguró que el sindicato ya no estará en el Consejo "pero sus derechos no serán afectados".
Durante el debate, los senadores del Partido de la Revolución Democrática (PRD) leyeron el discurso que en 1938 pronunció el entonces presidente Lázaro Cárdenas al decretar la nacionalización del petróleo, un símbolo de la soberanía mexicana desde entonces.
"Los cambios hechos en lo oscurito reafirman la postura entreguista del conjunto de la reforma con la que algunos se van a enriquecer haciendo contratos y el resto tendrá que pagar los costos de la privatización", dijo la senadora del PRD Lorena Cuéllar.
Una reforma "más agresiva"
Peña Nieto dijo que buscaba reactivar a Pemex, que ha enfrentado una drástica caída de su producción de crudo desde los 3,4 millones de barriles diarios de 2004 a los 2,5 millones registrados durante el tercer trimestre de 2013, y en su propuesta sólo mencionaba contratos de utilidad compartida.
Pero la resolución "establece medidas un poco más agresivas y varía de la que propuso el presidente en gran medida porque les subió el costo de la participación (en la votación) del PAN", dijo a la AFP Alejandro Villagómez, experto en petróleo del Centro de Investigaciones Económicas (CIDE).
En el texto del Senado, se amplió la variedad de contratos generando "mucho ruido" con las licencias que la izquierda ve como concesiones encubiertas y castigando al poderoso sindicato petrolero, destaca Villagómez.
David Shields, consultor experto de la industria y autor del libro "La reforma petrolera", consideró que para alcanzar el "potencial" de la reforma se tendrá que trabajar "durante meses y años".
Con la vista puesta en el domingo, cuando concluye el actual periodo legislativo, los diputados deberán votar el proyecto y luego establecer las leyes secundarias, pasando por la aprobación de la mitad más uno de los congresos estatales para incluir la reforma de tres artículos constitucionales -el 25, 27 y 28- así como de 21 artículos transitorios.
En caso de hacerlo, sería la sexta reforma de gran calado después de una educativa, de telecomunicaciones, financiera, tributaria y política que se aprueba en el primer año de gobierno de Peña Nieto, presentadas en el marco del inédito Pacto por México entre gobierno y oposición, del que el PRD se distanció recientemente por sus discrepancias con la reforma política y del sector energético.
"El Senado ha tomado una decisión trascendental para México, al aprobar la Reforma Energética", dijo el miércoles el mandatario en Twitter.
Entretanto, simpatizantes de la izquierda trasladaron su plantón de las afueras del Senado a la Cámara de Diputados, donde bajo un fuerte cerco policial, se espera que se inicien las deliberaciones.
"¡No vendan el petróleo, no es sólo de ustedes!" es una de las pancartas que lucen los manifestantes.
Con la ley de consulta popular recién aprobada por la Cámara de Diputados y a la espera de sumar pronto los dos millones de firmas necesarias, el PRD espera frenar la reforma con una solicitud de referéndum para 2015.