La medida coincidirá con la prevista cumbre entre el líder norcoreano Kim Jong-un y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El mandatario estadounidense mencionó el sábado que la cita podría tener lugar dentro de tres o cuatro semanas.
El Gobierno norcoreano había anunciado el cierre del centro así como el fin de las pruebas con misiles y armas atómicas hace poco más de una semana. La duda ahora es si se trata de poco más que un gesto. Según geólogos chinos, el centro de pruebas atómicas quedó inservible tras las pruebas nucleares subterráneas. Tampoco se descarta que se haya visto sometido a radiación radiactiva.
Durante la histórica cumbre intercoreana del viernes, Kim prometió a Moon que iba a desmantelar su programa nuclear, pero no dio detalles al respecto.
El sábado Trump se mostró cauteloso sobre las perspectivas de éxito de su encuentro con Kim. "Lo que pase, pasará", dijo Trump durante un mitin en Washington, en el estado de Michigan, un acto que programó justo coincidiendo con la cena de corresponsales de la Casa Blanca, a la que el mandatario no acudió, igual que el año pasado.
Según Corea del Sur, Kim se manifestó optimista sobre el encuentro con Trump durante la cumbre del viernes. El líder norcoreano mencionó en ese contexto los intereses relativos a la seguridad de su país. "Si hablamos más a menudo entre nosotros, creamos confianza y nos hacemos la promesa de poner fin a la guerra y no atacarnos, no hay razón alguna para poseer armas nucleares", dijo Kim, según le cita el portavoz de Moon.
A pesar de que Estados Unidos sigue siendo "basicamente hostil", según palabras de Kim, Washington reconocerá tan pronto como comiencen las conversaciones que él no es la persona que disparará armas nucleares a Corea del Sur o a Estados Unidos.
La disputa por el programa nuclear norcoreano está considerada el conflicto más peligroso de la política internacional. Las tensiones se agudizaron en septiembre pasado tras varias pruebas con misiles por parte de Corea del Norte, nación aislada internacionalmente.
La presión de la comunidad internacional y sobre todo de Estados Unidos sobre Pyonyang se incrementó considerablemente. Desde comienzos de año, Kim emprendió una senda de distensión.
Corea del Norte anunció una semana antes de la cumbre que iba cerrar por completo el centro de pruebas nucleares y de misiles intercontinentales de Punggye-ri. En ese centro se han llevado a cabo hasta la fecha seis pruebas nucleares.
Las dos Coreas concluyeron la cumbre del viernes con una declaración para dirigir ambas naciones hacia la "paz, el bienestar y la reconciliación". Entre las medidas a tomar se contempla el intercambio y la cooperación, así como medidas para la distensión militar y planes para establecer una paz duradera, inclusive un tratado de paz este año y la "completa desnuclearización".
Cómo y en qué plazo se irá concretando todo ello se desconoce por ahora, al igual que las contraprestaciones que espera Corea del Norte.
Expertos en la región recuerdan que Pyongyang ya realizó en el pasado promesas que luego no cumplió y que ahora queda pendiente la parte dura de la negociación.
Kim dijo a Moon además que volverá a establecer en el país un uso horario que coincida con el de Corea del Sur, informó la presidencia. En agosto de 2015 Corea del Norte retrasó oficialmente los relojes del país media hora. La "hora de Pyongyang" está considerada desde entonces la oficial para todo el territorio del país.
El Gobierno norcoreano había anunciado el cierre del centro así como el fin de las pruebas con misiles y armas atómicas hace poco más de una semana. La duda ahora es si se trata de poco más que un gesto. Según geólogos chinos, el centro de pruebas atómicas quedó inservible tras las pruebas nucleares subterráneas. Tampoco se descarta que se haya visto sometido a radiación radiactiva.
Durante la histórica cumbre intercoreana del viernes, Kim prometió a Moon que iba a desmantelar su programa nuclear, pero no dio detalles al respecto.
El sábado Trump se mostró cauteloso sobre las perspectivas de éxito de su encuentro con Kim. "Lo que pase, pasará", dijo Trump durante un mitin en Washington, en el estado de Michigan, un acto que programó justo coincidiendo con la cena de corresponsales de la Casa Blanca, a la que el mandatario no acudió, igual que el año pasado.
Según Corea del Sur, Kim se manifestó optimista sobre el encuentro con Trump durante la cumbre del viernes. El líder norcoreano mencionó en ese contexto los intereses relativos a la seguridad de su país. "Si hablamos más a menudo entre nosotros, creamos confianza y nos hacemos la promesa de poner fin a la guerra y no atacarnos, no hay razón alguna para poseer armas nucleares", dijo Kim, según le cita el portavoz de Moon.
A pesar de que Estados Unidos sigue siendo "basicamente hostil", según palabras de Kim, Washington reconocerá tan pronto como comiencen las conversaciones que él no es la persona que disparará armas nucleares a Corea del Sur o a Estados Unidos.
La disputa por el programa nuclear norcoreano está considerada el conflicto más peligroso de la política internacional. Las tensiones se agudizaron en septiembre pasado tras varias pruebas con misiles por parte de Corea del Norte, nación aislada internacionalmente.
La presión de la comunidad internacional y sobre todo de Estados Unidos sobre Pyonyang se incrementó considerablemente. Desde comienzos de año, Kim emprendió una senda de distensión.
Corea del Norte anunció una semana antes de la cumbre que iba cerrar por completo el centro de pruebas nucleares y de misiles intercontinentales de Punggye-ri. En ese centro se han llevado a cabo hasta la fecha seis pruebas nucleares.
Las dos Coreas concluyeron la cumbre del viernes con una declaración para dirigir ambas naciones hacia la "paz, el bienestar y la reconciliación". Entre las medidas a tomar se contempla el intercambio y la cooperación, así como medidas para la distensión militar y planes para establecer una paz duradera, inclusive un tratado de paz este año y la "completa desnuclearización".
Cómo y en qué plazo se irá concretando todo ello se desconoce por ahora, al igual que las contraprestaciones que espera Corea del Norte.
Expertos en la región recuerdan que Pyongyang ya realizó en el pasado promesas que luego no cumplió y que ahora queda pendiente la parte dura de la negociación.
Kim dijo a Moon además que volverá a establecer en el país un uso horario que coincida con el de Corea del Sur, informó la presidencia. En agosto de 2015 Corea del Norte retrasó oficialmente los relojes del país media hora. La "hora de Pyongyang" está considerada desde entonces la oficial para todo el territorio del país.